Generalitat de Cataluña

Sánchez regaló a la Generalitat 3.900 millones del Estado mientras negociaba la amnistía con ERC y Junts

Usó el Ejecutivo en funciones para abonar las negociaciones del PSOE para garantizarse la investidura

Inyectó a Catalua 3.900 millones del FLA cuando ya preparaba la condonación de 15.000 millones de deuda catalana

Sánchez Generalitat
Pedro Sánchez y el presidente de la Generalitat, Pere Aragonés.
Roberto Pérez
  • Roberto Pérez
  • Periodista y licenciado en Ciencias Políticas. Especialista en sector público, economía política y presupuestaria, e instituciones político-administrativas. Trabajó para Agencia Efe y Cope, ejerció durante más de 20 años en ABC -etapa que incluyó el ejercicio temporal de la corresponsalía de Nueva York- y actualmente es subdirector de OKDIARIO.

Pedro Sánchez aprovechó el Gobierno que estaba en funciones para abonar desde él, con cargo al Estado, las negociaciones que había impulsado con el independentismo catalán para seguir instalado en La Moncloa. Esas conversaciones condujeron a su investidura en el Congreso el pasado 16 de noviembre, gracias a los pactos con ERC y Junts tras un proceso de negociación que se aceleró en septiembre, mes en el que Sánchez dio luz verde a la concesión extraordinaria a la Generalitat de 3.900 millones de euros a través del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA). Esa cantidad no será devuelta por Cataluña: mes y medio después, el PSOE cerraba sus pactos que incluían la amnistía y la condonación de 15.000 millones de la deuda que la Generalitat acumula con el Estado.

Según la documentación oficial recabada por OKDIARIO, esos 3.900 millones de euros –3.891,8 exactamente– fueron concedidos por el Gobierno de Sánchez a la Generalitat catalana el 11 de septiembre. Para entonces, estaban totalmente lanzados los contactos del PSOE con el independentismo, supervisados personalmente por Pedro Sánchez y por el prófugo ex presidente catalán Carles Puigdemont.

En aquel momento ya se tenían claros los puntos exigidos por los secesionistas. ERC y Junts pusieron, entre otras condiciones que se acabaron aceptando, la aprobación de una Ley de Amnistía que deje libres de toda culpa penal a los condenados y a quienes tienen causas judiciales pendientes por delitos cometidos en el procés independentista y la condonación de miles de millones de euros que la Generalitat debe al Estado por los continuos préstamos que Moncloa ha ido otorgando a la Administración catalana desde hace diez años.

Esa deuda acumulada ronda los 74.000 millones. El independentismo pidió a Sánchez la condonación total de la deuda de la Generalitat con el Estado. Finalmente, la negociación pactó que, de toda esa cifra, inicialmente la parte perdonada sean 15.000 millones.

Por tanto, cuando en septiembre Sánchez, gobernando en funciones, concedió otros 3.891,8 millones a la Generalitat, lo hizo a sabiendas de que ese dinero salido de las arcas de todos los españoles nunca regresarán al Estado. Ni esos ni, como mínimo, otros 11.100 millones de deuda acumulada por Cataluña con las arcas estatales.

Secuencia de la negociación

Esos casi 3.900 millones fueron otorgados cuando estaban totalmente lanzadas las negociaciones entre el PSOE, la Junts de Puigdemont y la ERC del actual presidente catalán Pere Aragonés. Eso sí, para entonces el Gobierno en funciones las mantenía rodeadas de un absoluto silencio oficial. Tardó semanas en admitir abiertamente que se estaba negociando la amnistía y que en las negociaciones se incluía la condonación de deuda pública catalana.

Tanto desde el Gobierno en funciones como desde el PSOE escatimaban al máximo cualquier aceptación abierta de que se estaba negociando. Y mucho menos del fondo de esas conversaciones.

El 11 de septiembre, el Gobierno en funciones regaló a la Generalitat esos 3.891,8 millones por la vía del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA). Exactamente 17 días después, el PSOE y el PSC lanzaban un comunicado en el que proclamaban «su voluntad de apostar por el diálogo como la única forma de garantizar el progreso y la convivencia en Cataluña».

«El camino es el de la convivencia y la cohesión –decía otro de los párrafos de aquel comunicado–, el entendimiento y el progreso económico y social de Cataluña y del resto de España». Y un mes después, el todavía Gobierno en funciones reconocía públicamente que iba a perdonar 15.000 millones de la deuda total acumulada por la Generalitat con el Estado. La noticia la dio el 2 de noviembre el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños. Dos semanas después, el 16 de noviembre, Pedro Sánchez fue investido de nuevo presidente del Gobierno con los votos del independentismo catalán.

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