Los terroristas del ELN liberan un secuestrado para intentar lograr las mismas ventajas que las FARC
Preocupados porque el proceso al que se querían apuntar se empieza a resquebrajar, los terroristas de la segunda ‘guerrilla’ de Colombia, el autodenominado Ejército de Liberación Nacional (ELN), han liberado este jueves a un secuestrado, el segundo en una semana. Así lo ha anunciado el Comité Internacional de Cruz Roja (CICR), que ha mediado en la misión humanitaria.
«Un civil que estaba en poder del ELN fue entregado hoy al CICR en una zona rural de Saravena. En estos momentos se encuentra de camino a reunirse con su familia», ha dicho el CICR en Colombia a través de un comunicado.
Se trata de Fabio León Ardila, ex alcalde del municipio de Charalá, en el departamento de Santander, que fue capturado el pasado 30 de junio por el ELN, de acuerdo con los medios de comunicación colombianos.
Antes de que el plebiscito del pasado domingo diera la sorpresa que pocos se esperaban, la victoria del NO a la literalidad de los 297 folios acordados por el Gobierno de Juan Manuel santos con las FARC, los líderes del ELN se sentían en posición de fuerza. Pretendían forzar a las autoridades a tener las mismas ventajas que se otorgaban a sus colegas en el narcoterrorismo.
Pero ahora que los colombianos han rechazado que 52 años de extorsiones, asesinatos, violaciones y reclutamientos forzados de menores fueran pagados con impunidad, elegibilidad política y otro tipo de prebendas –como emisoras de radio, dinero y una guardia personal para los líderes terroristas–, les llega la preocupación. Ahora no pueden exigir, y se apresuran a liberar secuestrados para que no se les olvide.
Este miércoles, representantes del NO se reunieron con el presidente y sus asesores en la casa de Nariño, sede de la Presidencia de Colombia. Por primera vez en seis años, Juan Manuel Santos se sentó a la misma mesa que Álvaro Uribe, su antecesor y mayor rival político, para discutir sus exigencias de renegociación de los acuerdos. Las condiciones, sin duda, cambiarán y si bien el líder de las FARC, Timochenko, se ha visto obligado a mantenerse en el compromiso público que adquirió en la firma solemne del pacto, el Cartagena de Indias, el pasado 26 de septiembre, los capos terroristas del ELN pueden ver diluirse su oportunidad de salir del monte por la puerta grande.
El jefe del CICR en Colombia, Christoph Harnisch, ha agradecido «la confianza y el respeto expresados por las partes en su papel como intermediario neutral en el conflicto armado colombiano», al tiempo que ha reiterado su voluntad de seguir facilitando este tipo de misiones.
«Mientras persistan las consecuencias humanitarias del conflicto armado y la violencia en Colombia, el CICR se mantendrá dispuesto a facilitar esta u otro tipo de operaciones humanitarias que alivien el sufrimiento de las víctimas», ha dicho Harnisch.
El 29 de septiembre, también gracias al CICR, el ELN ya había liberado a otro rehén, el agricultor José Ulloque Beleño, que se había intercambiado por su padre, Héctor Rafael Ulloque, secuestrado el 24 de julio. En lo que va de año, el CICR ya ha facilitado la entrega de 13 personas en poder de grupos armados. Desde 1994, suman 1.600.
El ministro de Defensa de Colombia, Luis Carlos Villegas, reveló antes de que se produjeran estas liberaciones que el ELN tenía cuatro rehenes: el ex congresista Odín Sánchez, capturado en Chocó; el líder comunal Henry Pérez, en Catatumbo; y dos agricultores colombianos retenidos en Venezuela, a donde habrían cruzado para pagar la extorsión al ELN.
El Gobierno y la segunda guerrilla de Colombia habían anunciado el pasado 30 de marzo que habían llegado a un acuerdo para iniciar la «fase pública» de los «contactos exploratorios» que comenzaron en 2014 con el objetivo de acabar con la el conflicto armado. Pero los terroristas reclamaban unirse a las condiciones pactadas con las FARC.
Aunque estaba previsto que el diálogo de paz comenzara en mayo en Ecuador, todavía no ha arrancado porque el grupo armado se resistía a liberar a los rehenes y, según denuncia el ELN, porque el Gobierno pretende cambiar la agenda pactada. Ahora, ya se ve, la fuerza de los fusiles claudica ante la de los votos.