Bruselas censura a Sánchez

Bruselas censura a Sánchez

Mientras Sánchez inquieta a los mercados y al conjunto de agentes económicos con la firma del acuerdo con Podemos para tratar de formar gobierno apoyado en los independentistas, a los que matemáticamente necesita para que la investidura prospere aunque sea en segunda votación, Bruselas censura su política económica a través de sus críticas al plan presupuestario para 2020 que el Gobierno envió a Bruselas hace unas semanas.

En su contestación a dicho plan, la Comisión Europea señala que con lo en él contenido se pone en grave riesgo el cumplimiento de los objetivos de déficit y deuda, tanto para 2019 como para 2020. Además, señala que no sólo no reduce el déficit estructural en las casi siete décimas que la UE indicaba, sino que lo incrementa en una décima.

Debido a ese desfase en el déficit estructural, Bruselas le pide al Gobierno que realice los ajustes pertinentes, en cuanto se constituya un gobierno con plenas capacidades, para acabar con esa diferencia. Ese importe es, ni más ni menos, que casi 10.000 millones de euros.

Por otra parte, la UE también entra a valorar el incremento de las pensiones ligado a la inflación propuesto por el Gobierno en dicho plan presupuestario, y le dice que debe buscar medidas de ajuste alternativas para compensar ese incremento en aras de garantizar la sostenibilidad del sistema público de pensiones.

Es decir, que Bruselas llama la atención al Gobierno, y no es la primera vez, por el riesgo a una desviación en la senda de cumplimiento de los objetivos de estabilidad presupuestaria. Tan importante es la presión del gasto, que la UE estima que apenas bajará el déficit sobre el PIB de 2019 a 2020, sólo una décima, para quedarse en el 2,2% el año que viene.

Toda esta presión de gasto y esta previsión de desfase presupuestario se produce sin que todavía se haya constituido el gobierno que han acordado Sánchez e Iglesias, donde las medidas populistas de estos últimos, que Sánchez parece aceptar de buen grado, tensarán todavía más el gasto. Adicionalmente, en una clara desaceleración económica como la que estamos, las subidas de impuestos previstas espantarán la inversión, al mismo tiempo que la subida del salario mínimo interprofesional perjudicará a la contratación, especialmente de los trabajadores con menor cualificación. Por último, la derogación de la reforma laboral, que se producirá a buen seguro, salvo que Podemos renuncie a ello, cosa que no parece muy factible, terminará de parar la creación de empleo, abriendo la puerta a una destrucción del mismo.

Si con una política económica socialdemócrata como la del PSOE Bruselas avisa y prevé ciertos incumplimientos de los objetivos de déficit y deuda, qué no pasará si se aplica una política todavía mucho más expansiva en el gasto, con tintes intervencionistas populistas como la que seguro que estará detrás del pacto que han sellado.

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