33 años de la caída del muro

El pasado miércoles se cumplieron 33 años de la caída del Muro, el hecho descriptible que preconizó el derrumbe total del Telón de Acero, levantado por la URSS tras la II Guerra Mundial para establecer una «dictadura del proletariado» durante más de sesenta años.

No parece que a la prensa generalista española le haya interesado mucho la efemérides, aún resultando el hecho más relevante del siglo XX tras la propia II Guerra Mundial.

A las gentes de mi generación la caída del Muro les pilló a caballo entre la juventud y la madurez. Conocí personalmente a los dos principales protagonistas de aquella epopeya histórico. El primero, Mijail Gorbachov, secretario general del PCUS y persona realista donde los hubiera, recientemente fallecido entre la indiferencia y desprecio del actual Kremlin. El segundo, Helmut Kohl, el gran estadista teutón después de Konrad Adenauer. El realismo del ruso (se dio cuenta de que no podía subyugar por más tiempo a su pueblo, envuelto en una miseria con cadenas), fue aprovechado con inteligencia y determinación por el canciller alemán que dirigía entonces un poderoso país al que le faltaba la mitad del mismo.

Todo el mundo parece saber lo que ocurrió. Para muchos, entre ellos el profesor de Harvard Francis Fukuyama, el mundo se hacía unipolar liberal bajo la única potencia que quedaba en el mundo, esto es, los Estados Unidos de América. Pronto reconocería su error. Entraron otras en liza, fundamentalmente, la China comunista –que de liberal tiene poco- y más de seis lustros después permitirían a Putin levantar otra potencia militar llena de ambición, determinación y riesgo.

La caída del Muro tiene hoy una pregunta de gran actualidad porque los herederos ideológicos de aquel comunismo fracasado siguen por ahí, instalados en su búnker irreductible desde el punto de vista de ideas llenas de harapos.

La pregunta es simple. ¿De qué lado huyeron corriendo los alemanes que habían probado en sus carnes el paraíso comunista? ¿Qué camino tomaron millones de personas durante más de medio siglo subyugadas por la Stasi y un régimen de terror? ¿Quién derribó ese Muro si no las manos de esos habitantes de la Alemania comunista (RDA) hartos de vivir entre tanto jolgorio de socialismo real?

Pasó lo mismo que ahora ocurre en Cuba, Corea del Norte, Venezuela y Nicaragua. Lo sorprendente es la amnesia de algunos españoles que pretenden escribir recto con renglones torcidos. Que son los mismos que no aceptan lo que aquí ocurrió (desgraciadamente) hace 80 años y reinventan una historia inexistente.

P.D. Al terminar de escribir estas líneas vuelan las noticias (incluso rumores) de que algo se mueve en el Kremlin en los mismos despachos que ocuparon Lenin, Stalin y Brezhnev. ¿Se atreverán contra Putin?