Irán aprovecha que Biden está hundido para amenazar al mundo con una «expansión de la guerra»
El terrorismo patrocinado por el régimen de los ayatolás expande sus ataques contra Israel
Con la Casa Blanca en una situación crítica, con el presidente estadounidense Joe Biden desaparecido del poder por enfermedad –se ha dicho oficialmente que por Covid– y hundido dentro de su partido, el terrorismo internacional patrocinado por Irán lleva días desplegando una nueva ofensiva contra Israel. Además del nido terrorista de Hamás atrincherado en Gaza, han proliferado los ataques desde el Líbano por parte de los terroristas de Hezbolá y desde Yemen a cargo de los hutíes. Israel está teniendo que emplearse a fondo para neutralizar las oleadas de misiles y aviones explosivos no tripulados que les están lanzando. La inmensa mayoría los está neutralizando, pero no todos.
El pasado viernes, uno de esos ataques alcanzó Tel Aviv, con el resultado de un muerto y cuatro heridos. El impacto se produjo en un punto de la ciudad próximo a la Embajada de EEUU, el gran y tradicional aliado defensivo de Israel. En la madrugada de este domingo –hora española–, un misil tierra-tierra hizo sembrar el terror en la ciudad hebrea de Eilat, al sur de Israel. Los hutíes han reivindicado el lanzamiento de varios misiles balísticos.
La situación ha obligado a Israel a activar su estado de alerta al máximo, mientras Irán saca pecho y este mismo domingo ha amenazado al mundo con una «expansión de la guerra»: un conflicto bélico extendido en Oriente Medio repercute en Occidente en lo económico y en lo geopolítico, dado el carácter estratégico de esta región del planeta. Eso sin contar con la posibilidad de desplegar acciones terroristas directamente en los países occidentales que defienden Israel, la única democracia de Oriente Medio. En abril, Irán amenazó abiertamente con actuar contra cualquier país que el régimen de los ayatolás considera que le es hostil por apoyar a Israel. Poco después, Pedro Sánchez se desmarcó de la posición mayoritaria de las grandes democracias occidentales, su Gobierno reconoció a Palestina como estado y fue aplaudido por los terroristas de Hamás.
El particular polvorín de Oriente Medio volvió a arder el jueves con los ataques desplegados por los terroristas hutíes y de Hezbolá, desde Yemen y el Líbano, respectivamente. Entre el jueves y el viernes, por ejemplo, Israel tuvo que hacer frente al lanzamiento de 45 misiles y cohetes desde el Líbano, además de un significativo número de misiles y aviones explosivos no tripulados desde Yemen. El Gobierno de Netanyahu respondió con un ataque defensivo contra un centro neurálgico de los terroristas hutíes aliados de Irán, el nido que tienen en la ciudad costera yemení de Hodaida. Desde allí lanzan ataques aéreos contra Israel y despliegan su terror contra los barcos mercantes que transitan el Mar Rojo.
El ataque de Israel, que los terroristas de Yemen dicen que han provocado tres muertos y 87 heridos, fue dirigido contra infraestructuras que benefician a los hutíes: el muelle de descarga de petróleo y gas de Hodaida, así como sus depósitos de almacenamiento de combustibles y las grúas de carga y descarga.
Alarmante escalada del conflicto
Tras esa acción defensiva de Israel, los hutíes han desplegado otro ataque aéreo contra Israel en la madrugada de este domingo –hora española– en lo que es una clara escalada que el Gobierno de Irán aplaude y jalea abiertamente, para satisfacción de los terroristas de Hamás. Fueron estos quienes detonaron el actual conflicto cuando hace nueve meses, en octubre de 2023, cometieron la masiva matanza de civiles israelíes mediante una incursión desde la Franja de Gaza, un territorio que, pese a ser palestino, está fuera del control del gobierno de la Autoridad Nacional Palestina. Allí quienes mandan son los terroristas de Hamás. El conflicto que desató aquella matanza de judíos ha convertido Gaza en devastador escenario de guerra por la ofensiva lanzada por Israel con el objetivo de erradicar a Hamás, con la población civil como gran víctima de la guerra.
En abril, en otra crítica escalada del conflicto, Irán optó por atacar directamente a Israel. Lanzó contra este país más de 300 misiles y aviones explosivos no tripulados. Puso a prueba el escudo áereo defensivo de Israel, que contó con decisivo apoyo de fuerzas de Estados Unidos y Gran Bretaña.
Ahora, en lo que parece claramente que sigue un guión medido por el régimen de los ayatolás, la secuencia de ataques contra Israel desde bases terroristas de Líbano y Yemen, la respuesta defensiva de Israel y la réplica armada de esos grupos patrocinados por Irán se ve acompañada de una belicista declaración del Gobierno de Teherán.
El Ejecutivo iraní amaga con extender la guerra. Lo ha dicho abiertamente en las últimas horas a través de su ministro de Exteriores, Naser Kananí. Teherán aplaude a los hutíes, que prometen atacar «objetivos vitales del enemigo sionista» y declaran que Tel Aviv es «zona insegura». Para remachar, el Gobierno iraní ha expresado su «noble apoyo» a los terroristas asentados en Yemen y amenaza con «una escalada y expansión de la guerra». Sus patrocinados de Hezbolá, por su parte, hablan desde sus bases del Líbano de que el conflicto ha entrado en una «fase nueva y peligrosa».