Agresión a Cake Minuesa

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Nadie puede poner en duda que a Cake Minuesa lo agredieron el pasado 21 de diciembre en Barcelona. Todos vimos el brutal ataque que recibió mientras estaba retransmitiendo durante una manifestación en las calles de la Ciudad Condal la celebración del Consejo de Ministros. Sin embargo, sería necesario hacer algunas puntualizaciones ante las publicaciones realizadas desde ese día porque ninguno de nosotros deberíamos consentir que se manipule la información ante unos hechos tan graves como los referidos. En este tuit, por ejemplo, Cristina Seguí no tiene muy claro si he condenado la agresión o no la agresión a Cake Minuesa. 

Para que no quede ninguna duda, creo que es necesario señalarle a esta señora que lo primero que hice tras conocer el ataque fue condenarlo. Es más, me dirigí personalmente a Cake Minuesa –el agredido– en una conversación privada que la tiene él y la tengo yo. Supongo que no hará falta que mencione las disculpas personales que él me plantea. Así, de momento, lo que hablamos se quedará entre nosotros.  Sin embargo, he de decir que me resulta muy llamativo el uso de un tono en privado y otro en público, al menos si nos atenemos a mensajes como en este hilo de la red social.

Tampoco estaría mal que algunos, como Seguí se planteen hasta dónde son capaces de llevar sus faltas de respeto y su ignorancia superlativa. No pensaba que fuera necesario tenerle que explicar a nadie a estas alturas que no soy de Toledo, y que, además, tratar de insultar de ese modo dice más de quien lo intenta que de la persona a la que se pretende difamar.

Pero vayamos a lo importante, que es precisamente el vídeo al que Seguí se refiere: mi intervención durante el programa FAQS de TV3. Una intervención en la estábamos comentando la importancia de acudir a las manifestaciones con el rostro descubierto. Y precisamente por ello por lo que utilicé el ejemplo de la agresión a Minuesa. ¿Por qué? Sencillamente porque es un ejemplo brillante para plantear el problema que existe ante la información incorrecta que se está publicando de manera –tristemente– frecuente.

Tras la agresión al periodista no fueron pocos los que dieron por hecho que el agresor pertenecía a un Comité de Defensa de la República (CDR). Curiosa afirmación cuando tal extremo es difícil de aseverar de manera tan rápida, sobre todo porque los dos agresores –al menos hasta hoy– no han sido identificados de manera inequívoca. Y por lo tanto, solamente podemos valorar los hechos conocidos.

¿Por qué se dijo de manera inmediata que los agresores eran miembros de un CDR? Porque en el lugar donde se produjo había una manifestación no oficial convocada supuestamente por estos colectivos. Y digo supuestamente porque los CDR no son organizaciones de las que pueda tenerse ninguna información oficial, ningún censo o manera de suscribirse, por lo que confirmar que alguien pertenece a uno de estos CDR solamente se podría hacer si esa persona así lo reconoce, o si otras, que acrediten su pertenencia, así lo confirmasen. Esto no ha sucedido, al menos, hasta el día de hoy.

Sin embargo, hay un vídeo que no se ha visto mucho, que da imágenes nada más producirse la agresión. En él aparecen dos personas explicando al propio Minuesa que todo lo sucedido ha sido un montaje. En esta grabación se observa que uno de los agresores acude a cara descubierta a comentar algo con uno de los cámaras con chaleco naranja que se encuentran en un lateral de la calle. Algo le dice –que por supuesto desconocemos– y acto seguido se cubre el rostro y acude corriendo hacia Cake. Él y otra persona se enzarzan en una pelea, entre empujones varios al cámara que acompaña al periodista y al propio reportero. Todos sabemos que esos empujones acaban con un tan fuerte golpe en el rostro de Cake que le tumba lanzándole contra el suelo. Y que, a pesar de ello, y de un corte que se produce en el vídeo que Cake difunde, el reportero continua con su trabajo, grabando mientras se limpia la sangre que le sale de la nariz.

