Los investigadores no dan crédito: hallan manuscritos medievales encuadernados con pieles de focas árticas

Un equipo de científicos ha revelado un asombroso vínculo entre los monasterios medievales y las regiones más remotas de la Tierra. A través de un análisis detallado de antiguos manuscritos religiosos, se ha descubierto que la encuadernación de algunos de estos libros se realizó con un material muy poco común: pieles de focas árticas.
Este descubrimiento ha sido publicado en la revista Royal Society Open Science y ha puesto en evidencia la conexión global que existía en la Europa medieval.
¿De qué animal eran las cubiertas y cómo lo descubrieron los investigadores?
El enigma comenzó con el examen de antiguos manuscritos provenientes de la abadía de Clairvaux, una de las más influyentes en la Edad Media. Estos libros, que datan de hace más de 800 años, presentaban una encuadernación peculiar.
A diferencia de lo que era habitual, la cubierta de algunos manuscritos mostraba restos de pelo, lo que suscitó la curiosidad de los investigadores.
Durante siglos, se había asumido que el material provenía de animales como jabalíes o ciervos, comúnmente utilizados para la encuadernación. No obstante, un análisis microscópico del patrón folicular del pelo reveló que no se trataba de estas especies.
Para desentrañar el misterio, los investigadores recurrieron a técnicas científicas avanzadas, como la zooarqueología por espectrometría de masas (eZooMS) y el análisis de ADN antiguo (aDNA). Gracias a estas metodologías, pudieron determinar que las pieles no pertenecían a animales terrestres, sino a focas y animales marinos.
¿Cuál es el origen de las pieles de focas usadas en la encuadernación medieval?
El siguiente paso fue determinar el origen geográfico de estas pieles. A través del ADN mitocondrial, los científicos lograron rastrear el origen de las focas, descubriendo que algunas de ellas provenían de regiones tan remotas como Escocia, Noruega, Groenlandia e Islandia.
Este hallazgo pone en evidencia la existencia de rutas comerciales que conectaban las frías aguas del Ártico con los monasterios de Europa. De esta forma, se revela que los monjes cistercienses no vivían de forma aislada, como se pensaba anteriormente.
La importancia histórica de las pieles de focas árticas en los libros medievales
Hasta la fecha, hay al menos 105 encuadernaciones románicas cubiertas con este material. Aunque la mayoría de las cubiertas originales han desaparecido con el paso del tiempo, el análisis revela que las pieles de foca, especialmente las de crías, probablemente tenían un tono grisáceo o plateado, considerado apropiado por los monjes cistercienses para sus objetos y vestimenta.
El uso de pieles de foca comenzó a declinar a finales del siglo XIII, en parte debido al inicio de la Pequeña Edad de Hielo, que dificultó las rutas de comercio en el Atlántico Norte.
A esto se sumaron factores políticos y económicos, como la imposición de impuestos sobre bienes como pieles, lo que llevó al abandono de esta práctica. El escaso comercio con las regiones del Ártico y la posible sobreexplotación de las focas explican el declive de esta costumbre, que desapareció por completo hacia el año 1300.
El misterio de las encuadernaciones medievales es un ejemplo de cómo la ciencia moderna puede arrojar luz sobre las rutas comerciales medievales y la vida en los monasterios europeos.