La diputada de la CUP Mireia Boya oculta que es dueña de un hotel rural valorado en 250.000€
Niños ricos, hijos de padres adinerados, jugando a ser antisistema. No sólo ocurre en Podemos, también en la CUP, el partido radical que marca el paso al presidente Carles Puigdemont para poner en marcha su proyecto independentista.
La diputada de la CUP Mireia Boya Busquet oculta en su declaración oficial de patrimonio que es propietaria, junto a su hermano, de un hotel rural situado en el Pirineo leridano y valorado en alrededor de 250.000 euros.
Según su declaración de bienes presentada en el Parlament en 2015, el único inmueble que posee Mireia Boya es el 50% de una «finca urbana» valorada en 8.199,24 euros. Aunque no es cierto, en el documento indica que lo compró en 2005.
En realidad, se trata de un hotel rural de 170 metros cuadrados, distribuidos en tres plantas, que cuenta con un huerto anexo. La diputada explota este establecimiento a través de la comunidad de bienes Borda Guilhamuc C.B., de la que es socia junto a su hermano, Jusèp Boya Busquet, quien desde enero de 2016 es director general de Archivos, Bibliotecas, Museo y Patrimonio de la Generalitat.
Está declarado como «una cuadra»
Elegida por la circunscripción de Lérida, Miria Boya se convirtió en diputada autonómica el 18 de diciembre de 2015 y, tan sólo un mes después, el gobierno de Carles Puigdemont colocó a su hermano como alto cargo de la Conselleria de Cultura.
Funcionario del cuerpo de conservadores de la Generalitat, Jusèp Boya ha sido con anterioridad director del Museo del Vall d’Aran y, desde 2014, director del Museu d’Història de Catalunya. En ambos casos, durante gobiernos de Convergencia (hoy PDeCAT).
El hotel rural que explotan en el municipio leridano de Les, en el Valle de Arán, era un antiguo establo que ambos hermanos recibieron en 2005 como «donación» de su madre, Maria Pilar Busquets, quien fue diputada autonómica de CiU durante dos legislaturas, entre 1984 y 1992. María Pilar Busquets falleció 2016 y el pasado mes de abril el Govern de Carles Puigdemont le concedió la Creu de Sant Jordi a título póstumo.
El hotel rural de la diputada de la CUP Mireia Boya aún aparece declarado en el Registro de la Propiedad como si fuera «una cuadra». Tan sólo un año después de recibirlo como donación, ambos hermanos llevaron a cabo una importante inversión para convertirlo en hotel rural, con capacidad para seis personas.
La alergia de la CUP al turismo
Según la página web en la que se ofrece en alquiler, cuenta con una cocina, comedor, un dormitorio doble, baño, jardín y patio pavimentado en la planta baja. En la primera planta hay otro salón con chimenea, dos dormitorios dobles y un baño. El inmueble cuenta además con un altillo (que no aparece declarado en el Registro de la Propiedad).
Pese a que la CUP detesta el turismo, su diputada por Lérida alquila este hotel rural por 1.150 euros a la semana (es decir, 4.600 euros al mes), durante la temporada alta. En temporada baja, el precio es de 850 euros por semana.
Cuando Mireia Boya se convirtió en diputada, su hotel rural llevaba varios años funcionando, con la correspondiente licencia de alquiler turístico. Pese a ello, la diputada de la CUP indicó en su declaración de bienes que sólo es propietaria de un inmueble valorado en 8.000 euros. Sin embargo, el valor real de mercado de su hotel rural ronda los 250.000 euros.
Mireia Boya ha centrado su actividad parlamentaria en presentar varias iniciativas sobre Memoria Histórica y «reparación jurídica de las víctimas del Franquismo». También es miembro de la Comisión de Investigación sobre la llamada «Operación Cataluña», que el PDeCAT utiliza como cortina de humo para intentar tapar la corrupción de la familia Pujol, el caso Palau y las comisiones del 3% en las que están implicados los principales dirigentes y fundadores de su partido.