Elecciones sirias: Bashar Al-Assad vuelve a presentarse como candidato

Bashar Al Assad
Bashar Al Assad

Diez años después del estallido de la guerra civil Siria, el país árabe se enfrenta a un nuevo proceso electoral bajo el control gubernamental del actual presidente, Bashar-Al Assad, y sin la participación de los partidos de la oposición que se encuentran fuera del país.

Según ha informado la agencia oficial de noticias siria SANA, «El presidente del Consejo de Diputados, Hamuda Sabag, anuncia el próximo 26 de mayo como fecha para la celebración de las elecciones presidenciales, y el 20 de mayo para el voto de los sirios en el exterior». Sin embargo, la oposición externa ha incitado a que no se reconozca como legítima la convocatoria electoral.

En este sentido, la actual Constitución exige que para poder presentarse como candidato se haya vivido en los últimos diez años en Siria, por lo que los opositores exiliados estarían fuera del proceso electoral, acción que tildan de antidemocrática. Además, estas elecciones no permiten la presencia de observadores internacionales.

Al-Asad ha validado la candidatura para un cuarto mandato y a los candidatos a los que se les permite presentarse en las elecciones fijadas para el próximo 26 de mayo. De los 51 candidatos presentados para las elecciones solo tres fueron aceptados por el presidente: el nasserista y ex ministro del Estado, Abdullah Salloum, el líder de la oposición interna en Siria y negociador en Ginebra, Mahmud Ahmad y el propio presidente, Bachar Al-Asad.

La familia chií Al-Asad lleva 50 años en el poder del país. En el año 2000, Bachar Al-Asad asumió el poder tras la muerte de su padre. En sus inicios, el nuevo presidente parecía que comenzaba a llevar a cabo una serie de políticas más sociales tras implementar políticas contra la corrupción y liberar a algunos presos encarcelados por su padre. Sin embargo, figuras del Ejército comenzaron a integrarse en el nuevo Gobierno y las acciones represivas contra la oposición comenzaron a tensar a una población deseosa de presenciar un cambio político. En este sentido e inspirados por la irrupción de las primaveras árabes, lo que comenzó como un levantamiento pacífico contra el régimen en marzo del 2011 se convirtió en una de las guerras más crueles que ha presenciado la humanidad.

En la última cita electoral en el año 2014, en plena guerra, Al -Asad consiguió erigirse como presidente en una victoria muy cuestionada que le dieron el 88.7% de los votos. En lo que serían tres años de guerra civil, 160.000 personas fallecieron a causa del conflicto y casi tres millones de personas se vieron obligadas de dejar sus hogares. Los críticos de Al-Asad y la oposición siria de las zonas controladas por rebeldes acusaron a las elecciones de ser fraudulentas.

Tras diez años de una guerra cruenta que ha servido de escenario de crímenes contra la humanidad, el control de Al-Asad sobre el Ejército le ha sido clave para mantenerse en el poder. Además, cuenta con el apoyo de las fuerzas militares rusas, tropas que ocupan una gran parte del terreno.

Este aferro por el poder ha conducido a Siria y a su población a una de las mayores crisis humanitarias de nuestro siglo. La organización Amnistía Internacional ha acusado al actual presidente de ser “responsable de una política de exterminio” contra la oposición y la ONU ha publicado varios informes y estudios sobre el uso de armas químicas contra la población civil en la zona de Guta, territorio periférico de Damasco.

Con la toma de Guta Oriental, uno de los principales bastiones de la oposición, cayeron varios enclaves cerca de Damasco en 2018 y Asad consiguió avanzar para liderar la recuperación del territorio.

Aun así, el 30% del país se encuentra bajo control kurdo, en un principio apoyados por Estados Unidos. La intervención kurda vino derivada del apoyo de una coalición internacional para vencer al Daesh. Tras conseguir la victoria en distintos territorios como Raqa y Kobane, los kurdos se han mantenido en la zona, pero ahora hacen frente a diferentes ofensivas lideradas por milicianos turcos.

Ahora según Al-Asad, Siria debe afrontar otras batallas relacionadas con la economía, “la lucha contra la corrupción” y la propaganda. Sin embargo, la crisis económica ha sumido al país en una inflación histórica que apenas permite a la población acudir a los recursos básicos. Junto a esto, la escasez del crudo y las sanciones internacionales pueden llevar al país a un proceso de negociación en el que se intente restringir el poder de Asad.

El país se encuentra en ruinas y la Unión Europea y Estados Unidos ya han informado que si no se lleva a cabo una transición democrática seguirán ayudando con recursos para su reconstrucción. Por otra parte, Asad no parece dispuesto a dejar el poder y se podría esperar que su hijo mayor, Hafez, fuese su sucesor.

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