Antiguallas: Tamames, Pumpido y los PPP

Antiguallas: Tamames, Pumpido y los PPP

Es difícil saber cuál de las dos tontunas es más extemporánea: que, a nueve meses de las elecciones, Vox plantee una moción de censura completamente inútil para los intereses del propio partido y de la oposición al sanchismo, o que, para dicha moción, se elija como candidato propuesto a un político de hace 40 años.

En cuanto a lo primero, la presentación de la moción sólo servirá para la auto justificación de la estrategia en un partido que se impone la obligación de estar haciendo siempre cosas diferentes y altisonantes, sin caer en que muchas veces lo acertado es no hacer nada. Fue Napoleón quien dijo que «cuando el enemigo se está equivocando nunca hay que interrumpirlo».

Y respecto a la elección de Ramón Tamames, no hay que llegar a la valoración de sus cualidades como economista y como político, sino que basta con asumir, sin que exista ningún desprecio, que es un protagonista de otro tiempo. Es cierto que sirve para ejemplificar la transversalidad social, ideológica e incluso etaria del rechazo que genera Pedro Sánchez, pero no hay necesidad de sacar a pista a un pura sangre que ya corrió sus mejores carreras y que, por su obra política y académica, es padre y abuelo de campeones.

En los tiempos en que corría el viejo catedrático, en el Congreso de los Diputados existía otra altura intelectual y otro desenvolvimiento comportamental; se oían los discursos y las intervenciones de los demás, se argumentaba con razones y se construían discursos meritorios, oportunos y coherentes con los temas que se trataban.  Ahora solamente se intenta desacreditar al contrario con frases ocurrentes precocinadas por los asesores, que se sueltan, vengan o no a cuento, para incitar al aplauso o al abucheo de las bancadas.

Por ambos motivos, Sánchez no puede ocultar la alegría que le produce el posible enfrentamiento. Todavía sin que se concrete la moción ya la está echando de menos. «¿Van a mantener al señor Tamames como candidato o precandidato para la moción de censura? Porque esa es la cuestión, señorías». Esa y otras frases parecidas es lo único que, sin tener nada que ver, respondió el presidente a las interpelaciones de la oposición el pasado miércoles.

Aunque parezca insólito, otro que se ha empeñado en parecer sacado de otros tiempos, de tiempos en que no se actuaba bajo el imperio de la ley, es Cándido Conde-Pumpido.  En pocos días ha impuesto su principio de la primacía interpretativa del derecho, consagrando, con su teoría de las togas polvorientas, la sumisión de la ley positiva a la orientación ideológica.

Con la no aceptación de la separación de los magistrados objetivamente «prevenidos» en la revisión de la ley del aborto (por haber participado, de una u otra manera, en los preámbulos de la ley recurrida), ha acabado con la institución de la separación y la recusación de los jueces, dañando gravísimamente la imparcialidad judicial, que es algo que tiene que ser y parecer.

También es propio de otras épocas, el acercamiento frívolo y utilitarista del Tribunal Constitucional de Pumpido al problema de fondo. Y es que la consideración del aborto como un derecho (obviando su consideración moral, los avances de la ciencia médica y la sensibilidad y el compromiso de la sociedad en la defensa de los más débiles), se corresponde más con aquellos tiempos del `nosotras parimos, nosotras decidimos´.

Por último, Ione Belarra, con su patética utilización de los PPP (pezones para provocar), definitivamente se ha instalado en el mayo del 68 francés o en el hippismo de los 70. ¡Esta mujer se ha puesto a reivindicar el sinsostenismo como si fuera nuestras abuelas!

Pero a estas alturas ya nos parecemos a los alumnos que, en la película El sentido de la vida de los Monty Phyton, se dormían mientras el profesor les daba explícitas clases prácticas de educación sexual, y ya nadie se escandaliza con las provocaciones de la ministra. Unos pensarán que es un poco cochina o chabacana, otros que a su tipo y a su ojijunta cara de pan le pega más el tipo galleta maría que el de capuchón de bic, y todos que, en realidad, lo que pretende es desviar la atención de un problema que, con el permiso del presidente Sánchez, han creado ellas para encarnizar a todas las víctimas de los delincuentes que están excarcelando.

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