¡Ándele, cuate!

¡Ándele, cuate!

A Javier Aguirre le ficharon para evitar un descenso y lo hizo, como él mismo recuerda, merced a una parada milagrosa de Manolo Reina en el Ramón Sánchez Pizjuán contra el Sevilla. Cumplido el objetivo tras una victoria en Pamplona a modo de colofón, el director de fútbol del Mallorca, Pablo Ortells, decidió renovar su contrato con idéntica meta: «me conformo con lograr la permanencia en la última jornada», dijo. Pero, dejándose llevar del entusiasmo generado por la novena posición en la tabla quiso repetir la jugada con cartas diferentes, evidente error.

Y aquí estamos, a punto de terminar el tercer ejercicio, salvado por los pelos y porque se han encontrado tres equipos peores, cruzando un océano que el almirante de la planta noble de Son Moix imaginaba menos tumultuoso y el capitán de la nave, ya con los dos pies en muelle firme, ha pilotado con una tripulación diseñada al estilo de quien manda y no al de aquel que ha tenido que obedecer. Como la vida misma.

Los lectores de este blog y quienes lo siguen en facebook, twitter, linkedin, mallorcainforma.com, okdiariobaleares o lo reciben directamente en sus correos, han podido conocer el evidente abismo que ha separado ambas ideas, la del club y la del entrenador. Esta ha sido la principal causa por la que el balance ha peligrado aun con el disfraz de la final de Copa del Rey cuya influencia en su menor rendimiento mental y físico, en medio del tramo más importante de la liga, han reconocido los propios jugadores.

Nada que reprochar al técnico cesante, pero comparar su legado con el testamento de Juan Carlos Lorenzo, Antonio Oviedo, Serra Ferrer, Héctor Cúper, Luis Aragonés e incluso Gregorio Manzano constituye una osadía impropia aun sin dejar de agradecer su trabajo, profesionalidad y honradez. Ha hecho aquello por lo que vino y, más allá de gustos personales y respetables opiniones entre los defensores de su estilo y los detractores de su dibujo, brindamos con un tequila reposado sin limón ni sal («eso es para los turistas») con nuestros mejores deseos.

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