El bostezo del gato no siempre es por cansancio: podría ser una señal importante

Si tienes un gato como mascota, seguro que has observado su bostezo en más de una ocasión, ya que se trata de un gesto muy habitual entre los felinos. ¿Crees que se trata de simple cansancio? Si bien es cierto que los gatos son animales muy dormilones, detrás del bostezo se puede esconder algo más complejo, como una señal de incomodidad o estrés. Asimismo, son muy rutinarios y extremadamente sensibles a los cambios. Cualquier alteración en su entorno, como una mudanza o la llegada de una nueva mascota al hogar, puede afectar su comportamiento. En este tipo de circunstancias, los bostezos pueden aumentar como forma de regulación emocional.
Según los expertos, los gatos que viven en hogares con ambientes tranquilos y predecibles bostezan cuando están cansados o se sienten seguros. Por el contrario, aquellos que experimentan cambios frecuentes tienden a mostrar bostezos más frecuentes y en momentos de tensión. «Un gato que bosteza justo antes de esconderse o tras una interacción incómoda está mostrando una señal de gestión emocional. Es un indicador de que el animal está tratando de mantener la calma frente a algo que le resulta molesto o incierto», comentan.
¿Qué significa el bostezo en el gato?
El bostezo, en general, es un fenómeno común en muchas especies, incluidos los seres humanos. En los gatos, puede estar relacionado con diferentes factores fisiológicos y emocionales. «Los gatos bostezan para liberar tensión o expresar transición entre estados mentales, no sólo por sueño».
A veces, este gesto aparece como respuesta al estrés o la ansiedad. Cuando un gato está en una situación que no puede controlar, puede bostezar para calmarse y restablecer el equilibrio emocional. Por lo tanto, los expertos recomiendan prestar atención al contexto. Si el bostezo va acompañado de orejas hacia atrás, cola baja o pupilas dilatadas, puede ser un signo de incomodidad o ansiedad. En cambio, si el cuerpo está relajado y el entorno tranquilo, el gesto probablemente indique bienestar.
Cuándo preocuparse
Aunque el bostezo es, en la mayoría de los casos, una conducta completamente normal, también puede tener una causa física si se presenta de manera excesiva o acompañada de otros síntomas. Problemas bucales, dolor mandibular o dificultades respiratorias pueden hacer que el gato abra la boca con frecuencia.
Los expertos recomiendan observar si el bostezo se acompaña de signos como babeo, halitosis, pérdida de apetito o rechazo al alimento seco. En esos casos, conviene acudir al veterinario para descartar enfermedades dentales o afecciones del sistema respiratorio.
Asimismo, si el gato bosteza repetidamente mientras respira con dificultad o emite sonidos extraños, podría estar sufriendo una infección o inflamación. «Los gatos son maestros en ocultar el dolor, por eso cualquier cambio en su comportamiento, incluso algo tan simple como un bostezo, merece atención si se vuelve inusual».
El contexto siempre es clave para interpretar este comportamiento. Un solo bostezo no dice demasiado, pero la frecuencia y el momento en que ocurre pueden aportar pistas sobre el bienestar del animal.
- Bostezo relajado: aparece cuando el gato está cómodo, tumbado o recién despertado. Es una señal de tranquilidad.
- Bostezo de transición: ocurre antes o después de un cambio de actividad, como levantarse tras una siesta o prepararse para jugar.
- Bostezo de estrés: se da en situaciones incómodas, con movimientos tensos o rigidez corporal.
Si tu gato bosteza mientras lo miras o interactúas con él, lo más recomendable es mantener una actitud calmada. Evita invadir su espacio o forzarlo a continuar la interacción. En muchos casos, el bostezo es simplemente una forma de decir «estoy bien, pero necesito calma».
Los expertos recomiendan mantener rutinas estables, zonas de descanso seguras y espacios elevados donde el gato pueda retirarse cuando lo desee.
Curiosidades del sueño de los gatos
Los gatos pueden pasar entre 12 y 17 horas al día dormidos. La cantidad de sueño depende de la edad, el entorno y su nivel de actividad. Los gatitos, por ejemplo, pueden dormir hasta el 90% del día, ya que el descanso es fundamental para su crecimiento y desarrollo. En cambio, los adultos alternan fases de sueño y vigilia.
A diferencia de los humanos, los gatos son animales crepusculares. Esto significa que sus picos de actividad se dan durante el amanecer y el anochecer, los mejores momentos para cazar en la naturaleza. En los hogares, ese instinto persiste: descansan durante el día y se activan cuando se pone el sol.
El descanso de un gato se divide en dos etapas principales: sueño ligero y sueño profundo. Aproximadamente tres de cada cuatro horas pertenecen al sueño ligero, una fase en la que el animal descansa pero permanece alerta. Sólo una de cada cuatro horas corresponde al sueño profundo o REM, cuando el cerebro del gato se muestra altamente activo.
Los gatos eligen cuidadosamente sus lugares de descanso. Prefieren espacios cálidos, tranquilos y protegidos, lejos de ruidos o corrientes de aire.