Los Mossos creyeron que el chalé de los terroristas en Alcanar era un laboratorio de drogas
Hasta que se produjo el atropello masivo de Las Ramblas, los Mossos d’Esquadra no comenzaron a sospechar que la explosión registrada 17 horas antes en el chalé de Alcanar (Tarragona) podía tener alguna relación con el terrorismo yihadista.
El imán de Ripoll, Abdelbaki Es Satty, y otro de los miembros de la célula yihadista, Youssef Aalla, fallecieron cuando intentaban fabricar el explosivo conocido como la madre de Satán, en la detonación que derribó el chalé de Alcanar en la noche del 16 de agosto.
Cuando los Mossos acudieron al lugar, no se mostraron sorprendidos por el hecho de que entre los escombros de la vivienda se encontraran varias decenas de bombonas de gas. Los agentes creyeron inicialmente, tal como informaron varios varios catalanes, que había estallado un laboratorio clandestino de fabricación de drogas.
No fue hasta el 17 de agosto por la noche, tras el atropello masivo de Las Ramblas, cuando el mayor de los Mossos, Josep Lluís Trapero, compareció en rueda de prensa y apuntó que este atentado podía guardar alguna «relación» con la explosión registrada el día antes en Alcanar.
Cinco yihadistas abatidos en Cambrils
Sólo entonces, los agentes acudieron al hospital de Tortosa a detener e interrogar al terrorista que había sobrevido en la explosión, Mohammed Houli Chemlal. El segundo yihadista muerto en el chalé de Alcanar, Youssef Aalla, es hermano de Said Aalla, uno de los cinco terroristas que fueron abatidos por los Mossos en Cambrils, cuando intentaban perpetrar otra matanza con armas blancas.
Y un hermano de ambos, Mohamed Aalla ha quedado en libertad provisional tras prestar declaración ante el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu. Mohamed Aalla figura como propietario del Audi A3 en el que viajaban los cinco miembros de la célula de Ripoll que fueron abatidos por los Mossos.