Venezuela

¡Maduro consuma el fraude electoral! El régimen le da la victoria con el 51,2% de los ‘votos’

El secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, muestra su "seria preocupación" por no respetar la voluntad del pueblo

¡Maduro consuma el fraude electoral! El régimen le da la victoria con el 51,2% de los ‘votos’
Rafael Gallego

La narcodictadura de Nicolás Maduro lo ha vuelto a hacer. La autoridad electoral de Venezuela lo ha declarado ganador de las elecciones pese a que los sondeos a pie de urna mostraban una abrumadora victoria de la oposición y pese a que los datos que manejaban los dirigentes opositores les indicaban una victoria clara, reflejo de lo que se vivió durante toda la jornada. Nada importó: la sombra del fraude volvió a ser protagonista, como ya había vaticinado el enviado especial de OKDIARIO a Venezuela: «Aquí huele a fraude electoral», reveló el pasado jueves en la zona cero del chavismo en Caracas.

Era la media noche en Venezuela, en torno a las 6 de la mañana en la Europa peninsular, cuando la autoridad electoral comunicaba los resultados, seis horas después del cierre de los colegios. «Con el 80% de las mesas escrutadas, y con una participación del 59%», introdujo el portavoz del régimen, que procedió a informar de los votos: «Nicolás Maduro, 51,20%; Edmundo González, 44,2%». Por lo tanto, dijo, «felicitamos al nuevo presidente de Venezuela, Nicolás Maduro». Así quedó certificado un nuevo fraude en Venezuela.

La candidatura opositora manejaba datos oficiales del recuento al 30% que les daban cifras similares a las mostradas por los sondeos a pie de urna, superiores incluso, cerca de un 70% de ventaja para Edmundo González. Entre ahí y el resultado anunciado por la autoridad electoral del régimen, apagón total. Resultado: la enésima farsa.

Ya resultó llamativo y simbólico que mientras avanzaba la noche y se retrasaba la difusión de los datos oficiales, los diferentes gobiernos de Sudamérica hacían llamamientos a respetar la voluntad del pueblo, incluyendo los más izquierdistas como el colombiano de Gustavo Petro o el chileno de Gabriel Boric. Peticiones que cayeron en saco roto, ya que el régimen venezolano ha preferido mantener la farsa y perpetuarse en el poder. El propio Boric reaccionó a estos resultados subrayando que «el régimen de Maduro debe entender que los resultados que publica son difíciles de creer. […] Desde Chile no reconoceremos ningún resultado que no sea verificable».

El secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, mostró su «seria preocupación» por que el resultado de las elecciones no haya reflejado la voluntad del pueblo.

Farsa con precedentes

Precedentes hay de las trampas del régimen chavista. Se han vivido elecciones ficticias -aunque sin duda no tanto como la de este domingo-, otras directamente sin interés alguno, toda vez que el régimen inhabilitó a cualquier candidato realmente opositor. Quizá, la reacción nunca fue tan sibilina como cuando en 2015 el régimen respetó los resultados de unas elecciones legislativas que la oposición ganó holgadamente. Simplemente, había un plan: el régimen acabó con su propio Parlamento y se sacó de la manga una Asamblea Constituyente para retener el poder. Desde entonces, sólo se han dado farsas electorales.

Han sido, hasta ahora, 25 años de régimen chavista en Venezuela, una auténtica dictadura que ha llevado al país con las mayores reservas de crudo del mundo a un profundo declive económico, a convertirse en poco menos que un Estado fallido, en un país donde, sólo desde el año 2014, casi 16.000 personas han dado con sus huesos en la cárcel por motivos exclusivamente políticos, donde en los últimos 10 años más de 9.400 personas han perdido la vida asesinadas por policías y militares del régimen según unas cuentas, más de 330.000 en los 25 años según otras entidades. Un país donde sólo en esta campaña se han detenido a más de 130 personas por apoyar la candidatura opositora. La inflación no ha dejado de dispararse durante estos 25 años, con un pico del 130.000% en 2018.

25 años que serán más, toda vez que no por albergar elecciones el venezolano deja de ser un régimen dictatorial, directamente emparentado con otros como el ruso o la teocracia iraní.

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