Lacz: «Tenemos que quitarle la voz a los que inspiran a los jóvenes a alistarse al ISIS»
Kevin Lacz se unió a la Marina después del 11-S para llegar a formar parte del equipo de operaciones especiales de los SEAL, lo que significa estar en primera línea de guerra. Sirvió en Irak durante la Batalla de Ramadi en 2006, calificada como una de las más duras en este despliegue.
Ahora, Lacz presenta en España sus memorias militares ayudado de su esposa, Lindsey Lacz, y el escritor Ethan Rocke. OKDIARIO es el primer medio español en hablar con él.
P.- ¿El ISIS tiene un final?
R.- Totalmente. Cada problema tiene una solución, pero tenemos que unirnos globalmente y quitarles la oportunidad. Tenemos que estar más comprometidos con Siria, Irak, Somalia, en las zonas de alta tensión. Pero respecto a la coalición con los estados árabes tenemos que quitarles la voz a esos que inspiran a los jóvenes a alistarse con el ISIS. El mundo tiene que desarrollar un apetito para entrar en guerra durante mucho tiempo. Tenemos que estar más unificados como hicimos después del 11S.
P.- Cuenta en el libro “un seal nace, no se hace”. ¿Nos lo puede explicar?
R.- Hay cualidades inherentes en un SEAL. El hecho de que alguien sea capaz de hacer ese trabajo, yo siempre las he tenido y no lo supe hasta que me enfrenté al proceso de selección. Una vez más vuelvo a los números, no es para todos y ahí que saber afrontarlo para saberlo.
P.- También habla del miedo, ¿cómo logra dominarlo en esas situaciones?
R.- No creo que nunca llegues a controlar el miedo del todo. Aprendes sobre como funciona y para mí lo que separa las fuerzas especiales de las demás es que sabemos distinguirlo y te mantiene cuerdo a la vez. Te bloquea a la hora de tomar decisiones estúpidas y también te puede paralizar, así que cuando entrenas a este nivel te tienes que dar cuenta de que estás ahí.
P.- Personalmente, ¿le ha atormentado por no saber compaginar la vida personal con la laboral?
No, mi mujer me ayudó mucho. El hecho de poner de lado parte de tu humanidad es parte del trabajo. Haces compartimentos y tienes que ir a estos lugares y luego con tu familia. Es un trabajo salvaje contra un enemigo salvaje y sabes que la mayoría de la gente no va a entender. Pero no te hace ni más ni menos personas que el otro.
Lindey Lacz también tiene una historia de «sudor, lágrimas y vida feliz» que contar:
P.- ¿Qué representa este libro?
R.- Ha sido muy interesante escribirlo con Kevin porque ya conocía muchas historias sobre el despliegue que ocurrió justo antes de conocernos, pero fue interesante profundizar y que me contase cosas que nunca me había contado. También apagamos el rol de marido-mujer y encendimos el rol de los escritores. Me alegro mucho y sé que para él era muy importante.
P.- ¿Cómo conoció a Kevin?
R.- Es una historia graciosa. Tuvo una cita a ciegas con mi hermana y no conectaron y se hicieron muy amigos. Fui a visitarla a San Diego y nos presentó. Fue amor a primera vista y cuando volví a florida me dijo que si quería irme a vivir con él. Dejé mi trabajo. Lo dejé todo y me ayudó mucho.
P.- Más que nadie has vivido la soledad cuando se va tu marido a la guerra, el sufrimiento, quizá. ¿Cómo eran esos momentos?
R.- Fue muy duro. Estábamos juntos cuando se volvió a ir en 2008 y hay que tomárselo día a día. Cuento a todo el mundo que la tecnología puede ser una maldición o una bendición porque tenía suerte de mandarle muchos mails pero también esperar esas llamadas y esos mails y si no los recibes a la misma hora todos los días empiezas a preocuparte en exceso. Te rodeas de las personas a las que quieres.
P.- ¿Su trabajo nunca os dividió?
R.- Crecí en una familia militar. Mi padre también era marine. No era un seal. Fue muy curioso porque dije nunca me casaré con un militar y conocí a Kevin y mira… una vez que conocí a todos sus amigos creí en estos tipos extraordinarios. Cuando ves lo que hacen es increíble. Cuando decidió salir y tener hijos cambiaron las cosas porque no quería estar viajando, quería estar en casa. Gracias que lo dejó porque no sé si lo podría haber llevado bien.
P.- Háblenos del papel de la mujer en el Ejército y cómo lo interpreta?
R.- Las reglas han cambiado recientemente. Han abierto estos roles a mujeres. Hay una que ha pasado la escuela de ‘Rangers’ pero no ha habido ninguna que ha intentado someterse al entrenamiento de los SEAL. Tengo sentimientos encontrados porque realmente es una hermandad y no están fácil solo con pasar la parte físico sino que también es un tema psicológico estar juntos y defienden esa hermandad. En mi opinión, una mujer podría cambiar eso entrando en ese equipo.