Es inmediatamente después cuando dos señoras le dicen directamente que ha sido un montaje y cuando, además, un grupo de personas le explican que lo sucedido no ha sido “espontáneo”, sino que, según dicen ellos, el reportero estaba “provocando” a quienes allí se encontraban. Es necesario decir que por mucho que Cake Minuesa tuviera una actitud “provocadora”, cosa que es habitual en él, y que no es la primera vez que el periodista denuncia agresiones por parte de gente mientras trabaja –recordemos el caso de Juan Carlos Monedero, a quien acusó de haberle dado un cabezazo en la nariz, que nunca pudimos ver, que el dirigente de Podemos desmiente y por el que nunca hubo denuncia ni pruebas–, no significa que pueda justificarse en ningún caso la agresión que sufrió.

Pero no sólo eso. También llama la atención este otro vídeo donde, mientras el reportero habla con la Guardia Urbana de Barcelona, aparece un señor que ha sido testigo de lo sucedido. Cake Minuesa se acerca para preguntarle lo que ha visto y tiene que dejar rápidamente de ofrecerle el micrófono en el momento en que el testigo le recrimina haber agredido previamente a quienes estaban involucrados en la pelea. Según la versión de este señor, no estaríamos hablando de una agresión unilateral, sino más bien de una pelea. Repito: según la versión de este señor.

Versiones y opiniones. Por el momento es todo lo que nos queda. Ahora bien, ¿qué pruebas existen para poder considerar que los agresores –porque fueron dos– pertenecen a un CDR? Ninguna. Al menos, si se quiere hablar con propiedad y se quiere informar con rigor. ¿Existen datos que nos pudieran hacer pensar otra cosa? Sí. Las imágenes que pueden obtenerse de esta versión del vídeo donde se ve la agresión en alta definición son estas. Y nos dan una imagen bastante clara de las dos personas que agreden a Cake Minuesa.

Al difundirse, rápidamente comenzaron a moverse imágenes en redes que han resultado ser llamativas. Porque uno de los agresores de Minuesa tiene un llamativo parecido con uno de los voluntarios que acudió al acto de VOX a colaborar en la seguridad. Y que, además, también se parece mucho a un miembro de un grupo de Terrassa que se ha visto con banderas preconstitucionales y simbología nazi.

Consultadas fuentes policiales, para poder saber si es posible ver parecidos razonables entre las imágenes, me han trasladado –de manera extraoficial– que es muy probable que sea el mismo sujeto en distintas imágenes. Es por ello que en mi intervención en el programa de TV3 manifesté que existía la posibilidad de que uno de los agresores de Cake Minuesa fuera una persona simpatizante de VOX.

Es llamativo el brutal ataque que estoy recibiendo por redes sociales estos días. Insultos y comentarios lamentables, como otros tantos que también escriben aquí. Sorprendente cuando lo único que se ha hecho ha sido plantear una cuestión que, sin pruebas sobre la mesa, resultaría básica antes de señalar a ningún colectivo como culpable de semejante agresión. Sin embargo, más bien pudiera parecer que algunos tienen mayor interés en construir un relato en lugar de plantearse en serio el rigor necesario a la hora de relatar hechos.

Además, desde el primer momento en que su agresión se hizo pública y pude saber de ello, he facilitado a Cake Minuesa todos los vídeos e imágenes, así como las versiones de testigos que me han hecho llegar. Precisamente ofreciéndole toda la ayuda que necesite para denunciar la agresión, para que identifiquemos cuanto antes a los agresores y para que esto no vuelva a suceder, sean quienes sean.

Desde sectores independentistas lo tienen claro: si fuera cierto que los agresores fueran integrantes de algún CDR, los primeros en condenarlo serían los propios independentistas porque no quieren que nadie se comporte de esta manera. Sin embargo, si no se tratase de personas separatistas pertenecientes a ningún CDR, sino más bien, todo lo contrario, como señalan las opciones que los sitúan más cerca de VOX, habría que rectificar.

Hasta hoy, no hemos sabido nada al respecto. No tenemos información sobre la denuncia que Cake Minuesa dice haber interpuesto, ni sobre la identidad de los agresores. Cosa curiosa porque en otras ocasiones, hemos conocido rápidamente todos los datos –los relevantes y los que no– de quienes han cometido actos de este tipo. En esta ocasión, ningún dato se ha arrojado y es difícil de entender, ciertamente, porque esta agresión se produjo a plena luz del día con múltiples testigos, y es sorprendente que nada sepamos de quienes van agrediendo tan impunemente por la calle, en esta ocasión a una persona que estaba trabajando frente a una cámara.

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