La Edad Media no fue tan oscura como te la contaron
La Edad Media, lejos de ser un periodo oscuro y monótono, fue una época de transformación, creatividad e innovación.
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La Edad Media ha pasado a la historia como una época oscura, marcada por el atraso intelectual y cultural, la guerra, el hambre, la peste y la superstición. Esta visión de la época medieval se ha perpetuado en el imaginario popular por años, pero la verdad es que no fue tan oscura como lo han contado. Según la historiografía, la Edad Media abarca aproximadamente 1000 años, desde el siglo V al XV, en el cual se produjeron todo tipo de cambios, incluyendo una serie de avances claves para la humanidad.
Entonces, ¿fue realmente una época tan oscura? ¿De dónde proviene esta idea?
El mito de la época oscura
La época medieval, en general, ha sido asociada a la ignorancia, la superstición, la pobreza, el hambre, la barbarie… Unos de los grandes responsables de perpetuar este estigma fueron, sin duda, los defensores de la Ilustración y los humanistas. Desde el Renacimiento se supuso que la era medieval era ese período intermedio entre la grandeza de la Antigüedad clásica y el presente, el cual era visto como una época de rescate y recuperación de esa grandeza perdida.
Por lo tanto, todo lo que había ocurrido entre la época clásica y el renacimiento, que recién empezaba, debía considerarse una transición, una época “a medio camino” entre las venideras. Esta visión fue impulsada, sobre todo, entre los artistas renacentistas, quienes creían que el final del imperio romano coincidía con el fin del arte antiguo que tanto admiraban y, por ende, el comienzo de una época oscura.
Una visión impulsada por el humanismo y la ilustración
El humanismo extendió esta idea de época oscura al campo del pensamiento, considerando la Edad Media una época dominada por el dogma y la irracionalidad. Este mito alcanzó su punto máximo durante la Ilustración, un periodo centrado en la razón, la ciencia y el progreso.
El escritor francés Voltaire fue probablemente uno de los primeros en expresar esta concepción despectiva de la Edad Media. A su juicio, nada se podía rescatar de aquellos tiempos deplorables en los que las leyes fueron sustituidas por costumbres salvajes y el latín quedó desplazado por “veinte jergas bárbaras”, sin mencionar que la sociedad estaba bajo el control de un clero ignorante.
Si bien es cierto que Europa atravesó por un cambio de era radical, tras la caída del gran Imperio Romano, también lo es que durante esos mil años tuvieron lugar grandes e importantes avances. Incluso más allá de Europa, en el Oriente Próximo, las sociedades alcanzaron su máximo esplendor justamente en la Edad Media.
Los grandes avances de la Edad Media
La historiografía moderna se ha encargado de deshacer estos conceptos, aportando una visión menos despectiva. El insigne medievalista Jacques Le Goff, por ejemplo, hace eco del pensamiento escolástico, el cual intentaba vertebrar razón y fe, en contraposición a la idea de que los hombres medievales eran dominados por el fanatismo religioso.
En lo que respecta a la violencia, las masacres y las torturas, se sabe que no eran exclusivos de aquellos tiempos, pues también ocurren en las épocas modernas y con una eficacia mucho más letal. Además, fue una época en la que también se produjeron avances en los derechos humanos, por lo menos en comparación con las anteriores.
A pesar de la creencia popular de que la ciencia se estancó y fue perseguida por la Iglesia, la verdad es que en la Edad Media se sentaron las bases de la ciencia moderna con importantes personajes científicos y lógicos seguidores de la escolástica, como Alberto Magno, Roberto Grosseteste, Roger Bacon, John Peckham, etc. De hecho, fue durante el medievo que surgieron las primeras universidades de la historia, como la de Bolonia, Oxford, Cambridge, La Sorbona de París y Salamanca.
Entre los grandes avances tecnológicos medievales destacan los progresos en la producción agrícola con el desarrollo de la rotación trienal de cultivos que, aunado al incremento en la extensión de la superficie cultivada, permitieron el crecimiento demográfico.
También sobresalen la expansión y adopción de la pólvora, las monturas, las espuelas, los estribos, el papel y el molino de agua; así como la invención de la yunta de los bueyes, el molino de viento, el reloj mecánico, la brújula, las gafas y el botón. La lista es, desde luego, más larga de lo que se podría suponer, pues a la era medieval también se le deben los números árabes, la banca, las notas musicales, los pantalones, los notarios…
Por ende, en la Edad Media el conocimiento no se había perdido, sino que había migrado hacia el Este, primero a Constantinopla y luego al mundo islámico, donde se encontraban los nuevos grandes imperios de la época.
Conclusiones
Desde el florecimiento de universidades y la expansión de la agricultura hasta los avances tecnológicos y el intercambio cultural, la Edad Media fue un periodo que sentó las bases para el mundo moderno. Es hora de reexaminar nuestras percepciones sobre esta era y reconocer el legado que nos dejó. La Edad Media no fue solo un puente entre la Antigüedad y la Modernidad; fue una época vibrante que merece ser celebrada y estudiada en toda su riqueza y diversidad.
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