Netanyahu no consigue la mayoría necesaria en el Parlamento para formar Gobierno

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Centro de votación en Israel.

Apenas un año después de las últimas elecciones parlamentarias en Israel, parece que nada ha cambiado en el panorama político del Estado judío. Nuevamente la población israelí ha sido llamada a votar, y una vez más el resultado final de las elecciones no es nada halagüeño, sin ningún ganador claro, con un fuerte bloqueo en ambos bloques – anti-Netanyahu y pro-Netanyahu -, obligados a hacer malabarismos para pactar con múltiples partidos de naturaleza muy heterogénea. Israel se encuentra a las puertas de unas quintas elecciones.

Pero a pesar de que la historia se repite, el contexto es muy diferente al de hace poco más de un año. En primer lugar, nos encontramos ante el año de la pandemia, en el que el primer ministro Benjamín Netanyahu, ha sabido jugar todas sus cartas a la carrera por la vacuna y ha basado su campaña en el éxito de la vacunación. Israel ha vacunado al 50% de su población con las dos dosis de Pfizer. La campaña electoral de Netanyahu ha ondeado el lema “Volvemos a la vida”, atribuyéndose el éxito del ministerio de Sanidad, y abriendo la vida social, justo a tiempo, para transmitir un ambiente de “normalidad” en el momento de la votación.

En el ámbito de las relaciones exteriores, “Bibi” -apodo con el que se conoce al primer ministro- ha logrado normalizar relaciones con cuatro países árabes: Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Sudán y Marruecos. Una acuciante victoria en el terreno de la política internacional para el aún primer ministro de Israel que, con la ayuda de su aliado en la Casa Blanca Donald Trump, consiguió sacar del tablero de las negociaciones la cuestión palestina como requisito inamovible para poder establecer relaciones con los diferentes Estados árabes.

Pero una pandemia y cuatro tratados de paz después, los resultados electorales del pasado 23 de marzo, no reflejan los éxitos de Netanyahu, cuyo bloque no ha conseguido sumar la mágica cifra de 61 escaños necesarios en la Cámara para formar coalición. El bloqueo en el panorama político israelí es, una vez más, una realidad, y como si del día de la marmota se tratase, se esperan semanas de intensos contactos entre las diferentes formaciones, rocambolescas negociaciones e incluso pactos inverosímiles.

Pero las elecciones de este año traen consigo alguna que otra novedad. El partido de Benny Gantz, “Azul y Blanco”, ha pasado de ser la segunda fuerza política en el país con 33 escaños en los anteriores comicios, a obtener apenas 8. La sociedad israelí ha penalizado duramente al ex jefe del Ejército por haber pactado con Netanyahu en la anterior legislatura mientras se vendía como la alternativa al primer ministro. Otra gran novedad es la entrada con fuerza al Parlamento del Partido Sionista Religioso, con 6 escaños, se trata de la primera vez que una organización supremacista, fuertemente racista y antiárabe pasa a formar parte de la Knesset. Por lo que la derechización del parlamento israelí es un hecho a tener en cuenta.

Finalmente, y con el 100% de los votos escrutados, el Parlamento israelí quedaría conformado de la siguiente manera: Netanyahu y sus socios alcanzarían los 52 escaños, mientras que el bloque anti-Netanyahu obtendría 57. Las llaves de la formación de Gobierno estarían en manos del derechista Yamina con 7 y el islamista Raam, liderado por Mansour Abbas, con 4.

Pero la composición de una coalición es una carrera de obstáculos constante, el jefe del Partido Sionista Religioso, Bezalel Smotrich, adelantaba que «no habrá un Gobierno de derechas con el apoyo de Abbas», cerrando la puerta a una posible unión entre los partidos islamistas y judíos religiosos de Israel.

Por su parte, el bloque anti-Netanyahu, con una mayoría justa en el Parlamento, puede aspirar a controlar la presidencia de la Cámara, y ya ha planteado la posibilidad de aprobar un proyecto de ley que impida presentarse como candidato a jefe de Gobierno a un procesado. Netanyahu quedaría así vetado de presentarse a una nueva candidatura en caso de forzar unas quintas elecciones.

La esfera política en Israel es más que convulsa, el presidente del Estado de Israel, Reuven Rivlin, ya ha anunciado que no iniciará las consultas para la formación de Gobierno hasta el próximo 5 de abril. Ese mismo día, el primer ministro Netanyahu tendrá que sentarse en el banquillo de los acusados por tres casos de soborno, fraude y abuso de poder.

 

 

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