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6 consejos de educación para un gato rebelde

Si te gusta tener gatos en casa y tienes alguna duda para casos concretos, aquí te aconsejamos sobre cómo educar a un gato rebelde.

educación para un gato rebelde
¿Cómo podemos educar a un gato rebelde?

La calificación de gato rebelde es relativamente común entre los amantes de estas mascotas. Después de todo, y a diferencia de los perros, estos animales de compañía son mucho más independientes. En algunos casos, el interactuar con sus dueños y ‘soportar’ sesiones de caricias y mimos les resulta sumamente molesto. Por ello, entender la naturaleza de estos pequeños felinos es fundamental para completar con éxito su proceso educativo. Lo importante no es intentar cambiar la ‘personalidad’ de cada ejemplar, sino corregir de manera puntual malos hábitos y comportamientos desagradables.

La rebeldía también puede tener su origen en causas distintas a la manera de ser de un minino. Como buenos felinos, intentarán disimular cualquier afección de salud, lo que los llevará a comportarse de forma insubordinada. Todo ello con el propósito de evitar los acercamientos (de personas u otros animales) y que eventualmente queden expuestos sus puntos débiles.

En consecuencia, si una mascota dócil y bien educada de improvisto empieza a mostrar signos de indisciplina, debe buscarse el apoyo de un especialista. Un veterinario es el indicado para identificar o descartar cualquier problema de orden orgánico.

Si no hay novedades, el siguiente especialista a visitar será el de un etólogo. Esto para determinar qué situaciones pueden estar generando malestar y para reforzar el proceso de reeducación del animal.educación para un gato rebelde

Los refuerzos positivos

Este es un aspecto del que siempre se hace mención cuando se habla de la educación de mascotas. Los refuerzos positivos son una metodología también muy eficiente con un gato rebelde. Por el contrario, los regaños y castigos (refuerzos negativos) solo conseguirán exacerbar aún más al ejemplar en cuestión.

Los felinos domésticos no entienden de obediencia incondicional. Dentro de su estructura mental central no existe la jerarquía vertical, como sí ocurre con los perros. La adaptación al mundo de los humanos se basa en el principio del beneficio mutuo.

Un gato rebelde necesita normas claras

Desde cachorros, cuando apenas son adoptados por una nueva familia y dejan de estar bajo el cobijo de la madre, ya se necesitan normas. Disposiciones que parten desde lo más básico: dónde comer, un lugar para cumplir con las necesidades fisiológicas y espacios para dormir. Así mismo, deben saber lo que pueden hacer y lo que no.

Por supuesto, todo el que ha convivido con estos animales de compañía sabe que establecer reglas claras no implica que estas serán respetadas. Pero en ningún momento se debe claudicar ante la persistencia y el empeño que tienen los mininos para rebelarse.

Una vez que los gatos consiguen revertir una norma, lo siguiente será una reacción en cadena de actos de insubordinación. Y eso es lo que debe evitarse a toda costa, por el bien de la sana convivencia familiar.

 

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