Confirmado por expertos: la peligrosa enfermedad que puede contagiarte tu propia mascota sin que lo sepas


Cuando pensamos en enfermedades contagiosas, solemos imaginar virus o bacterias que se transmiten fácilmente entre personas, pero pocas veces consideramos que nuestra mascota puede ser portadora de algunas de ellas. La tiña cutánea es una de esas enfermedades que puede afectar tanto a humanos como a animales y que, sin un diagnóstico y tratamiento adecuado, puede pasar desapercibida y seguir propagándose en nuestro entorno más cercano.
Lo más preocupante es que muchas veces no somos conscientes de que podemos contagiarnos con esta infección a través del contacto directo con nuestras mascotas. Esta enfermedad, causada por hongos dermatofitos, puede provocar molestias en la piel y, en casos más graves, complicaciones si no se actúa a tiempo. Por ello, es fundamental entender qué es la tiña cutánea, cómo se transmite, cuáles son sus síntomas y cómo protegernos para mantener a nuestra familia y a nuestros animales saludables.
¿Qué es la tiña cutánea?
La tiña cutánea es una infección superficial provocada por hongos llamados dermatofitos. A pesar de su nombre, no tiene nada que ver con gusanos ni parásitos, sino con un hongo que afecta principalmente la piel, el cabello y las uñas. Estos microorganismos prosperan en ambientes cálidos y húmedos, y pueden contagiarse fácilmente a través del contacto directo con una persona o un animal infectado, así como mediante objetos contaminados, como toallas, ropa o cepillos.
Aunque cualquiera puede desarrollar tiña cutánea, los niños, las personas con sistemas inmunitarios debilitados y quienes tienen contacto frecuente con animales son especialmente vulnerables. Entre las mascotas, los perros y gatos son los principales portadores, aunque también puede afectar a otros animales domésticos o de granja.
¿Cómo se transmite la tiña?
Uno de los aspectos más preocupantes de la tiña cutánea es que muchas mascotas pueden ser portadoras sin mostrar síntomas evidentes. Esto significa que un gato o un perro aparentemente sano puede tener hongos en su piel o pelaje, y al interactuar con ellos, podemos infectarnos sin darnos cuenta.
La transmisión se produce principalmente por contacto directo. Por ejemplo, acariciar, abrazar o jugar con una mascota infectada puede facilitar que los hongos pasen a nuestra piel. Además, los hongos pueden sobrevivir en el ambiente durante largos periodos, por lo que las superficies o materiales en contacto con el animal pueden convertirse en focos de contagio.
Es importante destacar que, aunque la tiña se propaga fácilmente, no todos los contactos terminan en infección. La susceptibilidad varía según el estado del sistema inmunitario de la persona y la higiene. Sin embargo, el riesgo aumenta si existen heridas abiertas, humedad en la piel o condiciones que favorezcan la proliferación del hongo.
Síntomas en humanos
La tiña cutánea suele manifestarse en la piel con lesiones que pueden causar picazón, enrojecimiento y descamación. Las zona afectadas tienden a presentar bordes más definidos y con un aspecto circular u ovalado, de ahí que a veces se le conozca como «tiña de cuerpo» ”. En ocasiones, puede afectar el cuero cabelludo (tiña capitis), causando pérdida de cabello y áreas con escamas.
En las uñas (tiña unguium o onicomicosis), la infección se manifiesta con engrosamiento, decoloración y fragilidad de la uña. Aunque estos síntomas son incómodos, muchas personas no los asocian de inmediato con una infección por hongos, lo que puede retrasar el diagnóstico y el tratamiento.
Cómo reconocer la tiña en las mascotas
Detectar la tiña en perros o gatos puede ser todo un reto, ya que en algunos casos los animales no muestran síntomas evidentes. Sin embargo, cuando la infección es visible, se observa pérdida de pelo en parches, piel inflamada, costras o escamas, y a veces, zonas con picazón intensa.
En algunos casos, el animal puede rascarse o lamerse excesivamente en las zonas afectadas. Si sospechas que tu mascota podría tener tiña, es fundamental acudir al veterinario para un diagnóstico preciso y tratamiento adecuado, tanto para proteger al animal como a los miembros de la familia.
La prevención es clave
Para evitar el contagio de tiña desde las mascotas, la higiene es clave. Lavarse las manos después de tocar a los animales, mantener el pelaje de los perros y gatos limpio y cepillado, y evitar el contacto con animales enfermos o sospechosos puede reducir considerablemente el riesgo.
También es recomendable limpiar regularmente las superficies y objetos con los que las mascotas tienen contacto, como camas, juguetes y áreas comunes de la casa. En caso de tener varias mascotas, vigilar que ninguna presente síntomas y realizar controles veterinarios periódicos puede ayudar a prevenir brotes.
Ante la más mínima sospecha, tanto en personas como en mascotas, la consulta con profesionales de la salud y veterinaria es crucial. Ellos pueden realizar pruebas específicas para confirmar la presencia de dermatofitos y recomendar el mejor tratamiento para cada caso. No se debe intentar automedicar ni usar remedios caseros sin supervisión, ya que esto puede empeorar la infección.