LEY TRANS

Una trans arrepentida advierte de los peligros de cambiar de sexo: «El daño es enorme»

Ver vídeo
Paula Baena

Nagore es una joven que sufrió Disforia de Género de Inicio Rápido (DGIR), una modalidad distinta a la disforia de género habitual que se caracteriza porque la padecen niños y adolescentes que, sin ningún antecedente ni malestar previo, se declaran de forma repentina «trans».

Así lo explican desde AMANDA, una asociación de madres con hijos con este trastorno que nació hace poco más de un año y que ya cuenta con más de 300 familias. Esta agrupación defiende la «prudencia» y se muestra contraria a la transición médica de cambio de sexo en la infancia y la adolescencia, que con la Ley Trans de la ministra Irene Montero se podrá hacer sin consentimiento paterno y sin análisis médico, simplemente con el autodiagnóstico del menor, a partir de los 12 años.

«Cuando empecé a pensar que era trans fue básicamente porque tenía una serie de problemas relacionados con mi autoestima, tenía problemas a la hora de relacionarme con la gente, me costaba mucho hacer amigos, entender a los demás, que los demás me entendieran… y realmente pensaba que no encajaba en el mundo y, sobre todo, que no encajaba en la feminidad», explica Nagore en un impactante vídeo en el que da testimonio directo de lo que fue su Disforia de Género de Inicio Rápido.

«Yo no era una chica femenina a la que le gustara maquillarse o llevar vestiditos y, en ese malestar que tenía yo hacía mi misma, sentía rechazo hacia mi cuerpo y hacia todo mi ser y pensé que ser trans era la solución porque así me lo vendieron en redes sociales», asegura.

Así, esta joven fue inducida a pensar que «si era trans» iba a encajar porque todos sus problemas venían de que su cuerpo no era el que debía ser. Nagore cuenta cómo cuando contó a su familia que era trans ésta no aceptó que transicionara, algo que, según las redes sociales, quería decir que su familia era «tránsfoba» y que la odiaba. «Me dijeron que no debía quererles por eso», confiesa.

«Me empecé a separar de mi familia, pero no conseguía solucionar mis problemas de autoestima y con mi propio cuerpo», prosigue, antes de relatar que se dio cuenta de su «error» y de que no necesitaba transicionar después de que su madre le llevara a una psicóloga.

«La psicóloga me ayudó a solucionar mis problemas de autoestima y me ayudó un montón a aprender a relacionarme con los demás, consiguió que hiciera amigos. Además, me hizo mejorar la imagen que tenía yo de mi propio cuerpo y verme mejor en él», revela.

Eso, junto con «la madurez» propia de ir cumpliendo años, sobre todo en la etapa adolescente, le llevaron a darse cuenta de que «no tenía que cambiar mi cuerpo para ser feliz».

Cuando Nagore llegó a la facultad le dio clase el profesor José Errasti, autor del libro Nadie nace en un cuerpo equivocado: éxito de miseria de la identidad de género, quien le hizo ver que «ser mujer no es un sentimiento» y ahí fue cuando se dio cuenta del «gran error en el que está cayendo mucha gente».

Tras contar su propia experiencia, Nagore lanza un mensaje de prudencia: «Hay personas que realmente necesitan transicionar hormonalmente, quirúrgicamente para poder llevar una vida plena y ser felices, pero hay muchas otras que no lo necesitan y que ahora tienen problemas de autoestima o problemas típicos de la adolescencia que les están llevando a transicionar sin analizar cuál es el problema que les está llevando a rechazar su propio cuerpo».

«Quiero lanzar un mensaje hacia todos los médicos, todos los psicólogos, todo el personal de la salud que está interviniendo a estas chicas y a estos chicos que seáis prudentes y que no les hagáis dar pasos precipitados de los que luego se puedan arrepentir porque una mastectomía o una cirugía genital para hombre son irreversibles y el daño que genera tanto físico como psicológico es enorme», concluye.

Lo último en España

Últimas noticias