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¡Ay!, esas abuelas

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  • Jaime Peñafiel
  • Periodista político y del corazón. Experto en noticias sobre la aristocracia y la familia real. Ex redactor jefe de la revista ¡Hola! y fundador del diario El Independendiente y La Revista. Escribo sobre la Casa Real.

Que difícil me está siendo hoy escribir esta columna bajo el impacto emocional de la peor tragedia que está asolando ese pedazo entrañable de España que es la Comunidad Valenciana. Ello me recuerda los 12.000 muertos del terremoto de Agadir de 1960 y los más de 30.000 muertos del terremoto de Irán de 1962  que yo cubrí para Europa Press como enviado especial. Nunca los había podido olvidar hasta que se han producido los más de 200, a la hora de redactar esta crónica, ya que, para mí, son mucho más dolorosos porque son mis muertos, nuestros muertos.

Abuelas, amor incondicional

Las abuelas son una fuente inagotable de amor incondicional y apoyo no sólo para padres sino –y sobre todo– para nietos. Están siempre ahí, en cada paso del camino, brindando consuelo, consejos, y aliento cuando más lo necesitan. Su presencia da una sensación de seguridad y enseña el verdadero significado de la familia. La sabiduría acumulada a lo largo de los años es una de las mayores riquezas que nuestras abuelas tienen para ofrecer a sus nietos. Sus consejos y enseñanzas son inevaluables aunque, a veces, no los entiendan. Como los consejos que Menchu Álvarez del Valle le dio a su nieta Letizia cuando ésta le informó que iba a casarse con el príncipe Felipe y que contaremos más adelante, pues ella había atravesado ya muchas etapas de la vida y superado desafíos.

Fue muy desagradable para Letizia ver a su abuela Menchu acudir en solitario, en julio de 2012, a declarar en el Juzgado de Cangas como imputada por un delito de alzamiento de bienes. Aunque hay que reconocer que estos problemas no fueron tan transcendentales como a los que su nieta se iba a enfrentar.

Nuestras abuelas son una inspiración para la superación. Han vivido en épocas de cambios rápidos y se han enfrentado a adversidades, muchas veces, con valentía. Como doña Sofía que, a pesar de las dificultades, ha demostrado tener fuerza interior suficiente para hacer frente a las recientes dramáticas circunstancias personales que han sacudido su vida.

Por ello, estar con nuestras abuelas trasciende cualquier fecha conmemorativa, como hemos visto estos días con motivo de la entrega de los Premios Princesa de Asturias en los que la presencia de la abuela Sofía no estuvo suficientemente acompañada del amor y los detalles de sus nietas Leonor y Sofía, que no le prestaron la adecuada atención a las puertas del Teatro Campoamor de Oviedo. Se las vio haciendo todo lo posible por mantenerse lejos de su corazón, sin tener en cuenta esos momentos valiosos que pueden guiarlas en el camino de la vida.

Y si hablamos, como vamos a hacer de dos abuelas en particular, la Reina Sofía o Menchu Álvarez, la influencia traspasa generaciones para tenerla directa con las nietas. Estas mujeres son doblemente madres, en especial si su descendencia es femenina. Como en nuestro caso: Letizia, Leonor y Sofía. No importa cuánta afinidad o recuerdos infantiles tengan de sus abuelas a las que están unidas por los genes. La carga genética que se transmite de la madre a la hija viene directamente relacionada con la abuela que, a nivel genético, ha dejado su huella, sin tener nada que ver con la crianza. No sólo son las características físicas las que estas jóvenes han heredado. También las vivencias emocionales de las abuelas que pueden heredarse.

Los consejos de la abuela Menchu

OKDIARIO publicó en su día la entrevista póstuma que la abuela paterna de Letizia, la locutora asturiana Menchu Álvarez del Valle, había concedido el 7 de diciembre de 2019, entrevista que sólo podía ver la luz una vez que ella hubiera fallecido (a su entierro no asistió Letizia, y a la que recordó en Oviedo). Dudo que Leonor supiera que, de haber seguido su madre los consejos de la abuela, ella no existiría.

Menchu no podrá negar, donde quiera que esté, que se cumplieron sus deseos póstumos de no hacer públicas sus conversaciones con su nieta Letizia, con la que siempre mantuvo una entrañable, auténtica y sincera relación. Por ese motivo, le contó su deseo de casarse con el entonces príncipe: «Abuela estoy enamorada de Felipe». En los videos que se publicaron en OKDIARIO se escucha a Menchu intentando quitarle esa idea de la cabeza: «Cuando me contó que se iba a casar, yo le dije: ‘Eres libre de hacer lo que te de la gana. Pero ¿tu estás bien de la cabeza? ¿Dónde te crees que te vas a meter? Déjate de tonterías. ¡Qué enamorada ni enamorada! Pégate un revolcón de vez en cuando y ya vale’». A lo que Letizia le respondió: «No, abuela, estoy enamorada».

Esta conversación entre abuela y nieta se la relató la propia Menchu a la Reina Sofía: «Que me dijo ‘¡Qué valiente es tu nieta, Menchu!’». A lo que la abuela le contestó: «No será porque yo no le quité las ganas». La Reina, sorprendida, le preguntó: «¿De verdad que como abuela le quitaste las ganas de casarse con mi hijo?». «Claro, porque la quiero mucho. Para meterse ahí, hay que nacer ahí. A ella le va a costar mucho trabajo».

Chsss…

Mientras que el resto de la Familia Real mantenía una apariencia elegantemente discreta, ella llamaba la atención eclipsando a todos con un espectacular e «inadecuado vestido de volante XXL», según la revista alemana Bunte.

Ella se ríe de que el juez cite al responsable jurídico de la Complutense. A mí… ¡¡¡plin!!!

Lleva razón el compañero: en el viaje del número Uno a la India, ella pretendió ser… Letizia.

Denuncian a un médico de un hospital de Barcelona por no hablar catalán con una paciente.

Muy bueno lo del compañero al calificar a la corte itinerante de ministros que acompañan al Uno: el asesor que le alinea los bolis y el que le convalida las mentiras.

Lleva razón Federico: la portada de la revista de mis amores y mis dolores es todo «un publirreportaje que oculta más que enseña».

El recorte a 37,5 horas semanales de Yolanda Díaz amenaza el crecimiento si no se cierra antes la brecha de productividad con los países desarrollados.

Si en un país tan poco productivo como España caen las horas trabajadas, la competitividad se ve lastrada. Encima creciendo el absentismo laboral día a día.

Me ha pasado lo que al Real Madrid cuando creí que le habían concedido el Balón de Oro a Vinicius, anticipando la noticia.

A pesar de que le comunicaron por teléfono que su hija tenía 40 de fiebre, continuó junto al impresentable que había abusado de ella, con el miembro en la mano, y que la llevaba a su casa para intentarlo de nuevo.

¿Y Monedero? Otro que tal anda con sus idas y venidas a la Venezuela de su admirado Maduro.

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