La alimaña se esconde
El silogismo aristotélico es un razonamiento de tipo deductivo que, a través de dos premisas, una general y otra particular, logra conseguir una conclusión lógica para llegar a la verdad de un enunciado. Apliquemos el silogismo a los resultados del 23J. Premisa mayor: «Feijóo ganó las elecciones». Premisa menor: «Las perdió Sánchez». Conclusión: el autócrata, miente, lo normal en él, por arrogarse la victoria. ¿Cuándo saldrá de La Moncloa, y de nuestras vidas, esta alimaña?
Ya cerró el casting de lo peor de cada tribu separatista para enrocarse en el búnker. Su guardia de corps la forma, EH Bildu, con el capo mafia Otegi y sus 37 criminales condenados de ETA en sus listas; más el ogro de ERC, Junqueras, que no olvida recordarnos, siempre que puede: «Lo volveremos a hacer». Y otros que tal bailan, como la lela comunista de Sumar, o los mendigos del PNV, de ideología fluctuante, que se van con quien más paga. El último en unirse al contubernio fue el prófugo Puigdemont, ahora en stand by, porque ni siquiera Sánchez puede garantizarle que no acabará entre rejas. Una tropa infame, con una única misión: romper España, reventar la Constitución y destruir la Monarquía. Con tal lote de facinerosos, tan vil alimaña pretende perpetuarse en el poder, todo trata de poder.
Se largó de vacaciones a La Mareta por la vía rápida, porque es un tremendo cobarde y no tiene, lo que hay que tener, para presentarse ante Felipe VI en Marivent y explicarle lo que trama. Un sanchismo muy altanero y muy agravado nos espera, ríos de impuestos, más autobombo y un torrencial gasto público. El cerebro kafkiano de Sánchez quiere amargarnos la existencia. Sólo un milagro nos devolvería la fe que, hasta el 23J, tuvimos en el futuro. Con Sánchez, volverá el fraude, sus interminables mentiras y sus promesas vacías. Esta alimaña vino al mundo para hacer infeliz a la gente.
Ayuso le cortó un lindo traje: «Sánchez ha hecho lo mejor que sabe hacer, traicionar su palabra y a los que confiaron en él. En el año 2020 impuso dos estados de alarma que, más que luchar contra una pandemia, minaron el Estado de derecho, la legitimidad del Parlamento y la forma de vida de cualquier español. Es el ser con más ego y menos decencia que ha habido en política. Odia lo transparente y le excita la confusión. Ya tiene todo pactado con los enemigos de España». Ayuso lo ve claro: «Vamos camino de una dictadura y sometidos por un déspota». En fin, un mal sueño, una tiranía bananera gobernada por una alimaña. Kafka, en estado puro.