Aplauso y cacerolazo

Aplauso y cacerolazo

“Como no estás experimentado en las cosas del mundo, todas las cosas que tienen algo de dificultad te parecen imposibles”, advierte don Quijote a Sancho en la monumental novela de Cervantes. Tenemos un Gobierno que en este sentido se parece a Sancho Panza, está formado por ineptos con una fuerte carga ideológica pero nula experiencia en la gestión de dificultades. Así, como la Sanidad estaba transferida a las Comunidades Autónomas, a Pedro Sánchez le pareció buena idea poner al frente de ese Ministerio casi sin competencias a Salvador Illa, un político catalán, delfín de Iceta, que posee estudios de Filosofía y tiene la experiencia de haber sido alcalde del pueblo de 10.000 habitantes en el que nació, La Roca del Vallés (Barcelona). Y la gestión de las residencias de ancianos, también descentralizada, se la dio a su vicepresidente Pablo Iglesias, que como todos sabemos estudió Políticas y ha gestionado muy bien su casoplón de Galapagar y nada más. Y a estos hachas se les vino encima la crisis del coronavirus y se quedaron con la boca abierta, balbuceando y sin saber qué hacer. ¡CACEROLAZO!

Todos los días a las 8 de la tarde los españoles nos asomamos a nuestros balcones y terrazas para expresar de la mejor forma que podemos el agradecimiento que sentimos hacia esos quijotes que sí saben enfrentarse a las dificultades y superarlas con su fantástica formación, su amplia experiencia, su magnífico esfuerzo y un espíritu de sacrificio que merece nuestro mayor respeto y admiración. Cada día nos emocionamos al darles las gracias de la única forma que podemos, mediante nuestros más fuertes y sinceros aplausos que nos saben a poco. Aplausos que dirigimos sobre todo a los sanitarios, farmacéuticos, fuerzas del orden y militares que en primera línea se juegan la vida contra el bicho. Pero también a los barrenderos, empleados de supermercados y tiendas de alimentación, conductores de autobuses, taxistas, repartidores y todos esos pequeños héroes de la empresa pública o privada que nos permiten a los demás quedarnos en casa y permanecer a salvo. ¡APLAUSO!

Y desde casa todavía hay muchos que quieren hacer más que aplaudir, como esas monjas que se han puesto a coser mascarillas o todos esos manitas que, con una simple impresora 3D, están fabricando máscaras de protección y hasta respiradores, que son de tanta ayuda en esta emergencia sanitaria. El señor don Amancio Ortega e Inditex, el Corte Inglés, el Banco de Santander, Ikea y tantas otras empresas y profesionales que han puesto su dinero y sobre todo sus conocimientos sobre importaciones y fabricación y unos medios logísticos que son ahora tan bien venidos como necesarios. Para todos ellos, ¡APLAUSO!

Muchos piensan que este es el momento de estar unidos y que ya habrá tiempo para exigir responsabilidades cuando pase esta crisis y podamos empezar a recomponer todo lo que se haya llevado por delante. Desconozco si tienen o no razón. Sólo sé que cada día, cuando dan las 9 de la noche, no puedo evitar agarrar una cuchara y una cacerola para expresar, del único modo que me dejan, el enfado y la frustración que siento contra los ineptos gobernantes que nos están causando tanto dolor. Y también así me uno a mis vecinos que protestan como yo contra este Gobierno que ha tomado tan tarde todas sus decisiones, que se negaron a reconocer el peligro hasta que se celebró la manifestación comunista del 8M, que no avisaron sobre lo que estaba pasando en otros países, que se rieron y tacharon de alarmistas a quienes les avisaban de lo que era evidente que iba a ocurrir, que ignoraron las advertencias de la Organización Mundial de la Salud y de la Unión Europea, que perdieron la oportunidad de haber comprado a tiempo todo el material sanitario que ahora no tenemos, que están poniendo en peligro la vida de nuestros sanitarios y policías por su imprevisión. Y que al mismo tiempo que nos reclaman unidad, se aprovechan del virus para cerrar nuestro Parlamento, impidiendo así toda crítica y oposición como estos hacen en todas las dictaduras chavistas en las que gobiernan. Contra todos ellos, ¡CACEROLAZO!

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