La Audiencia de Madrid señala a Begoña Gómez por tráfico de influencias

Ya no es sólo el juez Peinado, sino la Audiencia Provincial de Madrid la que cree que Begoña Gómez pudo haberse «prevalido de su posición» como esposa del presidente del Gobierno para obtener beneficios profesionales. El párrafo es demoledor: pudo haber utilizado su condición para «vender supuestos favores u ofrecer supuestas influencias, siempre, eso sí, a cambio de contraprestaciones». Ese «siempre a cambio de contraprestaciones» contenido en el auto nos conduce directamente al delito de tráfico influencias por el que la esposa de Pedro Sánchez está imputada, además de otros supuestos delitos.
Si uno consulta el Código Penal en lo relativo a este ilícito puede leerse lo siguiente: «El particular que influyere en un funcionario público o autoridad prevaliéndose de cualquier situación derivada de su relación personal con éste u otro funcionario público o autoridad para conseguir una resolución que le pueda generar directa o indirectamente un beneficio económico para sí o para un tercero, será castigado con las penas de prisión de seis meses a dos años, multa de tanto al duplo del beneficio perseguido u obtenido, y prohibición de contratar con el sector público».
Si cambiáramos el «particular» genérico al que se refiere el artículo 429 del Código Penal por el nombre de Begoña Gómez, esposa de la «autoridad» Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, parecería, a tenor de sus actuaciones encaminadas a buscar financiación para su cátedra en la Complutense y su mediación para que algunos de los financiadores obtuvieran ayudas públicas, que el artículo citado encaja como un guante en el delito de tráfico de influencias.
Un profano en derecho diría «verde y con asas», pero como queremos ser muy respetuosos con la presunción de inocencia vamos simplemente a terminar recordando lo que afirma en su auto la Audiencia Provincial de Madrid: Begoña Gómez pudo haber utilizado su condición de esposa del presidente del Gobierno para «vender supuestos favores u ofrecer supuestas influencias, siempre, eso sí, a cambio de contraprestaciones».