Acaten pero no de mentirijillas
Los Mossos d’Esquadra harán lo apropiado y lo más conveniente para ellos mismos si finalmente acatan la legalidad vigente y se ponen bajo las órdenes de Diego Pérez de los Cobos, el coronel de la Guardia Civil que dirige el gabinete de coordinación de la Secretaría de Estado de Seguridad. Una determinación que, sin embargo, deberá demostrarse con hechos y no con palabras. Hasta el momento, el desempeño de la policía autonómica catalana ha sido cuanto menos ambiguo. Este mismo lunes, el mayor de los Mossos, Josep Lluís Trapero, ha preferido enviar a su número dos a la reunión con Pérez de los Cobos antes que acudir él. Un desaire si tenemos en cuenta que los otros cuerpos policiales han acudido con sus máximos representantes en este asunto: el comisario Sebastián Trapote, de la Policía Nacional, y el general Ángel Gonzalo, de la Guardia Civil.
Hasta el momento, los Mossos están jugando una doble partida: por un lado, hacen lo mínimo posible para disuadir los desórdenes provocados por los golpistas; por el otro, tratan de no salirse en exceso de la legalidad vigente, ya que son conscientes de las duras consecuencias que podría conllevar la desobediencia. La Fiscalía no permitirá que los altos mandos de la fuerza regional desobedezcan las órdenes procedentes del Ministerio de Interior. Además, han ordenado a Trapero que identifique a los responsables de los centros electorales de cara al próximo 1 de octubre. Por ello, el Ministerio Público ha dejado claro que no tendrá ningún problema a la hora de imputar e inhabilitar a los que caigan en un comportamiento ilegal.
Los Mossos deberán demostrar en los próximos días de qué lado están verdaderamente, si de los golpistas o de la Constitución. Los antecedentes no son muy halagüeños, sólo hay que recordar la facilidad que tuvieron un millar de energúmenos para cercar el cuartel de la Guardia Civil en Manresa. Unos hechos que no se pueden repetir y que, desde luego, no hubieran tenido lugar si los Mossos, asuntes, hubieran hecho su trabajo. El Gobierno está haciendo todo lo posible para que la cordura reine en las calles pero para ello es necesario que todos los cuerpos policiales colaboren con su mejor desempeño, también los Mossos. Veremos si la predisposición a acatar las órdenes del mando único es real o sólo una media verdad.