El choque entre la Italia de Renzi con Bruselas se recrudece

El choque entre la Italia de Renzi con Bruselas se recrudece
Matteo Renzi (Foto: Wikimedia)

Las tensiones entre Roma y Bruselas son más que evidentes. La cascada de duras declaraciones no cesa. En su conferencia de prensa de Año Nuevo, Juncker llegó a comentar que las críticas que llegan desde Italia no siempre son justificadas. “Mantendré mi rencor en el bolsillo pero Renzi debe saber que yo no soy inocente”, apuntó ese día el luxemburgués quien hasta ahora venía estando abonado a las buenas palabras y la diplomacia.

Entre las últimas palabras del premier italiano cree que Europa debe «actuar sin miedo» para salvar el proyecto común para las generaciones futuras. Firma esta semana en el Guardian que “Europa está desaparecida en combate, todos sabemos que la ortodoxia política y cultural que ha monopolizado la UE durante la última década no está funcionando”. Considera que «no nos dejaremos intimidar, Italia merece respeto».

La reunión del 14 de enero en Berlín entre Juncker y Merkel no ha sentado nada bien a Renzi. A lo que la prensa italiana ha añadido que fuentes sin identificar habrían revelado que el jefe del Ejecutivo comunitario se ha quejado en privado de no tener «ningún interlocutor válido» con la Italia de Renzi. Desde el gabinete de Juncker se han apresurado a comentar que en ningún caso “Bruselas es la marioneta de Berlín” y que finalmente antes de que termine febrero visitará oficialmente Roma.

Por su parte, el enfrentamiento abierto que se dio entre Renzi y Merkel en la última cumbre europea es otro episodio más de la falta de sintonía del líder italiano con sus colegas. «Italia ha vuelto, más sólida y ambiciosa» ha publicado en Facebook el italiano haciendo hincapié en que ha llegado “un nuevo protagonismo” de su país en el panorama europeo, que parece que “hay quienes lo temen”.

Discrepancias en inmigración, energía o finanzas

En este momento Roma está bloqueando el fondo de 3.000 millones de euros de la UE a Turquía por la crisis de refugiados. Alegan que el importe correspondiente de 300 millones que debe aportar Italia debe estar fuera del déficit público. El país que es uno de los grandes golpeados por la tragedia insta también a que el 100% del fondo, y no como hasta ahora el 33%, sea cubierto por los presupuestos comunitarios.

Italia se encuentra en conversaciones actualmente con la Comisión para lograr un mayor margen de maniobra fiscal en su presupuesto de 2016. Desde Bruselas apuntan que a Roma ya ha recibido más flexibilidad presupuestaria que cualquiera de sus socios, y piden que se rebaje el tono de su retórica anti-UE.

Del mismo modo, Renzi cree que existe doble moral en lo referente a política energética. El gasoducto South Stream –que conecta Rusia con Italia a través del mar Negro– avanza mucho más lento que el Nord Stream 2, destinado a suministrar gas ruso a Alemania, a través del Mar Báltico.

Y tal vez lo más preocupante es una hipotética nueva crisis bancaria. Esta podría llegar a superar lo que fue lo vivido en España y sobre todo en Grecia. En el punto de mira, el Monte dei Paschi, el tercer banco más grande de Italia. Según los medios italianos, existen préstamos de dudoso cobro por 45.0000 millones. Un nuevo rescate parece complicado cuando desde el 1 de enero entraron en vigor nueva normativa que hace recaer las pérdidas sobre los accionistas y grandes depositantes de la entidad en lugar de usar dinero público.

A la alta morosidad también se suma las maniobras para tratar los activos tóxicos. En octubre la Comisión Europea tumbó un plan italiano para crear, como se hizo en España, un único «banco malo». Los nuevos planes de Italia tampoco están recibiendo muchos apoyos porque dan la impresión de, de nuevo, transferir el riesgo de los bancos al gobierno italiano en contra de lo que se pretende desde Bruselas.

Las grandes pérdidas de los selectivos italianos tras varios días se han paralizado el pasado viernes tras la rueda de prensa del presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi. En particular se recuperó el malogrado Monte dei Paschi que se había dejado un 40% en tres días. Además desde Roma el primer ministro italiano ha admitido la necesidad de mayor consolidación del sector. Arranca así un proceso que acabará en “menos bancos, pero más sólidos”.

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