Descubrimientos

Hallazgo sin precedentes: descubren a 8.000 metros de profundidad el primer anfípodo depredador activo conocido

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Dulcibella camanchaca. Imagen: Johanna Weston.
  • Sofía Narváez
  • Periodista multimedia graduada en la Universidad Francisco de Vitoria, con un Máster en Multiplataforma por la Universidad Loyola. Editora en Lisa News con experiencia en CNN y ABC.

Aproximadamente 2,2 millones de especies de animales y plantas viven en los océanos. Sin embargo, menos de 250.000 han sido nombradas oficialmente. Es decir, ni siquiera el 12  %, pero con cada expedición ese número va creciendo.

En esta ocasión, el hallazgo ha tenido lugar en uno de los entornos más profundos, aislados y desconocidos del planeta: la Fosa de Atacama. Ubicada entre Perú y Chile, esta enorme grieta submarina puede esconder más formas de vida de las que la ciencia ha imaginado hasta ahora. Y una de ellas acaba de ser descubierto.

Este es el primer anfípodo depredador activo de las profundidades

Su nombre es Dulcibella camanchaca y no se parece a ningún otro anfípodo conocido hasta la fecha. La especie fue registrada por un equipo internacional liderado por Johanna N. J. Weston (WHOI) y Carolina González (IMO, Universidad de Concepción), durante la expedición IDOOS de 2023, a 7.902 metros de profundidad, mediante una trampa con cebo instalada en el fondo de la fosa. El hallazgo fue publicado en la revista científica Systematics and Biodiversity.

Dulcibella camanchaca mide casi cuatro centímetros, casi un gigante tomando en cuenta su entorno. Tiene un cuerpo liso, sin ornamentación, y unas patas especializadas para cazar. Su maxila, además, presenta 12 espinas apicales (algo raro dentro de su familia) y su telson es alargado, débilmente dividido, con lóbulos redondeados.

No es un carroñero como la mayoría de los anfípodos de aguas profundas. Es una cazadora rápida, se alimenta de otras especies más pequeñas que habitan esa zona oscura, fría y con una presión descomunal.

¿Cómo identificaron esta nueva especie de anfípodo?

El equipo analizó tanto la morfología como el ADN de los ejemplares recogidos. El estudio genético reveló que no sólo era una especie nueva, sino también un género completamente desconocido.

El uso combinado de técnicas taxonómicas e información molecular fue clave. Además, el animal mostraba diferencias significativas con los géneros más parecidos: Dorotea y Cleonardo. La distancia genética con su pariente más cercano superaba el 17 %, suficiente para considerarla un nuevo linaje.

Asimismo, los investigadores compararon su estructura corporal, los apéndices raptoriales, el número de espinas en la maxila y otros rasgos anatómicos clave y ninguno encajaba con los parámetros de los géneros ya descritos.

También aplicaron métodos de inferencia filogenética, como el modelo de Poisson Tree Processes y el algoritmo ASAP, para delimitar la especie. Los resultados concluyeron que Dulcibella camanchaca no sólo era única, sino también una pieza que faltaba en el rompecabezas evolutivo de los anfípodos hadales.

¿Cómo es la Fosa de Atacama?

La Fosa de Atacama es un abismo marino que se extiende a lo largo de más de 5.900 kilómetros frente a la costa del Pacífico Suroriental. Alcanzando profundidades superiores a los 8.000 metros, es un lugar sin luz, con temperaturas cercanas al punto de congelación y una presión que aplastaría cualquier estructura.

A pesar de eso, está llena de vida. Peces babosos, holoturias, anfípodos y ahora también este crustáceo depredador. En los últimos años, se han descrito varias especies nuevas, muchas de ellas endémicas, lo que convierte a la fosa en un punto crucial de biodiversidad marina.

Este tipo de descubrimientos ayudan a entender mejor cómo evoluciona la vida en condiciones extremas. Pero también alertan sobre la necesidad de proteger estos ecosistemas antes de que la actividad humana los amenace.

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