Corbyn fue el ‘agente Cob’ y pasó información a espías checoslovacos durante la Guerra Fría
Un viejo agente secreto checoslovaco acaba de acusar expresamente y sin ambages al líder del Partido Laborista y reciente candidato a primer ministro, Jeremy Corbyn, de haber sido informante del bloque del Este durante los años de la Guerra Fría. Jan Sarkocy habla este sábado para el Daily Telegraph y describe a Corbyn como «un hombre honesto, pero idiota». Y todo porque, a pesar de que era costumbre pagar a los informantes, «nunca le di un sólo sobre con dinero».
El líder izquierdista niega las acusaciones, pero no los encuentros con Sarkocy, aunque alega que se le presentó «como diplomático» como excusa. «Eso es absurdo», responde en el mismo diario el antiguo espía, «todo el mundo sabía entonces que ‘diplomático’ era tapadera de espía».
Según el agente checoslovaco, Corbyn tenía el nombre en clave de ‘agente Cob’ y sabía que él era un espía y que, a pesar de ello, el hoy líder laborista le proveyó de información durante al menos un par de años. «Se dice que fueron sólo tres reuniones entre 1986 y 1987, pero hubo muchas más», insiste Sarkocy, «y además en Moscú las consideraban informaciones de de número uno».
Este sábado está previsto que la primera ministra británica, Theresa May, se dirija a los agentes de Inteligencia de Reino Unido. Una comunidad que lleva tiempo llamando la atención sobre la «poca fiabilidad» del líder de la oposición. Al punto de que sir Richard Dearlove, antiguo jefe del MI6, dijo la misma víspera de las elecciones del pasado 8 de junio que «antes que ser el líder del servicio secreto, Jeremy Corbyn debería ser investigado por sus agentes».
Ya el mes pasado, el mismo periódico que hace estas revelaciones, publicó un informe con las supuestas conexiones del controvertido líder izquierdista con los terroristas del IRA durante el Gobierno conservador de Margaret Thatcher (1979-1990). Incluso, que había sido investigado durante décadas por agentes especiales por presuntas actividades antidemocráticas.
Todas estas revelaciones encajan con el perfil de ‘viejo rojo’ que siempre ha tenido Jeremy Corbyn, que se alzó con el poder en el Partido Laborista tras la derrota de Ed Miliband en las elecciones del 7 de mayo de 2015. Entonces, los conservadores del entonces primer ministro David Cameron arrasaron y alcanzaron un potentísima mayoría absoluta en Westminster.
El Partido Laborista renunció a la llamada Tercera Vía inaugurada por Tony Blair una larga década atrás, enterró a Miliband y se echó en manos de un abuelo agitador que enardecía a los más desfavorecidos de la crisis con eslóganes populistas cercanos a los que en España abrazó más tarde Podemos.
Los «amigos» de Hizbollah
Ya entonces el ala menos radical del laborismo se resistió a la victoria por primarias del hoy señalado como informante del comunismo durante la Guerra Fría. Le sacaron a la luz viejas historias y se le acusó de haber mostrado públicamente su simpatías por los terroristas libaneses de Hizbollah, a los que calificó incluso de «amigos», lo que nunca fue negado categóricamente por Jeremy Corbyn. Era imposible: la hemeroteca lo demuestra.
El todavía líder de la oposición en los Comunes tampoco puede decir que sea falso que se mostrara contrario a la reunificación de Alemania tras la caída del Muro de Berlín en 1989. Ni por ésas ni a través de una moción de censura interna en el partido los moderados lograron deshacerse de él.
Ahora, Sarkocy —que operaba bajo el sobrenombre de Teniente Jan Dymic, fue expulsado por el Gobierno de Margaret Thatcher en 1989 por espionaje— está dispuesto a poner en peligro la estabilidad del liderazgo de Corbyn… y de todo el izquierdismo británico. «Más líderes laboristas fueron informantes del StB [el servicio secreto checoslovaco] y de otras agencias del Este», ha dicho.