Este Real Madrid no tiene un pase. Pero tiene a Mbappé. Como para que el francés descanse algún día. Hasta en Talavera acabó siendo decisivo con un doblete y una gran jugada que provocó el 0-2 en propia puerta. Los locales nunca se rindieron y el equipo de Xabi Alonso, que sale más que tocado, hundido, perpetró unos 20 minutos infames que a punto estuvieron de costarle una eliminación histórica y humillante. Si Xabi no es la solución, es porque ya es el problema.
Xabi Alonso miraba la tapa del yogur de su continuidad en el banquillo del Real Madrid y no encontraba la fecha de caducidad. Sabía (y sabe) que no le queda mucho, así que por si acaso era en Talavera su último baile sacó a danzar a Mbappé, su particular Fred Astaire. Para los locales era bailar con la más fea, claro. Y no sólo Mbappé, que en el resto del once sólo se estrenaba el canterano David Jiménez, porque el Madrid está más escaso de laterales diestros que Pedro Sánchez de apoyos parlamentarios.
Ni rastro de ningún otro chico de Arbeloa, el elegido para la sucesión de Xabi. Ni Joan Martínez, ni Valdepeñas, ni Thiago ni Cestero. Sólo jugadores del primer equipo del Real Madrid con ese asterisco administrativo de Mastantuono, que no era titular desde antes de la crisis. Lunin guardaba la meta porque Courtois se había quedado, como Rüdiger y Valverde, en Madrid. La defensa era para David Jiménez, Huijsen, Carreras y Fran García. En el centro del campo Xabi Alonso apostaba por la talentosa y endeble dupla Ceballos-Güler. Por delante, una línea de tres con Mastantuono, Mbappé y Gonzalo. Y arriba Endrick, el brasileño que ya tiene un pie en el Lyon porque en el Real Madrid sólo aspira a estos partidos.
En el banquillo de Xabi Alonso había más dinero que en casa de Vicente Fernández, el colegui de Chiqui Montero que se lo llevó crudo de la SEPI. Allí estaban Tchouaméni, Bellingham, Vinicius y Rodrygo. Casi nada. Enfrente el Talavera estaba dispuesto a oponer un trailer de ilusión, intensidad y disciplina, esas cosas que tanto escasean en el Real Madrid. Superaba por poco el reloj las nueve de la noche cuando echó a rodar la pelota por El Prado.
Domina el Madrid
Nació sin dueño el partido pero el Real Madrid estuvo muy cerquita de marcar por la vía rápida. Fue un robo de Endrick, que metió un pase magnífico a Mbappé. El francés lo tenía todo a favor para abrir el marcador y ponerse a dos del récord goleador de Cristiano Ronaldo. Pero se durmió, se adornó, se embelesó y Jaime González, el meta del Talavera, se le echó encima y sacó un pie milagroso para evitar el 0-1.
Apretó entonces el Talavera con más entusiasmo que otra cosa pero la pelota era del Real Madrid. Faltaba algo de movimiento entre los tres de arriba –Mbappé, Endrick y Gonzalo– y la velocidad de circulación tampoco era una cosa del otro mundo. Resistían los locales el asedio del equipo de Xabi Alonso, que tuvo su segunda ocasión en una falta directa botada por Mbappé en el minuto 13. El golpeo fue un espanto y no llegó a levantar la pelota ni un palmo del césped.
Luego Huijsen hizo de las suyas con un control que se le coló por debajo de la pierna y estuvo a punto de liarla parda. La cosa acabó en nada. Se agitó el partido y Endrick reclamó un penalti de Cuenca, que tocó la pelota en el último suspiro. Otra vez el brasileño sería protagonista de una doble ocasión tras un buen envío desde la derecha de David Jiménez. Sus dos remates se toparon con sendos defensores talaveranos.
Jaime lo para todo
El gol del Real Madrid sólo parecía cuestión de tiempo. Puedo caer en el 21 después de un cabezazo a bocajarro de Gonzalo que repelió bajo palos el portero del Talavera. El partido era un gol regañao que se jugaba en el área local. Se sucedían las ocasiones del equipo de Xabi Alonso como la que protagonizó Ceballos al filo de la media hora. O la falta botada por Güler que hizo volar a Jaime González para sacar otra mano prodigiosa.
El Real Madrid volvía a ser víctima de su insoportable falta de portería. En el 34 la tuvo Di Renzo, que se favoreció de una cantada de Huijsen para empalar desde fuera del área una media volea. Su remate se marchó a la derecha de Lunin. Fue un espejismo porque la pelota era monopolio visitante. Mastantuono en el 36 cabeceó a la autopista. Percutía el Madrid con los laterales muy amplios y profundos pero el gol no llegaba.
En el 39 al Real Madrid, aunque no se lo crean, le pitaron un penalti. Lo hizo Cuadra Fernández, desde ahora bulto sospechoso. Fue una mano de Marcos Moreno cuanto menos dudosa. Mucho más que otros penaltis que no le pitan a los blancos en la Liga. La pena máxima se la pidió Mbappé, que tuvo que convencer a Endrick de que se dejara de tonterías. El francés engañó a Jaime y anotó el 0-1.
Pena máxima
El Talavera acusó el sopapo y encajó el 0-2 justo antes del descanso. Fue una buena jugada de Mbappé pegado a la línea de fondo que acabó con un gol en propia puerta de Manuel Farrando. Y con esa desgracia para los locales, y la gente jurando en arameo contra Cuadra Fernández, nos fuimos al descanso con el Real Madrid (medio) clasificado.
Regresamos del entreacto con la misma tónica y el mismo dominio del Real Madrid. Mbappé volvió a fallar otro mano a mano después de haber sido asistido por Endrick. El francés se plantó ante Jaime en el mano a mano pero su remate con el exterior le salió más torcido que la torre de Pisa. En el 64 Xabi hizo el primer cambio y sacó del campo a Mastantuono para meter a Rodrygo.
En el 67 de nuevo voló Jaime para sacar otra falta directa botada por Güler. Respondió el Talavera en el 69 con un disparo de Pitu dentro del área que se marchó a las nubes. Otra vez el meta talaverano sacó un remate a bocajarro, en esta ocasión del canterano David Jiménez. Xabi metió en el 76 a Tchouaméni y Bellingham por Güler y Endrick.
Y justo entonces, cuando el Real Madrid parecía clasificadísimo, llegó el gol del Talavera. Farrando remontó la banda y retrató a David Jiménez. La puso al área y nadie atinó a despejar. La pelota llegó al segundo palo y allí, libre de marca, Nahuel fusiló a Lunin. Vibraba El Prado al grito del «¡¡¡sí se puede!!!». Apretó el Talavera alentado por su público. Aunque no se lo crean sufría el Madrid, que no olía la pelota. El canterano Cestero fue el último cambio de Xabi. Se fue agotado Ceballos.
Menos mal para el Madrid (y para Xabi) que Mbappé se sacó un derechazo lejano que se comió el héroe Jaime para lograr el 1-3 y poner algo de calma para el equipo blanco en los minutos finales del partido. Bellingham quiso darle emoción con una falta estúpida que derivó en el segundo tanto del Talavera. Lo marcó Di Renzo después de que el libre directo se estrellara contra el travesaño.
Aún le dio tiempo al Talavera a tener el 3-3. Lo evitó Lunin con una parada propia de Courtois en la última jugada del partido. Al final pasó el Real Madrid pero lo hizo con más pena que gloria y demostrando, un partido más, que es un equipo roto, sin fútbol ni espíritu, que necesita un giro de timón y lo necesita ya. Si Xabi Alonso no da con la solución, es que empieza a ser el problema.