Bajo la manta de Aldama está el cuerpo corrupto del sanchismo
La confesión ante el juez, por voluntad propia, del cabecilla del caso Koldo, Víctor de Aldama, marca un punto de no retorno y dinamita la estrategia del PSOE y de Moncloa de convertir a José Luis Ábalos en el chivo expiatorio de una trama que afecta de lleno al presidente del Gobierno y su partido.
Porque Aldama ha colocado a Pedro Sánchez en el centro mismo de un caso que va mucho más allá del cobro de comisiones por parte de diferentes administraciones socialistas, sino que se extiende hasta dibujar la siniestra manera en el que Gobierno de España trató de burlar la prohibición internacional que impedía a la número dos del régimen venezolano, Delcy Rodríguez, pisar suelo español. Y Sánchez no es que estuviera al tanto, sino que incluso iba a asistir a una clandestina cena organizada en honor de su anfitriona.
Aldama ha tirado de la manta y ha dejado al PSOE y a Pedro Sánchez desnudos, mostrando la anatomía corrupta de un Gobierno y un partido que, según el comisionista, funcionaba como una organización mafiosa.
Sánchez no puede seguir blindado en la Moncloa sin responder a las gravísimas acusaciones que le convierten en principal responsable de colaborar con una trama que se infiltró hasta el corazón mismo de Ferraz y las administraciones del Estado controladas por el PSOE.
La confesión del empresario en prisión de que su foto con Sánchez no fue casualidad, sino que acudió al encuentro con el presidente en un mitin socialista porque el presidente quería agradecerle sus servicios, es la constatación de que el caso Koldo, como el caso Begoña Gómez, no son otra cosa que derivadas del caso Sánchez.
Esa es la cuestión de fondo: que estamos ante un Gobierno y un partido que ha pervertido hasta la náusea el funcionamiento de las instituciones actuando de forma siniestra en beneficio de su propio interés y utilizando el poder a modo de sucio negocio
Temas:
- caso Koldo