Cómo amoldar los zapatos nuevos para que no hagan daño
Amoldar los zapatos nuevos para que no hagan daño nos permitirá disfrutar de estas piezas indispensables en nuestro día a día. No deberán asustarte nunca más esos zapatos que guardas a la espera de que empiecen a amoldarse, atrévete a dar el primer paso con ellos.
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La llegada de unos zapatos nuevos es motivo de alegría, pero también de preocupaciones. Amoldar esos zapatos para que no nos hagan daño será una tarea que nos evitará muchos problemas en el futuro. Los pies son una parte del cuerpo que necesita cuidarse y estar siempre en plena forma. Si usamos unos zapatos que nos hagan daño podemos acabar un día cualquier de muy mal humor, aguantando muchas horas esos molestos dolores. Antes de ponernos por primera vez unos zapatos nuevos seguiremos unos sencillos consejos. De esta manera evitaremos que nos hagan daño.
Pasos para amoldar los zapatos nuevos para que no hagan daño
- Antes de atrevernos a salir de casa y pasar una jornada entera con unos zapatos nuevos, nos los pondremos un par de horas por casa. Comprobaremos de esta manera si nos hacen daño o no, será una manera de evitar problemas mayores, sabiendo a qué tipo de zapato nos enfrentamos.
- Llévate los zapatos al trabajo. Estar con los zapatos nuevos durante el día durante nuestras rutinas nos ayudará a ir habituándonos a esa prenda. A veces, dependiendo del tipo de zapato y el material de qué está fabricado es un proceso que necesita tiempo.
- Un poco de frío va muy bien a los zapatos. Si son unos zapatos muy estrechos y queremos que se hagan un poco más amplios podemos conseguirlo. Usaremos bolsas para congelados, las llenaremos de agua y las colocaremos en los zapatos. El agua se congelará y conseguirá que el zapato pueda hacerse un poco más ancho. Es una solución rápida si no disponemos de tiempo para ir poniéndonos los zapatos.
- Si se trata de un zapato de cuero nuevo, necesitaremos un poco de calor. Utilizaremos para esta tarea un secador de pelo. Aplicaremos calor intenso durante uno o dos minutos y moveremos el zapato después. Lo estiraremos por aquellas partes que queremos agrandar, de esta manera ganará elasticidad y se volverá más flexible. Podemos colocarlos al sol o cerca de un calentador para conseguir que ganan temperatura.
- Una patata grande puede hacer que el zapato sea más cómodo. Para esta técnica usaremos una patata grande. Pelamos la patata y le quitamos la humedad secándola con una servilleta. La dejaremos toda la noche en el zapato, al día siguiente se habrá amoldado un poco.
Con estas técnicas evitaremos que unos zapatos nuevos nos puedan hacer daño. Solo necesitamos unos sencillos elementos caseros y un poco de atención para disfrutar por todo lo alto de esos zapatos que nos encantan.