Bofetón del Supremo a la Abogacía de Sánchez
La Abogacía del Estado, por orden directa de Pedro Sánchez, se mostró partidaria de que el Tribunal Supremo permitiera el desplazamiento del preso por sedición Oriol Junqueras tanto a la Junta Electoral Central como al Parlamento Europeo para permitir al líder de ERC cumplir con los trámites como eurodiputado tras la sentencia del Tribunal de Luxemburgo. El informe de la Abogacía, filtrado por el Ejecutivo a los separatistas, fue el gesto definitivo que estaban esperando los golpistas para permitir la investidura de Pedro Sánchez. Dicho informe vino precedido de un comunicado de los Abogados del Estado denunciando presiones, y no precisamente del Gobierno, sino de los medios de comunicación. Pues bien, el Tribunal Supremo ha resuelto que Oriol Junqueras no goza de inmunidad y no puede tomar posesión de su acta de diputado porque ha perdido su condición de eurodiputado y porque hay una sentencia firme que así lo establece.
Con una dureza inusual, el Tribunal Supremo califica de «insólita» y «atípica» la posición de la Abogacía, lo que pone de manifiesto que sus argumentos retorcieron a conciencia los fundamentos jurídicos. Por decirlo de una forma más clara: se trataba sencillamente de contentar a los separatistas, aún a costa de forzar el recto entendimiento de la ley. El bofetón del Supremo a la Abogacía es tan sonoro que alguien debería de pedir perdón. Los máximos responsables de una institución con un prestigio labrado durante décadas se plegaron a las exigencias de Pedro Sánchez con un informe a conveniencia de los golpistas. El Supremo, por unanimidad, ha venido a poner orden y dejado claro que una pena privativa de libertad es incompatible para el ejercicio de la función parlamentaria, por lo que la petición de la Abogacía de que Oriol Junqueras fuera a recoger su acta de diputado al Parlamento Europeo era un disparate. El disparate que reclamaron los golpistas y que Sánchez se encargó de ofrecerles a costa del descrédito de una institución -la Abogacía del Estado- que ha quedado triturada.