Cae Qasim al-Rimi, líder de Al-Qaeda en la Península Arábiga

libia

Un ataque estadounidense ha matado a Qasim al-Rimi, el que era la máxima autoridad de Al-Qaeda en la Península Arábiga. La operación tuvo lugar el pasado mes de enero, pero Presidencia no la ha confirmado hasta las últimas horas. Había una recompensa de diez millones de dólares sobre él y se especulaba con que podía convertirse en el relevo del egipcio Ayman al-Zawahiri al frente del núcleo central de la organización.

Su escondite, en un pueblo cercano a Saná, la capital yemení, fue revelado por una fuente de inteligencia sobre el terreno. El ataque se efectuó con un dron, siguiendo la estrategia habitual que Estados Unidos ha venido empleando en la llamada guerra contra el terrorismo en Oriente Próximo y Oriente Medio.

Terrorista veterano

A lo largo de su militancia en Al-Qaeda, Al-Rimi acumuló una trayectoria bastante nutrida. Se unió a los campamentos afganos de la organización en la década de los 90, los mismos donde fueron entrenados los operativos que perpetraron los atentados del 11-S. Posteriormente, regresó a su Yemen natal en calidad de comandante militar de la rama local de la organización.

En 2005, fue condenado a pasar cinco años en prisión por planear el asesinato de Edmund Hull, exembajador de Estados Unidos en el país. No obstante, se evadió al año siguiente junto a veinte compinches y continuó su ascenso en el escalafón de AQAP. Desde su posición, fue el cerebro que estuvo detrás de la operación del llamado ‘terrorista de los calzoncillos’. Umar Faruk Abdulmutallab, de nacionalidad nigeriana, trató de inmolarse en un vuelo entre Ámsterdam y Detroit el día de Navidad de 2009. Escondió los explosivos que iba a emplear dentro de su ropa interior. Afortunadamente, el mecanismo falló y no pudo culminar el ataque.

A lo largo de los últimos años, Al-Rimi y AQAP han sabido aprovechar la situación de descontrol que atraviesa Yemen, sumida en una guerra civil entre las tropas gubernamentales de Abd Rabbuh Mansur Hadi y las milicias hutíes, apoyadas por Irán. Ha demostrado su capacidad de resiliencia de manera sistemática. En el plano internacional, la organización impulsó el atentado de enero de 2015 contra la revista satírica parisina Charlie Hebdo.

A medida que comenzaron a circular informaciones sobre la posible muerte de su líder, la organización se apresuró a reclamar la autoría sobre el reciente atentado en la Estación Aérea Naval de Pensacola (Florida). AQAP hizo público un vídeo en el que Al-Rimi, probablemente de forma póstuma, reivindicaba el tiroteo perpetrado por Mohammed Saeed al-Shamrani, en el que murieron tres personas y otras ocho resultaron heridas.

¿Quién quedará ahora al mando? Es difícil de decir, puesto que la mayor parte de grupos terroristas no hacen pública demasiada información sobre los procesos internos por los que se rige su funcionamiento. No obstante, Thomas Joscelyn, experto en terrorismo yihadista y editor en jefe del portal especializado Long War Journal, aporta cuatro posibles nombres: Khalid Saeed al-Batarfi, un veterano bastante asentado en la red global Al-Qaeda; Ibrahim al-Banna, un egipcio que ayudó a forjar las alianzas necesarias con las tribus locales en los años 90; Ibrahim al-Qosi, un sudanés que fue asistente personal de Osama bin Laden; y Saad bin Atef al-Aulaki, emir de AQAP en la provincia de Shabwah.

Terrorismo supremacista

La baja de Al-Rimi no es la única noticia importante en materia de lucha contra el terrorismo que se ha conocido en las últimas horas. El director del FBI Christopher Wray ha anunciado que su oficina eleva a los extremistas con motivaciones racistas a la categoría de “amenaza nacional prioritaria”. Esta categoría queda, entonces, al mismo nivel que el terrorismo de inspiración yihadista.

El movimiento de la agencia de investigación federal se interpreta como una tentativa de poner coto al supremacismo blanco, en auge en los últimos meses. Se trata de neutralizar, para más señas, aquellos grupos neonazis que tengan lazos con formaciones de Europa del este, como, por ejemplo, el Batallón de Azov ucraniano. La medida llega apenas unas semanas después de que miles de manifestantes vestidos con uniformes paramilitares convocaran una protesta multitudinaria a favor de la Segunda Enmienda, que ampara el derecho a poseer armas de fuego, en la ciudad de Richmond, ante el Capitolio del estado de Virginia.

Según los datos publicados por el laboratorio de ideas The Soufan Center en septiembre de 2019, los grupúsculos de extrema derecha son responsables de casi tres cuartas partes de los incidentes violentos que causaron muertos durante el periodo comprendido entre el 11-S -no incluido- y 2016. El resto de atentados correspondieron a células yihadistas.

En los últimos años, la preocupación por el terrorismo racista de extrema derecha no ha hecho sino aumentar, sobre todo en la esfera académica, que lleva años pidiendo un endurecimiento de la legislación para cerrar vías de financiación y espacios operacionales a estas organizaciones. A nivel gubernamental, la actual administración de Donald Trump se había mostrado, sin embargo, relativamente más benévola y complaciente.

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