"DE ODIO Y DE RADICALIZACIÓN"

Seguridad Nacional ordena vigilar los «discursos de odio» en pleno ataque de Sánchez a Vox

Pedro Sánchez
Pedro Sánchez
Carlos Cuesta

El último informe del departamento de Seguridad Nacional desvela su vigilancia de lo que denomina como “discursos de odio” y “radicalización”. Se trata de un departamento dependiente de Presidencia del Gobierno. Y pone el acento en un momento en el que Pedro Sánchez, el PSOE o sus socios de Podemos no dejan de acusar a Vox de “ultras” y de divulgar un “discurso de odio”.

El último informe de Seguridad Nacional destaca entre sus objetivos el cumplimiento del “Plan Estratégico Nacional de Prevención y Lucha contra la Radicalización Violenta (PENCRAV)”. El organismo, dependiente de Presidencia del Gobierno articula la política del Estado en esta materia “a través de una estructura integral que permite prevenir y evitar que los procesos de radicalización culminen en extremismo violento o en terrorismo”.

Por ello, como destaca el departamento que vigila al más alto nivel político la seguridad estratégica de España, “se ha constituido y puesto en funcionamiento el Grupo Coordinador de Prevención (GCP) en el CITCO, bajo la coordinación de la Secretaría de Estado de Seguridad, como elemento básico de la coordinación del PENCRAV por parte de la seguridad pública”.

Seguridad Nacional explica en su documento el principal objetivo de esta estrategia, que no es otro que el control del terrorismo islamista: “Por parte del CNI se realiza un seguimiento de los movimientos islamistas radicales en territorio nacional e internacional y se desarrollan actividades que tratan de neutralizar los procesos de radicalización detectados con objeto de dificultar la consolidación de las tesis radicales en España”.

Definición utilizada con Vox

Pero en el apartado de “tendencias a cinco años” que se describe en la parte final del mismo documento, el informe realiza una enumeración más amplia de este mismo objetivo. Allí se señala que “por segundo año consecutivo, la percepción de la previsible evolución del contexto de Seguridad Nacional con un horizonte temporal de cinco años es de deterioro”.

Se añade que “los resultados de la encuesta [a la que se hace alusión en el informe] sitúan a cinco elementos en el rango de los riesgos y las amenazas que muestran un fuerte deterioro. Son la vulnerabilidad del ciberespacio; las campañas de desinformación; los efectos del cambio climático y de la degradación del medio natural; los flujos migratorios irregulares; y la vulnerabilidad energética”. Y en la explicación se vuelve a incluir el «riesgo y amenaza” de “la radicalización violenta”.

Seguridad Nacional, de hecho, aclara que “ninguno de los riesgos y las amenazas para la Seguridad Nacional se encuentra dentro del rango de elementos con tendencia a mejorar o a mejorar mucho”.

Los datos en el informe de Seguridad Nacional indican que en tres años “se han formado 80.000 adolescentes en talleres sobre discursos del odio y radicalismo en redes sociales, y se han formado más de 2.000 educadores y 2.000 profesionales”. Y se trata de afirmaciones mucho más centradas en lo que, en términos de seguridad, se circunscribe al ámbito terrorista y, en especial, del avance de las unidades terroristas islamitas.

Pero, el problema, es que esa misma definición ha sido utilizada de forma habitual por el Gobierno para aludir al comportamiento de un partido muy concreto y para acusar a Vox de un supuesto discurso de odio. El propio ministro de Interior ha hecho alusiones indirectas a Vox en ese capítulo. Y no se trata de la primera vez que se tipo de alusiones se acompañan de deseos de emprender acciones contra Vox para buscar su ilegalización. Es más, desde la formación del Gobierno de alianza entre el PP y Vox en Castilla y León, esas acusaciones por parte de miembros del PSOE se han intensificado.

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