Blanqueando a Bildu a beneficio de Sánchez

Blanqueando a Bildu a beneficio de Sánchez

Imaginemos que en la segunda votación de la investidura de Pedro Sánchez éste consigue los 123 votos del PSOE, los 42 de Podemos, los 6 del PNV, el de Compromís y el del partido de Revilla; pero que votan en su contra los 66 del PP, los 57 de Cs, los 24 de VOX, los 2 de Navarra Suma, los 2 de Coalición Canaria y pongamos que también se oponen los 15 diputados de ERC y los 7 de JxCat: tenemos un empate a 173 y sólo faltan por votar los 4 diputados de EH – Bildu. Hay 3 diputados de JxCat y 1 de ERC que están suspendidos lo que situaría la votación 173 a 169, pero hasta en este caso Sánchez necesitaría que se abstuviera al menos 1 de los diputados de Bildu. También en Navarra la socialista María Chívite necesita la abstención de Bildu para ser investida. Esta circunstancia no es nueva, los socialistas navarros podrían haber arrebatado el poder a UPN en 2007 y en 2014 si hubieran aceptado los votos de los abertzales, pero tanto Zapatero primero como Rubalcaba después mantuvieron un cordón sanitario que ahora Pedro Sánchez va a romper.

En este sentido debemos interpretar las declaraciones de la ministra Portavoz en funciones, Isabel Celaá, cuando aseguró la semana pasada que en España “no hay ninguna fuerza política ilegalizada” lo que quiere decir que “todos los escaños son legales y legítimos” y no hay ningún problema en hablar con Bildu. En la misma línea que la ministra de Justicia, Dolores Delgado, había declarado que tanto el PDeCat como ERC y Bildu “han aceptado la Constitución”. También los medios de comunicación de izquierdas han empezado hace tiempo esta campaña de blanqueo de Bildu. Se ha llegado a afirmar en un medio de ámbito nacional que “quienes llaman terroristas a Bildu y quieren desprestigiar a quienes pacten o dialoguen con ellos, deberían reflexionar sobre hasta qué punto el fascismo que señalan en el ojo ajeno no lo tienen en su propia casa”.

Para justificar la ruptura del cordón sanitario a los proetarras, argumentan los socialistas y los medios de comunicación que les están ayudando a blanquear a Bildu, que ETA ya no existe y que nadie puede decir que ese partido sea el brazo político de la banda terrorista porque así lo sentenció el Tribunal Constitucional en 2011. Recordemos que fue el voto del presidente del TC, Pascual Sala, el que rompió el empate en una votación en la que los 6 magistrados propuestos por el PSOE se impusieron a los 5 que estaban a favor de mantener la resolución del Tribunal Supremo que había ilegalizado todas las candidaturas  de Bildu al considerar que éstas se enmarcaban dentro de un proyecto “gestionado, dirigido, coordinado y articulado por el complejo ETA – Batasuna”.

Sólo hay que escarbar un poco en la hemeroteca para encontrarnos con el parlamentario de Bildu, Julen Arzuaga, rechazando que el Gobierno “ofrezca esclarecimiento” a las víctimas de ETA “a cuenta de más dolor” como el que generan las nuevas detenciones de etarras. A la candidata de dicho partido en San Sebastián, Reyes Carrere, ofreciendo pisos de alquiler social y empleos a los presos de la banda terrorista que salen de prisión. Al ex jefe de ETA, David Plá, sosteniendo un cartel propagandístico pidiendo el voto para Bildu a su salida de la cárcel. La lista de abertzales que se esfuerzan cada día en demostrar el error que supuso la ignominiosa sentencia del Tribunal Constitucional es interminable. Vemos a Arnaldo Otegui exigiendo la inmediata puesta en libertad del etarra Josu Ternera y nos acordamos del masón Pascual Sala, de sus 5 compinches propuestos por el PSOE y de toda su familia. Ellos son los culpables de que los demócratas tengamos que soportar a los amigos de los etarras dentro de las instituciones y de que ahora se pretenda blanquear a Bildu para investir a Sánchez.

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