Estados Unidos pone en marcha la Operación Centinela para proteger el estrecho de Ormuz

Mohamad Javad Zarif, ministro de Exteriores de Irán. Foto. EP
Mohamad Javad Zarif, ministro de Exteriores de Irán. Foto. EP
  • Henar Hernández | atalayar.com

La Operación o Programa Centinela (‘Sentinel’) ha dado comienzo en el estrecho de Ormuz, con un doble objetivo: por un lado, “proteger los objetivos vitales”, pues cabe recordar que por esta vía pasa el 30% del comercio mundial del petróleo; y, por otro lado, “disuadir las provocaciones y los conflictos” que quiera iniciar Irán. Así lo ha comunicado el recién nombrado secretario de Defensa de Estados Unidos, Mark T. Esper, quien antes desempeñó el cargo de secretario de Defensa interino y secretario del Ejército, en su primera rueda de prensa tras su llegada al cargo el 23 de julio.

En referencia a las tensiones en el golfo Pérsico y los últimos acontecimientos en los que se han visto involucrados Irán y Estados Unidos, Esper ha explicado que su país no busca “conflictos con Irán”, sino formas de relacionarse con ellos “diplomáticamente”. “Vieron durante el fin de semana que algunos informes del Presidente revelaban que está más que dispuesto a reunirse con los líderes de Irán para resolver esto diplomáticamente. Ese ha sido el propósito de la Operación Centinela, sacarnos de ese camino y tomar uno diferente”, ha asegurado ante los medios. Asimismo, ha urgido a Irán a aceptar la senda del diálogo: “Esperamos que los iraníes acepten reunirse, hablar y ayudarnos a resolver estos problemas”.

Por su parte, el presidente iraní, Hasan Rohaní, declaró que, para que una reunión entre él y el presidente estadounidense, Donald Trump, se celebrase – como propuso Francia en la cumbre del G7 – era necesario que Washington levantara todas sus sanciones impuestas contra Teherán. Lejos de cumplirse este requisito iraní, este jueves se ha conocido que el Gobierno de EEUU ha incluido en su lista de sanciones económicas a dos grupos empresariales y varios individuos encargados de proveer suministros utilizados para el programa de misiles iraní. Estas nuevas medidas implican el bloqueo de todos los bienes e intereses de las compañías y personas afectadas en territorio del país norteamericano, así como la prohibición de realizar operaciones comerciales con ellos.

La Operación Centinela

La Operación Centinela fue anunciada el pasado 16 de junio por el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, después de que se sucediera un goteo incesante de incidentes en el estrecho de Ormuz, punto de confluencia del golfo Pérsico y del golfo de Omán. El detonante que propició la presentación del plan estadounidense fue el ataque a dos petroleros extranjeros en las aguas de Omán el 13 de junio: el Front Altair, de bandera de las Islas Marshall, propiedad de la empresa noruega Frontline; y el Kokuka Courageous, de bandera de Panamá y propiedad de la empresa japonesa Kokuka Sangyo. Entonces, Pompeo responsabilizó directamente a Irán de los ataques, justificando su denuncia por las armas usadas y “la capacitación para llevar a cabo dichas operaciones de inteligencia y a ese nivel de sofisticación”.

Los detalles de la Operación no se han hecho oficiales hasta el momento, aunque los medios estadounidenses como The Washington Post se han ido haciendo eco de algunas especificaciones: en primer lugar, las embarcaciones que utilicen dicha ruta “recibirían cámaras y otros dispositivos de monitoreo para corroborar las amenazas de Irán”, y aquellos buques que lo necesiten serían, escoltados, además, “por otros barcos, tanto militares como comerciales”. Entonces, la publicación estadounidense reveló, citando a un alto funcionario del Departamento de Estado, que el programa trata de emplear “elementos disuasivos proactivos para que Irán deje de hacer lo que quiera y luego, encima, lo niegue”.

Asimismo, Mark T. Esper ha comunicado que Reino Unido, Australia y Bahréin están participando en la Operación como “socios”, si bien ha declarado que siguen “en conversaciones con muchas naciones que han tenido, que tienen interés en la apertura de esta región”, por lo que esperan ver “que la lista de participantes continúe creciendo”.

