Dia Mundial del Medio Ambiente

El poder de la ‘Triple R’: transformar residuos biodegradables en oportunidades  

Biogás Madrid
Plantas de depuración de aguas residuales @Canal Isabel II

Con los procesos de transformación adecuados, gran parte de los residuos que generamos pueden tener una segunda vida. Gestos que contribuyen, además, a conformar una economía más sostenible, ya que los recursos naturales son finitos, y reducir la huella de carbono del medio ambiente. La búsqueda de nuevas formas de transformación de los residuos biodegradables en fertilizantes, biogás, calor o agua regenerada, entre otros aspectos, ya no es una opción, sino una obligación que la sociedad tiene con el planeta. En definitiva, el residuo ya no es el final de ninguna cadena, sino el principio de la consolidación de un nuevo yacimiento energético.

En Canal de Isabel II llevan años apostando por nuevos proyectos innovadores donde la gestión del agua residual ha dado grandes frutos de carácter energética. En este sentido, según explica Miguel Ángel Gálvez, subdirector de Depuración y Medio Ambiente de Canal de Isabel II, “todos los residuos bien tratados, a partir de una gestión sostenible y eficiente, permiten producir energía verde y reducir su impacto ambiental”. Añade, además, que “siempre decimos que del residuo liquido nos gustan hasta los andares porque es un yacimiento de energía inigualable”.

Las plantas de depuración de aguas residuales de Canal de Isabel II, que posee una estrategia férrea en la lucha contra el cambio climático y la descarbonización de su actividad enmarcado bajo el ‘Plan de Generación Limpia 0 Kilovatios’, reciben los residuos y los convierten en productos reutilizables que preservan el entorno y evitan agotar los recursos naturales. Nuevos combustibles, agua no potable pero apta para otras actividades agrícolas, urbanas o industriales, carburantes para vehículos libres de emisiones de CO2, así como energía eléctrica y calorífica son sólo algunos de los subproductos que pueden desarrollar las biofactorías del S. XXI donde las empresas y la ciencia han resultado ser un tándem ganador.

Este nuevo paradigma, que convierte las plantas de depuración del agua de Canal de Isabel II en un ejemplo de circularidad que se enmarca en el reto de adaptar las ciudades al cambio climático y se alinea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas (ONU), concretamente con el objetivo 6 con el epígrafe ‘Agua limpia y Saneamiento’.

El control de los cauces del agua

Depuradoras de aguas residuales @Canal Isabel II

En esta línea, Gálvez explica que las aguas residuales que cada día se generan en las ciudades se llevan hasta las plantas de depuración para ser sometidas a procesos complejos que permiten devolverlas a los cauces de los ríos en perfecto orden con la legislación vigente. Afortunadamente, los avances técnicos permiten que haya un acceso a fuentes de agua potable mejoradas. “Con los procesos adecuados damos al agua una segunda vida porque hay actividades que no requieren agua de la máxima calidad. ¿Qué hacemos, por ejemplo, regando el césped con agua potable de alta calidad?”, detalla el experto.

Añade, además, que en Canal de Isabel II están permanentemente buscando el equilibrio entre la oferta y la demanda del agua. “Debemos satisfacer la demanda de los madrileños, que más o menos siempre es la misma, aunque no siempre llueve de la misma forma”, señala Gálvez. Por ello, para que haya equilibrio, es necesario, según detalla, “regenerar agua que libere de presión al agua potable”.

Actualmente, en la Comunidad de Madrid, Canal de Isabel II posee 31 instalaciones de depuración con tratamientos terciarios en los que produjo 122 millones de metros cúbicos de agua regenerada solo en 2019. De ellos, alrededor de 16 se destinaron al riego de más de 2.800 hectáreas de 24 municipios de la Comunidad de Madrid gracias a una red de distribución de más de 650 kilómetros. No obstante, añade Gálvez, la previsión es “tener una capacidad de abastecimiento mayor y, además, buscar el punto perfecto entre oferta y demanda”.

La conversión de los residuos en biogás

Gasinera @Canal Isabel II

Otro de los puntos de la estrategia sobre sostenibilidad de Canal de Isabel II es convertir la contaminación retirada del agua residual en energías renovables versátiles como el biogás. Gracias a su poder calorífico, del biogás se puede obtener calor, electricidad o carburantes para vehículos, un aspecto, por otro lado, que contribuye a reducir la emisión de CO2.

En este sentido, Canal de Isabel II produjo más de 54 millones de metros cúbicos de biogás durante el pasado año y con ellos, en las trece instalaciones de generación eléctrica a partir de este gas, produjo casi 100 millones de kilovatios hora. En otras palabras, esto equivale a alimentar eléctricamente a una población de más de 75.000 habitantes, la extensión poblacional de un municipio como Valdemoro, por ejemplo.

Pero, además, el biogás tiene el poder de transformarse en combustible para automóviles y Canal de Isabel II está apostando por varias tecnologías de repostaje de biogás. “En este momento, tenemos instaladas un total de tres gasineras –en La Gavia, Viveros de la Villa y Butarque– que tienen la capacidad de que 20 coches puedan repostar a diario con biometano”, apunta Gálvez.

El uso del biometano reduce de forma drástica el impacto medioambiental porque las emisiones de CO2 son nulas por su efecto neutro, no hay emisiones de partículas de dióxido de azufre, se reducen en un 85% los óxidos de nitrógeno y un 50% las emisiones acústicas.

Contribución al sector agrícola

Estruvita @Canal Isabel II

Por su parte, el lodo deshidratado obtenido de los digestores de las plantas depuradoras puede aplicarse al suelo agrícola, ya que, según apuntan desde Canal de Isabel II, esta aplicación beneficia a las cosechas al ser un ente orgánico que fertiliza y mejora la estructura del suelo. También la transformación de los residuos biodegradables, concretamente la cristalización del fósforo de las aguas residuales, da lugar a fertilizantes de alto valor como, por ejemplo, la estruvita. Más conocido, por otro lado, como ‘el oro blanco’ de los residuos.

En este momento, la empresa pública cuenta con una planta de producción de estruvita, ubicada en la depuradora Sur, donde se producen pueden llegar a producirse 2 toneladas diarias del fertilizante. Un hecho que, además, tiene una gran importancia en el sector agrícola porque sus funciones no pueden ser hechas por otros nutrientes y, por ello, se necesita un adecuado suplemento de fósforo con el fin de que las plantas crezcan de forma óptima.

En definitiva, Canal de Isabel II sigue avanzando en su compromiso con el medio ambiente con el fin de preservar los recursos y, además, las 157 depuradoras que opera han superado el principio de ‘usar y tirar’ y dar paso al poder de la ‘Triple R’: reducir, reciclar y reutilizar.

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