El subdirector de Carreteras al técnico: “Si no lo firmas tú lo firmo yo, es la indicación del director general”

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Carlos Cuesta

El subdirector de Conservación del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Alfredo González González, pidió “apañar” en julio del pasado año la concesión de un contrato público de 25,6 millones por orden del “director general” del Ministerio, Javier Herrero. El propio subdirector identificó al autor de las órdenes en el transcurso de una conversación telefónica, que hoy reproduce OKDIARIO, y en la que González presionó al ingeniero jefe encargado de las valoraciones para que elevara la puntuación de Cyopsa de forma arbitraria.

El contrato era el de conservación de la carretera nacional de Ávila. El subdirector exigió subir “hasta donde puedas” los puntos de Cyopsa. Y aclaró que “cumplo las instrucciones que me han dado”. Unas instrucciones que venían del “director general”, al que el propio González identifica como “Javier”. El director general y mando directo de González es Javier Herrero, director general de Carreteras del Ministerio de Transportes.

El ingeniero jefe se resistió a esas presiones: “Yo la he revisado, ya…ya la he revisado y está, o sea está, aparte de muy genérico…”, señaló el técnico en referencia a la oferta presentada por Cyopsa.

Alfredo González dejó claro en la conversación y desde el primer momento quién era el autor de las presiones para “apañar” el concurso, tal y como lo menciona el subdirector general: “El director ya te digo, que res… respeta…respeta a todos, y dice, y este es el que tiene que cambiar, es para que haya competencia, ¿eh?, para que haya competencia, porque si no, no hay competencia… no hay… no hay competencia, y es que, lo que quiere, no se… no se lo está dando, lo está poniendo en…”.

El ingeniero jefe y técnico objeto de las presiones, mostró su negativa a alterar las puntuaciones: “Bueno, oye, yo…  yo lo que he visto y lo que… yo lo he estado mirando todo y realmente… eh… con esos pliegos… con esos pliegos y con…con estas fichas que tengo que rellenar yo, yo lo que me dieron son, esas fichas, pues yo lo he hecho en serio y… y… y lo puedo justificar ante, vamos, el director o ante el que quiera”.

El subdirector del Ministerio alegó que «como hay poco tiempo, voy a hablar con… con él, me lo… preparármelo, ¿eh?, preparármelo para que… para que… para hacerme una propuesta con esos puntos de esa manera y si no quieres…eh… firmarlo tú, lo firmo yo solo, no hay ningún problema, ¿eh?, ya lo… ya…ya informo yo… ¿vale? […] Muy bien, ahora mis… ahora mismo voy a hablar con…con Javier, vete preparándome los papeles por favor…”. Javier, es Javier Herrero, director general de Carreteras del Ministerio de José Luis Ábalos.

En otro fragmento de la conversación vuelve a quedar claro a quién identifica Gonzaléz como origen de las órdenes de “apaño” del contrato público: “Bueno, pues hablo…hablo con el director general, que está de vacaciones, que es el que me escribió ayer, ¿eh? y actúo, ya te digo, como… como él me diga, si lo tengo que firmar, lo firmo yo solo y no hay…no hay ningún problema, ¿eh?”

Más coacciones

Pero tras esas frases, volvió la presión. El ingeniero jefe pide detalles de qué es lo que quiere que le prepare el subdirector. Y la carga de coacciones se reactiva: quiere que plasme un empate a puntos entre las dos empresas, cosa que nunca existió en la realidad:

“- Ingeniero jefe: ¿Pero?… yo te preparo, claro…

Alfredo González: Si, si, empatando, hombre, a mi vamos.

Ingeniero jefe: No, no… ¿eh?…

Alfredo González: «Ochenta y ocho, va con un ochen… ¿si va en vez de un ochenta y ocho, va con un ochenta y seis? ¿eh? o…o se queda…se…pues entonces me vale, ¿eh?, fíjate, me vale un ochenta y seis, pero con un ochenta no me vale, no me vale porque no le cumplo las instrucciones, ¿eh? y no… no las… no las cumplo, entonces me… me dice que tenga…que tenga opción, que tenga opción y la única forma de tener opción es empatar o si tienes un punto menos, o dos menos, pues… pues… pues me… me puede valer, ¿eh?, me puede valer, puedo intentar, ¿eh?, apañarlo, ¿eh?, apañarlo, eh a ver cómo…a ver cómo sale, pero con ochenta no puedo, ¿eh?, no puedo, no llego, no llego, no cumplo, me dice no has cumplido lo que te pido, no…te pido una cosa… y tenemos un… tenemos un ochenta y tres en el segundo… eh… pues no, no, ósea yo quiero esto, ochenta y ocho, pues el otro me vale con un ochenta y seis, ¿eh? y el siguiente un ochenta y tres, entonces bueno, pues si me…eso así, si que me vale…mira a ver… igual se pueden, igual se… se puede… se puede llegar a esa puntuación… con ese cariño, vamos, con el cariño de que haya competencia, ¿no?, de que haya competencia y… y de la línea de lo que quiere… de lo que quiere marcar el órgano de contratación, motivos de peso, ¿eh?…”

El ingeniero jefe se vuelve a negar: “Bueno, pues nada…”. Y la insistencia prosigue por parte del subdirector: “Es… es… ma… mándamelo como quieras, con tu firma o sin ella, pero por favor mándamelo ya ajustado, ¿vale?”

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