Cruce de acusaciones entre Estados Unidos y Turquía en la OTAN
Este martes, los ministros de Exteriores de la OTAN debatieron cómo preparar y modernizar la OTAN ante los desafíos que presenta la próxima década a partir de un informe elaborado por un grupo de expertos que apuesta por aumentar la dimensión política de la organización.
El nuevo informe, redactado por un grupo de expertos externos liderado por el exministro alemán de Defensa Thomas de Maizière y el ex secretario de Estado adjunto para Europa, el estadounidense Aaron Wess Mitchell, se encargó después de que el presidente francés Emmanuel Macron se quejara el año pasado de los conflictos entre los aliados, incluida Turquía, alegando que la alianza estaba «en muerte cerebral».
«El informe destaca la importancia de los éxitos de la OTAN, que la OTAN es una alianza indispensable, pero también la necesidad de continuar cambiando y eso es exactamente lo que estamos haciendo», declaró el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en la rueda de prensa posterior a la primera jornada de la reunión virtual de titulares de Exteriores aliados celebrada hoy.
En el informe se insta a los aliados a «comprometerse con un código de buena conducta» y a «considerar la creación de un centro de excelencia para la resistencia democrática dedicado a prestar apoyo a cada aliado». Como parte de esta iniciativa, el informe se basa en los desafíos y necesidades de la OTAN en la próxima década, hasta 2030.
El documento también apuesta por reforzar la cohesión entre los aliados, tras un periodo marcado por los enfrentamientos de Francia o Grecia con Turquía, pero también por las acciones unilaterales y aislacionistas de Estados Unidos durante la presidencia de Donald Trump.
La reunión se llevó a cabo por medio de una videoconferencia, en la que según confirman varias delegaciones aliadas, hubo un intenso choque de acusaciones entre varios países miembros en contra de Turquía. El enfrentamiento según recoge el reportero Jacopo Barigazzi se produjo cuando Pompeo acusó a Ankara de aumentar las tensiones con sus colegas aliados en el Mediterráneo y de comprar al Kremlin un sistema antiaéreo de fabricación rusa.
El jefe de la diplomacia turca, Mevlüt Cavusoglu, respondió acusando a Pompeo de querer instar a los aliados europeos en contra de Turquía, posicionándose a favor de Grecia en los conflictos regionales y negándose a vender a Ankara armas antiaéreas Patriot fabricadas por los Estados Unidos.
El ministro de Relaciones Exteriores griego Nikos Dendias en respuesta a Mevlüt Cavusoglu, dijo que, si la posición griega era “maximalista”, «también lo es el derecho internacional».
Varios aliados apoyaron a Pompeo en contra de Turquía, entre ellos el ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Jean-Yves Le Drian, que denunció el comportamiento de Ankara y dijo que la cohesión dentro de la alianza sería imposible de lograr si Turquía imitaba el intervencionismo agresivo de Rusia.
Entre otras cosas, Çavuşoğlu también acusó a los EE.UU. de apoyar a las «organizaciones terroristas» kurdas en Siria, mientras que Turquía asegura lucha contra el Estado islámico, e insistió en que los EE.UU. y Francia habían agravado un conflicto en Nagorno-Karabaj al apoyar a Armenia en una guerra que Azerbaiyán ganó con el apoyo militar turco.
En la conferencia de prensa, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, esquivó la pregunta sobre el animado intercambio entre Pompeo y Çavuşoglu, señalando en su lugar que un «mecanismo» de la OTAN había ayudado a mitigar el conflicto entre Atenas y Ankara.
Al final de la reunión, quedó claro que Turquía estaba prácticamente aislada entre los 30 miembros de la alianza, según recoge Jacopo Barigazzi. Tras la petición por parte de Çavuşoglu para que la OTAN desempeñe un papel en la guerra civil de Libia, fuese rechazado por los demás aliados, que acusaron a Turquía de exacerbar el conflicto enviando armas y mercenarios para apoyar al Gobierno del Acuerdo Nacional con sede en Trípoli.