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El truco de un experto para que tu perro no ladre cuando llamen a la puerta: lo he probado y funciona

El perro no ladre
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

El ladrido excesivo de los perros, especialmente cuando alguien llama al timbre, es un problema que preocupa a muchos dueños. Aunque el ladrido es un comportamiento natural, puede resultar molesto tanto para la familia como para los vecinos. La buena noticia es que existen métodos efectivos, respaldados por expertos en comportamiento canino, que ayudan a evitar que el perro ladre sin recurrir a castigos. Lo primero y más importante es comprender por qué el perro ladra cuando llega alguien a casa.

Determinadas razas tienen un comportamiento territorial muy marcado, herencia de sus ancestros los lobos. En este caso, puede que consideren el hogar como su territorio, de forma que la llegada de extraños la perciben como una amenaza. Por otro lado, algunos animales se alteran ante cualquier estímulo, como el sonido del timbre. Asimismo, el miedo a lo desconocido también se puede manifestar en ladridos intensos. Finalmente, los expertos en comportamiento animal explican que puede ser un hábito aprendido; el perro sabe que ladrar atrae la atención de sus dueños, así que lo hace para dominar la situación.

¿Cómo evitar que el perro ladre cuando llaman a la puerta?

Los expertos en comportamiento animal coinciden en que controlar los ladridos requiere consistencia, paciencia y, sobre todo, mucho refuerzo positivo. Uno de los métodos más efectivos consiste en enseñar al perro a asociar la llegada de extraños a casa con experiencias agradables de las que pueden disfrutar. Pero, ¿cómo se llega a este punto? En primer lugar, es esencial preparar un ambiente controlado, creando un entorno en el que pueda practicar sin demasiadas distracciones. Recomiendan dedicar sesiones cortas, de cinco a diez minutos, y premiarle con snacks que le gusten.

El truco principal consiste en desensibilizar al perro frente al sonido del timbre o la apertura de la puerta. Esto se hace de manera progresiva:

  • Reproducir el sonido del timbre a un volumen bajo mientras el perro realiza una actividad relajante, como estar atumbado en su cama.
  • Inmediatamente después del sonido, ofrecerle un premio o acariciarle para que relacione la llegada de visitantes con algo agradable.
  • Aumentar poco a poco el volumen del timbre y la cercanía de la persona que toca la puerta, siempre asegurándose de que el perro permanezca calmado.

El siguiente paso es enseñar al perro a realizar una acción específica cuando suena el timbre, en lugar de ladrar. Algunas opciones incluyen:

  • Sentarse y quedarse quieto: ésta es la técnica más común, ya que el perro aprende a mantener la calma y esperar instrucciones de su dueño.
  • Ir a su cama o zona designada: reforzar que permanecer en un lugar concreto es positivo.
  • Mirar al dueño o responder a una señal: esto fortalece la comunicación y el control del animal.

Una vez que el perro responde correctamente en un entorno controlado, es momento de enfrentarse a situaciones reales. Para ello, lo mejor es pedir a amigos o familiares que llamen al timbre mientras el dueño guía al perro con las instrucciones aprendidas. Se puede aumentar la dificultad progresivamente, con visitas inesperadas o ruidos adicionales, pero siempre respetando los límites del animal.

Consejos adicionales

Además del método principal, existen recomendaciones complementarias que facilitan el proceso:

  • En ningún caso se debe utilizar el castigo, ya que esto sólo puede asustar al perro y, por ende, empeorar el problema. Los expertos en comportamiento canino insisten en que la mejor forma de redirigir su conducta es el refuerzo positivo; es decir, premiarle cuando hace algo bien, en lugar de castigarle cuando hace algo mal.
  • Los perros son animales de rutinas, así que es indispensable establecer unos horarios y hábitos claros. Muchas veces, los ladridos se producen por la incertidumbre, y ésta es la mejor forma de evitarla.
  • Algunos entrenadores sugieren el uso de dispensadores automáticos de premios o sonidos grabados para reforzar el aprendizaje sin supervisión constante.

Aplicar este método tiene grandes ventajas tanto para el perro como para su dueño. El animal prende a manejar su excitación y ansiedad, mejorando su bienestar. Además, la práctica de órdenes y recompensas fortalece la relación entre ambos. Finalmente, enseñar al perro a responder a estímulos de manera controlada promueve habilidades útiles en otras situaciones, como paseos o visitas al veterinario.

El hecho de que el perro ladre cuando suena el timbre es un comportamiento muy habitual, pero se puede gestionar mediante técnicas basadas en refuerzo positivo y desensibilización progresiva. Al comprender las causas, crear un ambiente controlado, introducir estímulos gradualmente, enseñar conductas alternativas y practicar de manera consistente, es posible reducir esta conducta. Además, este enfoque mejora la relación con el perro y contribuye a su bienestar emocional.

Implementar este método requiere tiempo y paciencia, pero los resultados son duraderos y satisfactorios. Los perros aprenden a reaccionar de manera calmada ante situaciones que antes les provocaban estrés, y los dueños disfrutan de una convivencia mucho más equilibrada y armoniosa.

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