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Toxicómanos y amenazas de muerte: así viven los vecinos de un edificio oficial okupado en Valencia

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«Un infierno», así resumen los vecinos de la calle de Ángel Villena, en el barrio de Na Rovella (Valencia) lo que está ocurriendo en sus edificios. Los okupas han puesto el punto de mira en ocho bloques de la calle atemorizando a los vecinos que están pagando el alquiler y la hipoteca de sus casas. Aunque muchos de estos pisos están gestionados por la Generalitat Valenciana para dedicarlos a vivienda social o son propiedad de la Sareb, lo cierto es que los okupas se han apoderado de los mismos, llegando incluso a crear narcopisos en las viviendas. El goteo incesante de toxicómanos, los destrozos a las viviendas y las amenazas de muerte son constantes en el edificio oficial okupado.

A escasos siete minutos de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, un edificio oficial lleva desde 2012 okupado. Se trata del inmueble situado en la calle de Ángel Villena, donde cientos de vecinos conviven con pisos okupados, de los cuales 12 son ya narcopisos. De este modo, el goteo de toxicómanos es incesante a cualquier hora del día. Incluso, un drogadicto murió en 2019 tras ser lanzado desde el séptimo piso por otro drogodependiente.

Aparte de atraer a toxicómanos hasta sus viviendas, los okupas también se enfrentan a los vecinos protagonizando altercados violentos que atemorizan a los propietarios y sus familias. «Me dicen que ojalá me muera, que me vaya a mi puto país; todo delante de mis hijos menores, se me saltan hasta las lágrimas», asegura uno de los propietarios en una conversación con OKDIARIO. Asimismo, fuentes vecinales aseguran que los okupas tienen perros de presa peligrosos que deambulan por el edificio sin control. «Ni la Policía puede con ellos», lamenta un vecino.

A la violencia también se suman numerosos destrozos en el edificio. Buzones reventados, ascensores quemados o techos agujereados son sólo algunos de los estropicios que se pueden apreciar en el edificio. Asimismo, el cuarto de contadores cuenta con numerosos enganches ilegales hechos por los okupas para evitar pagar suministros. Y el cuarto del agua está inundado desde hace dos meses a pesar de la sequía. «Pagamos derramas de miles de euros y ellos nos lo destrozan, revientan todas las cerraduras que cambiamos», asegura un vecino en una entrevista con este periódico.

Generalitat

La situación dramática en el edificio valenciano lleva más de una década sin solucionarse. Muchos de los pisos que se encuentran en este edificio son viviendas sociales gestionadas por la Entidad Valenciana de Vivienda y Suelo (EVHA), un organismo dependiente de la Generalitat Valenciana. Según los vecinos consultados, el Gobierno presidido por Ximo Puig hace escasos esfuerzos por solucionar los altercados que allí se producen. OKDIARIO ha contactado con la Consejería de Vivienda del Ejecutivo valenciano, presidida por Héctor Illueca, y aún no han facilitado información sobre el lamentable estado en el que está el edificio.

Asimismo, algunas viviendas de este inmueble son propiedad de la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb). Esta sociedad gestiona numerosos inmuebles repartidos por la geografía española y el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció el pasado 18 de abril que movilizaría hasta 50.000 viviendas de la Sareb para alquiler social y asequible. Sin embargo, muchos de estos inmuebles se encuentran en un estado deplorable y han sido okupados.

Este último caso es lo que ha ocurrido en la calle Ángel Villena, donde los vecinos viven con miedo esperando nuevos asaltos. «La Sareb no hace nada por su mantenimiento, dejan los pisos vacíos y en pocos días los okupan», explican fuentes vecinales que critican la gestión de la sociedad. Este periódico ha contactado con la Sareb que se ha negado a facilitar datos sobre el lugar exacto donde se encuentran las viviendas.

Mientras los propietarios de estas casas asumen hipotecas de más de 100.000 euros o pagan alquileres superiores a los 800 euros mensuales, los okupas se niegan a abonar absolutamente nada por sus viviendas. A pesar de que los pagos a la comunidad no alcanzan los 50 euros, ningún okupa considera que deba costearla. Entre toxicómanos, violencia y amenazas de muerte es como tienen que vivir los vecinos de este piso de Valencia ante la pasividad de sus gestores públicos. «Tenemos que medicarnos para poder dormir y aguantar la ansiedad que es vivir aquí», zanja una vecina desesperada víctima de la okupación.

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