Los arqueólogos no salen de su asombro: hallan en un yacimiento turco un mosaico romano del siglo IV casi intacto
En el distrito de Eskipazar, en la provincia turca de Karabük, la ciudad de Adrianópolis ha revelado una joya inesperada. En medio de las excavaciones, un equipo de arqueólogos ha descubierto un salón de recepción decorado con un mosaico que ha permanecido sorprendentemente bien conservado después de más de 1.600 años bajo tierra.
Este hallazgo, dirigido por el Dr. Ersin Çelikbaş, no da cuenta del pasado de Adrianópolis, sino del contexto cultural y político del Imperio Romano en su última etapa. Aquí exploraremos los detalles de este fascinante descubrimiento y por qué está causando tanto revuelo en el mundo de la arqueología.
El descubrimiento del mosaico romano en Adrianópolis
El hallazgo se produce en un complejo palaciego de la antigua ciudad de Adrianópolis, una urbe que, aunque conocida por su arquitectura religiosa y termal, también guarda secretos de su estatus político. La estructura descubierta parece haber sido un importante centro de reuniones o ceremonias, posiblemente destinado a la élite local. El salón estaba adornado con un mosaico elaborado con teselas pequeñas, una técnica que, aunque común en la época, sorprende por su estado de conservación.
El mosaico, que ocupa el pavimento del salón, presenta escenas delicadas y simbólicas, como dos pavos reales inclinados hacia un cuenco. Esta imagen, asociada al renacimiento, la inmortalidad y la majestuosidad, es típica del arte romano tardío. Además, la calidad del mosaico permite observar detalles minuciosos que habrían sido visibles solo en espacios palaciegos.
¿Por qué es tan relevante el hallazgo de este mosaico?
Este descubrimiento tiene una importancia histórica considerable. En primer lugar, la conservación casi intacta del mosaico (alrededor del 80% del mismo se ha preservado) es un hecho excepcional en arqueología. Los mosaicos romanos, aunque conocidos por su durabilidad, suelen estar sujetos a daños significativos. El estado del hallazgo permite a los investigadores tener una visión más precisa de cómo eran los espacios interiores de los edificios palaciegos romanos en Anatolia.
El diseño del mosaico revela influencias mediterráneas, pero con particularidades propias de la región de Anatolia. Motivos como una estrella de ocho puntas o los nudos de Salomón no se habían documentado previamente en esta área. Esto también sugiere que Adrianópolis fue un punto de encuentro de diversas tradiciones culturales y artísticas, lo que aporta una nueva dimensión al estudio de la historia romana en el este del Imperio.
El hecho de que un espacio palaciego tan sofisticado estuviera en esta ciudad fronteriza refuerza la idea de que Adrianópolis jugó un papel importante en el ámbito político y cultural de la época, mucho más de lo que se había asumido anteriormente.
El descubrimiento también abre la puerta a nuevas investigaciones sobre la vida cotidiana en la antigua Adrianópolis, ya que los mosaicos no solo son piezas de decoración, sino también de comunicación simbólica. Cada tesela cuenta una historia de poder, creencias y aspiraciones.
Además de su valor como obra de arte, este mosaico romano también es una clave para entender mejor la relación entre la cultura romana y las tradiciones locales en Anatolia.