Reino Unido se configuró, así, como el primer país que anunció su compromiso con la Operación estadounidense. El ministro de Defensa británico, Ben Wallace, comunicó, en una declaración publicada el 6 de agosto, que su país estaba “decidido a proteger a sus navíos contra las amenazas ilegales”. Cabe recordar, no obstante, que, el 23 de julio, el que fuera secretario de Exteriores británico, Jeremy Hunt, manifestó su intención de “organizar una misión de protección marítima liderada por Europa para apoyar el paso seguro tanto de la tripulación como de la carga en esta región vital”, sobre todo, después de la retención del buque británico Stena Impero por parte de las autoridades iraníes desde este 19 de julio. Sobre esta cuestión, el ministro de Exteriores iraní, Javad Zarif, ha anunciado, este miércoles, que acelerarán “el proceso legal” para solventar la situación de stand by que vive la embarcación, a la que acusan de violar varias normas marítimas, como el hecho de apagar su GPS e ignorar las llamadas de socorro realizadas por un barco pesquero con el que supuestamente colisionó. El navío se encuentra actualmente detenido en el puerto iraní de Bandar Abbas.

Los planes de Hunt se desmoronaron con la llegada a Downing Street de Boris Johnson justamente un día después al anuncio, el 24 de julio. Hunt, ante el rechazo de una propuesta del primer ministro para ocupar otro puesto en su Gabinete, se despidió del equipo de Gobierno británico, siendo reemplazado por el que fuera el negociador del Reino Unido para el Brexit, Dominic Raab. Así, con la entrada en escena de Johnson, la política exterior y, sobre todo, en relación con las tensiones en el Golfo, dio un giro de 180 grados, abandonando la idea de que Reino Unido liderara una estrategia en Ormuz y cediendo este papel a Estados Unidos. “Es la medida más importante de la política exterior fuera del Brexit”, rezaba el comunicado de Wallace.

Tras los pasos de Reino Unido, Bahréin anunció, el 20 de agosto, su adhesión a la Operación Centinela, erigiéndose como el primer país árabe en sumarse a la contienda. La monarquía del Golfo adoptó su decisión tras la reunión entre el rey Hamad bin Isa al-Khalifa y el jefe del Comando Central de Estados Unidos (CENTCOM) para el Golfo, Kenneth Franklin McKenzie, en un encuentro en el que el mandatario bahreiní loó “el papel de Estados Unidos y su apoyo a la seguridad y estabilidad regionales”.

Posteriormente, Australia se confirmó como el tercer socio de la Operación en un anuncio realizado el 21 de agosto por el primer ministro, Scott Morrison: “Este comportamiento desestabilizador [de Irán] es una amenaza para los intereses australianos en la región”, declaró en aquel entonces el primer ministro.

La contribución del país oceánico a la misión ha sido definida como “modesta” por Morrison, pues consiste en el envío de una fragata con 170 efectivos, un avión de vigilancia marítima P8 y personas de apoyo. Además, ha explicado que la contribución “tendrá un alcance limitado y un límite de tiempo”: mientras que el P8 operará durante un mes, la fragata patrullará durante un periodo de 6 meses a partir del próximo mes de enero.

 Israel y los países del Golfo, pendientes

En el caso de Israel, el medio local Ynet reveló el país liderado por Benjamin Netanyahu proporcionará inteligencia y otro tipo de asistencia no especificada, aunque no enviarán buques de guerra a la zona.

En referencia a los países del Golfo, la participación de Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos (EAU) no se ha esclarecido. El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, mantuvo el 8 de agosto una conversación telefónica con el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman, en la que ambos reafirmaron su compromiso con la “necesidad de una seguridad marítima más fuerte para promover la libertad de navegación”, si bien no se ofrecieron detalles sobre una posible implicación de Arabia Saudí en la Operación Centinela. Ya en el mes de junio, Pompeo realizó una gira por la región en la que buscó recabar los apoyos de Riad y Abu Dhabi, algo que todavía no se ha concretado. Entonces, lo que el secretario estadounidense les pidió a los países del Golfo fue “asistencia financiera o directamente buques para ayudar a monitorear y proteger el comercio marítimo”.

La implicación de la Unión Europea

Este jueves ha comenzado en Helsinki una reunión informal de dos días de los ministros de Defensa y Exteriores de la Unión Europea, en la cual, según ha anunciado la alta representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Seguridad, Federica Mogherini, trabajarán sobre la seguridad marítima. “La Unión Europea siempre ha sido un jugador cooperativo e importante en la garantía de la seguridad marítima. Es un interés vital para la Unión, por seguridad y también por razones económicas”, ha declarado Mogherini al inicio del encuentro.

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