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Fabiola Yáñez: «Alberto Fernández jamás me pidió perdón por las palizas que me daba, la culpa siempre la tenía yo»

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Luis Balcarce

Fabiola Yáñez es la mujer que se enfrentó a la enorme apisonadora peronista para desenmascarar lo que ella describe como una farsa: un gobierno que enarbolaba banderas feministas mientras su máximo representante, Alberto Fernández, ex pareja de Yáñez, la molía a golpes en la residencia presidencial de Olivos en Buenos Aires. Su testimonio no sólo expuso la hipocresía y el cinismo del kirchnerismo, sino que también dio esperanza a otras víctimas.

En una extensa entrevista concedida a OKDIARIO en Madrid, Fabiola Yáñez, ex primera dama de Argentina, revela los detalles del calvario de violencia física y psicológica que sufrió durante años mientras compartía su vida con quien fuera el máximo mandatario argentino: «Alberto Fernández jamás me pidió perdón por las palizas que me daba, la culpa siempre la tenía yo», dice Yáñez sin titubeos.

«Nunca me pidió perdón por nada», afirma Yáñez, quien actualmente reside en Madrid junto a su hijo Francisco, de dos años y medio, y su madre. La ex primera dama decidió hacer públicas las agresiones después de que se filtraran fotografías que evidenciaban los golpes recibidos, imágenes que estaban en el teléfono de una ex secretaria privada de Fernández y que salieron a la luz tras una investigación por corrupción.

La violencia física, según relata, iba acompañada de un sistemático maltrato psicológico que ella considera incluso más devastador: «El daño psicológico es lo más fuerte que uno padece cuando está con una persona así». Yáñez describe cómo esta violencia la fue «disminuyendo y enfermando», hasta el punto de normalizar ese tipo de trato.

Fabiola Yáñez y las palizas que le propinaba Alberto Fernández.

Los mensajes intercambiados entre ambos, que salieron a la luz en octubre, revelan la psicopatía perversa de Fernández. «Me vuelves a golpear, ¿estás loco?», le escribía ella, a lo que Fernández respondía: «Me siento mal, me cuesta respirar», victimizándose después de haberla agredido. «Me dabas sopapos, me dejabas la cara hirviendo», recordaba Yáñez en los chats.

La ex primera dama también denuncia que Fernández intentó evitar que las agresiones se hicieran públicas, presionándola a través de abogados para que no presentara denuncia. «Me lo pidió mil veces», asegura, añadiendo que le advertían de que «iba a sufrir mucho». A pesar de las presiones –»me coaccionó para que no lo denunciara ante el juez»– decidió hacer público el maltrato, en parte porque consideraba necesario desenmascarar la hipocresía de un gobierno que «bregó en todo momento o dio un discurso muy feminista» mientras su líder ejercía violencia de género en privado.

«Fotos de amantes desnudas»

Mientras Fernández presumía de «haber acabado con el patriarcado» y declaraba que le daba «vergüenza que en Argentina una mujer padezca violencia de género», ejercía sistemáticamente la violencia contra su pareja en la residencia presidencial de Olivos. A tal punto que Fabiola tuvo que irse a vivir a la casa de invitados para escapar de la violencia a la que la sometía su ex pareja.

La entrevista también revela otros aspectos perturbadores de la relación, como las múltiples infidelidades de Fernández. «Él me decía que eran chicas que las conocía desde que habían nacido. Le enviaban fotos desnudas. Estas infidelidades comenzaron antes de que él sea presidente. Siempre tenía una excusa o algo», recuerda Fabiola. «Durante 14 años me enfermaste con tu proceder enfermizo de tener 20 mujeres a la vez», le recriminaba Yáñez en uno de los mensajes. Estas relaciones paralelas incluían situaciones comprometedoras en la propia Casa Rosada, como evidenciaron videos que posteriormente se filtraron.

«Violencia contra mi hijo»

Actualmente, Yáñez enfrenta dificultades adicionales relacionadas con la custodia de su hijo. Denuncia que Fernández ejerce violencia verbal y psicológica durante las videollamadas con el pequeño, exigiéndole comportamientos inadecuados para su edad y mostrando una actitud hostil. Además, revela que el ex presidente utilizó sus conocimientos legales para evitar que ella pudiera reclamar una compensación económica, dejando pasar estratégicamente los seis meses establecidos por la ley para realizar dicha reclamación.

La ex primera dama también señala la soledad que experimentó dentro del aparato político que rodeaba a Fernández. Incluso cuando pidió ayuda a la ministra de Género, Ayelén Mazzina, quien era conocedora de la situación, ésta optó por negarlo todo, evidenciando nuevamente la contradicción entre el discurso público y las acciones privadas del gobierno.

Ahora, desde Madrid, Yáñez intenta reconstruir su vida junto a su hijo y su madre. Ha retomado su pasión por la pintura y tiene proyectos profesionales en marcha, incluyendo un documental y un libro donde planea contar su historia. «Quiero que esa oscuridad se convierta en un poco de luz y que pueda ayudar a muchas mujeres que están en esta situación», explica, destacando que su caso puede servir para animar a otras víctimas a denunciar, independientemente del poder de su agresor.

«Si yo sola me animé a hacer esto, sabiendo a quién me enfrentaba, que enfrentarse a un ex presidente, que enfrentarse al poder… creo que cualquier mujer tendría que sentirse fuerte», concluye Yáñez, quien ahora recibe muestras de apoyo de mujeres que se identifican con su historia y valoran su valentía al hacer pública su experiencia.

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