Rusia y China descartan por ahora crear su propia OTAN
Putin abre el mercado ruso a las empresas chinas para sustituir a las occidentales que abandonaron el país
Xi Jinping afirma a su llegada a Moscú que su visita a Putin contribuye «al progreso del mundo entero»
Rusia descarta pedir armamento por ahora a China pero se abre a discutir su plan de paz
En el segundo día de visita de Xi Jinping a Rusia, el presidente chino le dio a Putin la inyección de moral que necesita, sobre todo por la orden contra él de arresto de la Corte Penal Internacional (CPI) y porque la invasión de Rusia en Ucrania no está avanzando según lo previsto. De la segunda jornada de la cumbre más observada en todo el mundo por sus previsibles consecuencias globales, los líderes de ambos países reafirmaron la importancia de estrechar lazos económicos y políticos.
Durante una rueda de prensa de media hora más o menos, ambos mandatarios anunciaron el aumento de la cooperación económica y admitieron que profundizarían la cooperación entre sus fuerzas armadas, pero negaron que esos vínculos constituyan una alianza político militar, del estilo de la OTAN, por ahora.
Xi Jinping ha visitado Rusia varias veces desde que llegó al poder, al menos ocho veces desde hace diez años. Y se ha reunido con Putin más de 40 veces en distintas ocasiones. Así que en circunstancias normales, esto no debería ser una noticia tan importante. Sin embargo, esta vez es exactamente diferente porque Putin ahora está aislado internacional y es buscado por la CPI.
El presidente Putin elogió una vez más el plan de China para acabar con la guerra en Ucrania, diciendo que las propuestas constituyen la base de un acuerdo de paz. Pero admitió que es improbable que sea aceptado por el Gobierno ucraniano. El dirigente ruso dijo también que el Kremlin ayudará a las empresas chinas a sustituir a las occidentales que cesaron sus operaciones en Rusia por las sanciones.
El presidente chino, Xi Jinping, por su parte, destacó las conversaciones de la cumbre por su tono «amistoso, franco y fructífero». Según el presidente chino, sus reuniones en Moscú servirán para dar un nuevo impulso a las relaciones de China con Rusia a expensas, esperan ambos países, de Occidente. De una reunión también mantenida con el primer ministro ruso llegó una invitación del Ejecutivo de Pekín para que el presidente Putin devuelva la visita a China.
Malabarismos chinos
Dado que la guerra no está evolucionando como desearía Putin, una de las cuestiones que Rusia ha tratado con esta cumbre era lograr armamento chino para ayudar a cambiar el curso del conflicto. De momento, China sólo ha ofrecido tecnología de doble uso con el fin de evitar las sanciones secundarias a las empresas chinas por parte de Occidente. Así que tras concluir el segundo día de conversaciones, todo hace pensar que Xi Jinping no va a abandonar a Rusia, ni está dispuesto a ver una derrota humillante para Vladímir Putin en Ucrania, por lo que proporcionará aquellos suministros necesarios, no militares que han apuntalado la maquinaria de guerra del presidente ruso durante el último año. De paso, China está encantada de contar con la energía rusa a precio de saldo, y así Moscú se ha vuelto cada vez más dependiente del mercado del gigante asiático.
Todo ello constituye lo que ha sido bautizado como la diplomacia malabarista china, que no quiere dañar la relación comercial con Estados Unidos y la Unión Europea, sus mayores socios comerciales, pero, por otro lado, busca estrechar relaciones con el Kremlin. China y Rusia comparten muchas cosas: una frontera de 4.000 kilómetros, su visión del mundo, abrazan la idea de un sistema multipolar y quieren hacer frente a la dominación estadounidense. Y las dos economías, la rusa y la china, son en cierto modo complementarias. Rusia tiene todas las materias primas que China necesita para seguir creciendo. China, por su parte, puede ofrecer tecnología y dinero. Así que esta asociación entre ambos países tiene sentido, pero no es una asociación igualitaria. China es actualmente el socio principal y antepone sus intereses primero, por lo que cree que puede ganar mucho desarrollando esta relación con Rusia.
Desde una perspectiva a largo plazo, China realmente no quiere tener una Rusia debilitada y la quiere para crear un espacio con el que mitigar el riesgo de sanciones de EEUU. Pero esencialmente Pekín interpreta esta visita como un éxito para restaurar la posición y la imagen internacional de China, y, por otro lado, servir a sus intereses económicos y geoestratégicos.