Los calamares ya no están de moda: éste es el bocadillo más vendido y barato de Madrid
Por desgracia no siempre tenemos tiempo para pararnos en un restaurante y disfrutar de una larga comida. Aun así, los españoles tenemos la suerte de contar con bocadillos increíbles para salvarnos de cualquier apuro, y en Madrid somos especialistas.
Aunque el bocadillo de calamares sigue siendo uno de los grandes atractivos de la ciudad, ya no es el favorito de muchas personas. El culpable de esta situación es un bar mítico de Madrid, que ha conseguido tener sus locales repletos todos los días.
Su secreto está en el jamón: tiene de todo tipo y prepara unos estupendos bocadillos accesibles para todos los bolsillos. Si pasas por delante a media mañana podrás comerte uno por menos de dos euros.
El bocadillo más barato de Madrid
Quien quiera comer el bocadillo más barato de Madrid puede hacerlo en varios locales de la ciudad. Y es que el lugar donde lo elaboran es el Museo del Jamón, uno de los bares más famosos y que no ha parado de expandirse desde su apertura en 1978.
Ahora mismo el Museo del Jamón cuenta con siete locales en la ciudad, todos ellos en puntos estratégicos:
- Plaza Mayor.
- Calle San Jerónimo.
- Calle Mayor, 7.
- Gran Vía, 72.
- Plaza del Prado, 44.
- Avenida Córdoba, 7-9.
- Calle Joan Maragall, 15.
Gracias a su llamativo nombre se ha erigido como una visita obligatoria para turistas, pero la calidad de su jamón y los precios también lo han convertido en un reclamo para los madrileños.
Gracias a ello, ahora venden más de 3.000 bocadillos diarios y tienen precios para todos los bolsillos. Por ejemplo, la versión con jamón más económica sólo cuesta 1,90 euros. Si buscas un producto de mayor calidad y cantidad puedes pedir otras elaboraciones de hasta 7,90 euros, que sigue siendo más barato que en muchos otros sitios.
¿Cómo se han convertido en el bocadillo favorito de los madrileños?
El secreto del éxito del Museo del Jamón ha estado en saber atraer tanto al público local como al internacional. Todas sus cartas son bilingües y por el nombre y la decoración raro es el turista que no queda maravillado y tiene la necesidad de entrar.
Más allá de las apariencias, este bar lleva abierto en Madrid más de 40 años y, por eso, casi todos los madrileños lo han probado alguna vez. Al hacerlo han podido descubrir la gran variedad de jamones con la que cuenta, y otros embutidos que hacen deleitarse incluso a los paladares más exquisitos.