Iglesias creó Podemos e Iglesias lo enterrará
Podemos languidece cada día más. En apenas una semana la formación morada, construida por Pablo Iglesias de manera oportunista tras el 15-M hace sólo cinco años, está estallando en mil pedazos. No sólo abandonan al vanidoso líder podemita sus enemigos declarados y conocidos como Íñigo Errejón; también se alejan de él los que hasta ahora le habían rendido absoluta sumisión, como es el caso de Ramón Espinar, uno de sus hombres de confianza dentro del partido. Incluso Izquierda Unida, a la que Iglesias trató como una formación venida a menos, se ha levantado de las mesas de negociación con Podemos temerosa de ser arrollada por el seísmo que arrasa al partido morado.
La dimisión de Espinar de todos sus cargos orgánicos, así como la renuncia a sus actas en la Asamblea madrileña y el Senado, por discrepancias internas, según ha especificado él mismo este viernes, no es más que otro síntoma del ocaso que está viviendo Podemos. Iglesias, a tenor de las fuertes desavenencias en el seno de la formación morada tras la maniobra de Errejón, está incapacitado para liderar cualquier proyecto político donde confluyan opiniones discrepantes, tal y como defiende el modelo asambleario podemita que fue creado por el propio Iglesias.
No se puede hablar de un desgaste ideológico en Podemos, a pesar de poseer un ideario rancio y populista más propio del siglo pasado que de los nuevos tiempos políticos, sino de altercados de carácter personal y lucha de grandes egos que han acabado exterminando la concordia de antaño. “Asaltar el cielo”, como aseguraba el dirigente de Podemos en los primeros momentos de armonía, sólo es posible si se cuenta con una estructura de partido sólida gestionada por un dirigente que lidere sin imposiciones porque, de lo contrario, y este parece ser el caso de Iglesias, no es democracia interna, sino puro totalitarismo. Iglesias levantó Podemos e Iglesias lo va a enterrar.