Con Biden el mundo es más inseguro
Es un presagio anunciado desde hace mucho tiempo por multitud de sondeos: Joe Biden y los demócratas serán pulverizados en las elecciones de mitad de mandato de noviembre de este año, los comicios a través de los que se renueva gran parte del Congreso de los EEUU y que suceden cada cuatro años. Esa es la herencia que el presidente de los EEUU deja a nivel político para los suyos en el ámbito doméstico. Un verdadero desastre. A ello hay que añadir que todas sus promesas dirigidas a sus compatriotas han ido siendo incumplidas desde el primer minuto. Ni la gestión del coronavirus, ni la gestión de la economía, ni la promoción de sus iniciativas son un activo a su favor.
Sorprende que se escriban ríos y ríos de tinta estos días sobre Boris Johnson en España, auspiciados por la checa mediática del ‘sanchismo’, mientras se guarda un asombroso mutis por el foro con la malograda política del presidente de los EEUU. Poco se ha escrito en España por esa disparada inflación a máximos históricos, por la suspensión judicial a los planes de la vacunación obligatoria de Biden y un largo etcétera.
Pero si ese es el resultado de Biden dentro de su país, mucho más preocupante es el balance que el presidente de la primera potencia deja para la seguridad internacional. A uno podría gustarle más o menos Trump, pero no podrá poner en duda que el mundo era más seguro bajo su presidencia que ahora bajo la administración Biden. Y pondré varios ejemplos.
El actual inquilino de la Casa Blanca es responsable en buena parte de los problemas con el presidente ruso. A los dos meses de llegar a la presidencia estadounidense, Biden llamó a Putin “matón” y nunca se retractó de sus palabras. ¿Puede uno imaginar la que se hubiera montado si eso mismo le hubiera llamado Trump a otro presidente? Además de ello, Biden ha manejado con gran torpeza las relaciones con Rusia. En el primer año de su presidencia, Trump se había visto y hablado con Putin en más de una docena de veces. El actual presidente de EEUU lo ha hecho en algo más de la mitad de las ocasiones que lo había hecho su antecesor y buena parte de ellas fue para increparlo o reñirle por algo.
De aquellos barros, estos lodos. La distensión actual entre EEUU y Rusia va a ser difícil mientras la actitud de Biden no reduzca las cotas de testosterona que le han sobrado en su primer año de mandato. Si Biden cree que puede ir por el mundo como ‘gendarme’ mundial y en actitud chulesca, los resultados serán muy infructuosos.
Otro escenario de crisis inminente lo tenemos en Corea del Norte. El país comunista en manos del sátrapa Kim Jong-un ha anunciado ya una posible reanudación de las pruebas nucleares y de misiles de largo alcance. El líder norcoreano había decretado una moratoria en los ensayos nucleares y de misiles intercontinentales en 2018, pero amenazó con levantarla después del fracaso en las negociaciones con el entonces presidente Donald Trump en 2019. De hecho, bajo la presidencia de Trump, Corea del Norte paró toda clase de ensayos entre noviembre del 2017 y abril del 2019.
Durante el primer año de Biden, el país norcoreano realizó siete ensayos militares, entre los que se incluyeron maniobras con misiles de crucero de largo alcance, con un proyectil disparado desde un tren y otro desde un submarino.
Y cómo no, la desastrosa retirada de tropas de Afganistán. La semana pasada vimos como un islamista radical de origen pakistaní secuestraba en una sinagoga a cuatro personas en Texas, EEUU. Desde mediados del pasado año, el mundo es más inseguro desde la vuelta al poder de los talibanes, y todo ello permitido, tolerado y no sancionado por la actual administración estadounidense.
¿Cómo puede ser que Biden tenga el gatillo tan fácil con Putin y no haya impuesto aún ni media sanción a los talibanes? Está claro que Occidente, lugar del mundo en el que se enmarca España, se expone a unos grandes desafíos, riesgos y amenazas que podrían haberse evitados si la maquinaria diplomática estadounidense hubiera estado engrasada para conocer donde están verdaderamente las grandes amenazas para la seguridad nacional occidental en lugar de entretenerse en juegos de la Guerra Fría caducos y trasnochados. Pero de todo esto el 95% de los medios de comunicación no le dirá nada.