Entrevista a la diputada del PSOE

Soraya Rodríguez: «Uno de los errores de Sánchez es hablar de socialistas de derechas y de izquierdas»

Soraya Rodríguez: «Uno de los errores de Sánchez es hablar de socialistas de derechas y de izquierdas»

Pregunta.- Estamos a pocas horas del debate de primarias, ¿qué consejo le daría usted a Susana Díaz de cara a ese debate?

Respuesta.- A mí me gustaría que Susana estuviera en el debate de este lunes como ha estado en la campaña. La verdad es que ha hecho una campaña muy serena, tranquila, reclamando respeto en este proceso. Ha reclamado tranquilidad y serenidad que es lo que necesita un proceso de primarias, y con una gran claridad. Susana es una persona muy clara, que cuando habla se la entiende. En ese tono de tranquilidad, hay que generar confianza -que creo que la genera y la transmite-, y explicar con claridad aquellos elementos sobre los que pueden existir algunas diferencias entre las tres candidaturas. Y, sobre todo, tiene que transmitir lo que ha venido transmitiendo: “quiero ser la secretaria general de todo el partido socialista y sé que tengo un reto prioritario el día 22 que es la unidad del partido”.

P.- ¿Veremos un debate bronco?

R.- La campaña está rodeada de mucha tensión, no está siendo el proceso que la mayoría de los socialistas desearíamos. Yo espero que los tres sean capaces de hacer un debate muy respetuoso en la sede de Ferraz donde los tres esperan poder ser el secretario general.

P.- Usted ha recibido muchas críticas y, de hecho, fue una de las primeras laminadas por el sanchismo, ¿qué le diría usted a toda esa gente que está escuchando, por parte del equipo de Sánchez, que ustedes son unos socialistas descafeinados, entregados a las oligarquías del poder?

R.- En el PSOE no hay socialistas de derechas y socialistas de izquierdas, no hay socialistas buenos y socialistas malos. Uno de los errores más importantes que cometió, desde el punto de vista interno, Pedro Sánchez -siendo aún secretario general, antes de tener que dimitir en el Comité Federal-, fue hacer esa línea. Él mismo dijo que había socialistas que queríamos que Mariano Rajoy fuese presidente, gravísimo error, y socialistas auténticos, socialistas del ‘no’. Todos queríamos un buen resultado electoral para que Mariano Rajoy no gobernara. Mariano Rajoy está gobernando, no porque haya habido socialistas que queríamos que gobernara, sino porque el PSOE fracasó electoralmente: fracasó el 20 de diciembre y fracasó estrepitosamente el 26 de junio. Yo no digo que Pedro Sánchez perdiera, perdió el partido, pero las responsabilidades colectivas se adoptan por la persona que, en ese momento, ostenta la Secretaría General y la cabeza de cartel. Almunia dimitió por un mal resultado y no perdió Almunia, perdió el PSOE; Rubalcaba se va cuando hay un mal resultado en unas elecciones europeas que ni tan siquiera él encabeza, pero asume el resultado. Por tanto, yo creo que el análisis de ese mal resultado electoral, de cómo este PSOE encabezado por Pedro Sánchez obtuvo ese resultado en las urnas, no se ha querido valorar, no se ha querido examinar, porque no se han querido asumir en primera persona las responsabilidades, que son colectivas.

P.- La izquierda siempre es muy reivindicativa y, en la izquierda, históricamente, siempre han existido pulsiones. No obstante, yo he escuchado a algunos de sus compañeros que el PSOE está en su peor crisis desde Suresnes. ¿Comparte esta idea?

R.- Posiblemente, sí. Aunque uno siempre tiene la tentación de colocar el peor momento en el momento en el que vive. Es verdad que, cuando hablas con compañeros o lees la historia del PSOE, el partido ha vivido momentos duros, de tensión. Ahora bien, nunca en el Partido Socialista se había intentado acusar, colocar al lado de la derecha, descalificar, decir palabras tan gruesas que espero que no se vuelvan a escuchar nunca después del 22 (traidores, vendidos…etc). Y toda esa descalificación política y personal de compañeros se ha realizado por el mero hecho de no compartir determinados planteamientos, o creer que, para cerrar esta etapa, necesitamos una persona diferente y no volver al antiguo liderazgo, avanzar hacia otro. Todo esto es algo que puede ser o no compartido, pero en ningún caso puede servir para criminalizar a un compañero, para deslegitimarle.

