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Milei, de tertuliano a presidente de Argentina: el libertario que aplastó al peronismo

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Luis Balcarce

Hasta hace unos años, Javier Milei (53 años), próximo presidente de los argentinos tras ganar por paliza al peronismo este domingo, era apenas un iracundo tertuliano al que las televisiones llamaban para chotearse de él por sus desbordes emocionales. Seamos sinceros: si Milei no fuera Milei, nadie se hubiera fijado en él y el fenómeno político que causó jamás hubiera existido. Para conseguir poner de pie a miles de jóvenes, en su mayoría de los estratos sociales más bajos, e ilusionarles con un proyecto sin prometerles dádivas ni paguitas, hay que ser un loco excéntrico, sin miedo a nada. Hay que ser Milei.

Javier Milei se definía como libertario, un enemigo de la casta y el Estado, algo tan inusual en Argentina que obligaba a muchos a buscar la palabra en el diccionario.  Sus intempestivas reacciones en directo eran un espectáculo en sí mismo. Y sus ideas -dinamitar el Banco Central, por ejemplo- causaban asombro y risa en una Argentina encadenada al catecismo peronista. Las cadenas argentinas se lo rifaban.

En 2018 lo llevaron a hablar de sexo: «El sexo tántrico es lo que vendría a ser el yoga sexual. Una técnica que viene de oriente y reconoce a la mujer como la campeona del sexo. Entonces el hombre tiene que mejorar su performance, ponerse a la altura de la mujer», dijo sin despeinarse. El economista friki disparaba la audiencia.

Pero pese a sus ataques de cólera contra los «zurdos de mierda», Milei era respetado porque solía clavar sus predicciones económicas, lo cual tiene mérito en un país caótico y desconcertante como Argentina. Un día alguien retó a Milei a formar un partido político, así dejaba de quejarse. «Y yo dije, OK…». Cuando Milei recuerda esta anécdota, pronuncia okeyyyy, una manera argentina de decir que el que ríe último, ríe mejor.

¿Quién es realmente Javier Milei?

Javier Milei hizo algo impensable entre los liberales en Argentina: meterse en política. Cuando en el 2020 Javier Milei anunciaba su ingreso a la política argentina porque quería «meterse en el sistema para dinamitarlo», pocos hubieran aventurado que siquiera lograría la banca de diputado por la que se anotaba por competir. Detrás suyo, como todo apoyo, está su hermana Karina, a la que apodan El Jefe por ser la que manda en La Libertad Avanza y a sus “hijitos de cuatro patas”: sus perros MurrayMiltonRobert y Lucas, bautizados así por economistas a los que admira. A ellos se ha sumado su novia Fátima Flórez, una de las mejores imitadoras argentinas, de la que ha confesado estar «muy enamorado».

Fátima humanizó a un hombre roto, marcado por las palizas que le daba su padre. «Nacido en el barrio de Palermo y criado en Saenz Peña, en Tres de Febrero, la golpiza que marcó a Milei llegó a los 11 años, el 2 de abril de 1982. En plena Guerra de Malvinas, el pequeño Javier -relata Clarín- expresó en voz alta el sin sentido del conflicto y la abrumadora ventaja del ejército inglés por sobre el argentino, algo que enfureció a su padre, autobusero de profesión. ‘Empezó a pegarme trompadas y patadas. Me fue pateando a lo largo de toda la cocina. De grande dejó de pegarme para infligir violencia psicológica’, contó el economista.

“Mi padre me hacía bullying. De chico había maltrato físico y estamos hablando de una persona de 1.90, no eran palizas normales. Después cuando estudiaba siempre fue muy despectivo para mi carrera, siempre me dijo que era una basura, que me iba a morir de hambre y que iba a ser un inútil toda la vida», confesó en otra oportunidad.

El regreso del liberalismo a la Argentina

Milei suele recordar una anécdota curiosa que explica por qué tuvieron que pasar 8o años para volver a ver al liberalismo resurgir en Argentina. «¿Se acuerda, Profe, -dijo mirando a su mentor- cuando usted me dijo que no me meta en política porque me necesitaba para la batalla cultural. Y yo le dije ‘Profe, ni en pedo, esto a mí no me gusta’. Mire dónde estamos. Mire lo que es el orden espontáneo», dijo recordando el concepto de Hayek. El mismo Hayek que tuvo la culpa de enviar a los intelectuales liberales al Parnaso de las ideas mientras la política la dejaban en manos de la izquierda.

«Lo que queremos es volver a abrazar las ideas de la libertad, las ideas de un prócer como Esteban Echeverría, en el que se resume todo el ideario que hizo de nuestro país un faro de libertad para todos los habitantes del mundo. Eso es en esencia, nuestra propuesta. Esas ideas plasmadas en la Constitución de Alberdi de 1853 y puesta en marcha a partir de 1860, donde de ser un país de bárbaros en 35 años, nos convertimos en la primera potencia mundial». Este es resumido el ideario político de Milei, hacer regresar a la Argentina a los tiempos en los que era una potencia mundial.

«Milei logra recuperar algo que estaba medio perdido en este momento de la política argentina, que es que ofrece algún tipo de esperanza», dice su biógrafo Juan González, autor del libro El Loco, que este año se volvió un éxito editorial. «Es un líder inestable», señaló el periodista «en un país inestable».  Así todo, Milei transmite esperanza: «Terminar con la inflación para siempre, terminar con la inseguridad para siempre, terminar con los privilegios de los políticos para siempre», dice convencido. La Casa Rosada le espera. Veremos si es cierto.

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