P.- ¿Corre el riesgo el Partido Socialista de desangrarse o desaparecer?

R.- Debemos conjurarlo. Por eso, estas primarias son muy importantes. Y después, el día 22, tenemos que trabajar para recomponer nuestra organización. La que espero que sea la secretaria general el día 22, Susana Díaz, va a hacer un trabajo de cara hacia dentro. Va a intentar colocar de nuevo una argamasa que nos una como organización política. Un partido unido no es garantía de que ganes, pero sin un partido unido no tenemos nada que hacer. Sin un partido unido no podemos dirigirnos a la sociedad para ofrecerle un proyecto de cambio, compacto, y decirle a la sociedad “aquí hay unas personas en las que podéis confiar”.

P.- En su opinión, cuando se resuelvan las primarias, ¿el próximo secretario general tendría que incorporar a su proyecto a las direcciones de las otras candidaturas?

R.- El primer principio es el del respeto. Tendrá que abrir la mano para que todas aquellas personas que quieran aceptar el resultado democrático, que quieran empezar a trabajar, puedan incorporarse a los equipos. No tiene que preguntar “¿De dónde vienes?”, sino realmente “¿Qué es lo que quieres?”. Hay que empezar a incorporar a toda la gente que quiera, independientemente de donde haya estado, en los equipos de trabajo respetando las opciones que hayan tenido, pero, indudablemente, pidiendo colaboración. Se debe respetar a toda la estructura del partido, a todas las direcciones del partido, se deben respetar todos los procesos independientemente de la opción que haya habido, pensando en el futuro. Yo creo que Susana sí puede hacerlo. Cuando Susana Díaz ganó la secretaría general en Andalucía, el partido sufría una importante fractura. Y ella, cuando ganó, lo primero que hizo fue hablar con aquellos que no habían estado de acuerdo con su candidatura, aquellos que habían presentado una candidatura alternativa. En ese momento ella les dijo “esto ya acabó y ahora queda por delante un trabajo por hacer. Yo, si quieres, lo hago contigo. Juntos”. Y lo hizo.

P.- ¿Hay riesgo de que esta crisis se cierre en falso, de que vuelvan a abrirse las heridas más adelante y reaparezca el fantasma del sanchismo?

R.- Estas primarias van a cerrar una etapa y la van a cerrar en las urnas. El resultado que salga ahora va a ser absolutamente legítimo y democrático, donde todos los militantes van a hablar. Por tanto, se va a acabar una etapa y se va a abrir otra. Si somos capaces de trabajar inteligentemente en la búsqueda de la unidad de nuestra organización, de relacionarnos con la sociedad hablando de sus problemas y de nuestras propuestas -llevamos ya demasiado tiempo hablando de nosotros-, el partido tiene un camino de recuperación de confianza más corto de lo que a priori podríamos pensar. Lo cierto es que la gente está esperando al PSOE. Hay algo muy característico en este proceso de primarias: es un proceso interno, sí, pero toda la sociedad española, independientemente de a quién haya votado, está pendiente de qué sucede en el Partido Socialista. El PSOE ha sido un partido vital en la construcción de esta España democrática, en la construcción del Estado social y en la estabilidad político-institucional de nuestro país. A la gente, aunque no haya votado al PSOE, le importa qué pasa con nuestro partido y los votantes socialistas que creen en la socialdemocracia están deseando volver a votarle. Por lo tanto, si lo hacemos bien, tenemos un camino más corto. Todo lo que le pase al PSOE a partir del 22 de mayo no depende de nadie, depende de nosotros mismos. Este proceso duro, difícil, donde se han cometido errores, puede acabar muy bien y debe acabar muy bien. Pero si no lo hacemos así, podemos iniciar un camino muy difícil. Tenemos una enorme responsabilidad.

P.- Los avales han estado muy igualados, ¿considera la posibilidad de que gane Pedro Sánchez?

R.- Cuando se abren las urnas, la gente vota libremente. No estoy de acuerdo con los compañeros que hablan de que habrá más votos que avales en una candidatura porque la gente actúa coaccionada. No, hombre, no. Aquí ha quedado claro que no hay ninguna candidatura de la militancia, nadie puede hablar en nombre de una militancia a la que no representa en el cien por cien. La militancia son hombres y mujeres que libremente apoyarán un proyecto u otro. En los avales se ha visto claramente que hay una candidatura que tiene más apoyos, 6.000 más, que son militantes que merecen todo el respeto. Yo espero que, como siempre hay menos gente que avala y más que votan, esa diferencia que hemos obtenido la mantengamos en votos, e incluso aumentada. En todo caso, el resultado en las urnas debe ser sagrado para todos los compañeros. Este partido no soporta una sombra de duda más sobre un proceso abierto, libre y democrático. Todos tendremos que acatar el resultado.

P.- Si gana Pedro Sánchez, ¿con qué Sánchez nos vamos a encontrar? El ex secretario general ha sido, a lo largo de la campaña, muy contradictorio en planteamientos sobre temas fundamentales…  

R.- No lo sé, sinceramente. Después del 20 de diciembre, todo el Partido Socialista abrió la oportunidad de que Mariano Rajoy no fuese presidente, aunque él ganó las elecciones con 122 diputados. Hicimos un esfuerzo importante para entendernos con Podemos y Ciudadanos. Se firmó un acuerdo con Ciudadanos, que avaló todo el partido, y no hubo ningún problema. En ese momento, Pedro Sánchez hablaba de la transversalidad política, del mestizaje ideológico. Después del 26J, cuando la izquierda retrocedió en las urnas y la derecha de Mariano Rajoy avanzó, se nos dijo que las derechas con las derechas y las izquierdas con las izquierdas. Solo hacía unos meses que habíamos hablado de pactos amplios en una sociedad democrática, algo que muchos no entendimos porque era un mensaje muy guerracivilista. Incluso hubo partidos que le dijeron “quién es usted para decir si yo soy derechas o no”. A partir de ahí vimos que en algunos momentos, de forma clara, Pedro Sánchez planteó que, ante ese resultado, el Partido Socialista no podía bloquear la institucionalidad del país y pensó en la abstención. Y lo dijo. Algunos importantes portavoces de Pedro Sánchez, como el alcalde de Valladolid, dijeron públicamente que ante ese resultado el PSOE debía abstenerse. Y todo eso deviene finalmente en que de ninguna manera.

P.- ¿Usted cree que es un tema de ambición personal?

R.- No lo sé, no lo sé. Lo que está claro es que, políticamente, en un espacio de unos meses muy importantes, con dos elecciones de por medio -en los que el Partido Socialista tenía que tomar decisiones importantísimas-, quien estaba al frente y tenía que hacer propuestas al comité general viró en esa posición de pactos electorales muchísimo: de ser el primer secretario general que firma un pacto con el centro derecha, al “no es no”. En otro tema vital para España, el reto independentista…

P.- Bueno, ahí sí ha habido un enorme viraje…

R.- Pero el Partido Socialista no se ha movido. La mayor aportación la hizo la Ejecutiva del Alfredo Pérez Rubalcaba. Entonces ya nos sentamos con el partido e hicimos el documento de Granada, una posición común de todas las federaciones y de todos los territorios socialistas. Ahí establecimos, desde el reconocimiento de una España plural y diversa, el acatamiento claro de nuestro texto constitucional: desde el punto de vista de planta jurídica y política, España es una nación y eso solo se marca por la soberanía, eso es lo que dice el artículo 2. Sobre la planta territorial de España, decidimos todos los españoles. Ese es el elemento sustancial cuando hablamos de Estado, la soberanía. Claro que Cataluña es una nación cultural e identitaria con una historia propia al igual que otras comunidades autónomas, claro que reconocemos esa identidad. De hecho, así lo reconoce su Estatuto. Pero lo que hemos dicho es que nadie cuente con nosotros para reformar la Constitución española y que se reconozca el derecho de autodeterminación, que es que la soberanía de un territorio español recae sobre los ciudadanos de ese territorio.

P.- Ahora, Pedro Sánchez ha vuelto a la nación cultural…

R.- Sí, pero hacer ese recorrido tan largo para volver al documento de Granada y al artículo 2 de la Constitución, en un tema tan importante, no me parece una garantía de solvencia.

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