Sánchez a su Ejecutiva: «Una derrota muy dura en Andalucía nos complicará la vida a todos»

elecciones Andalucía
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Joan Guirado

Pedro Sánchez es quién más se juega en las elecciones de Andalucía del 19 de junio. Sin ser candidato. Conscientes en el PSOE de que su candidato Juan Espadas no logrará la presidencia, el objetivo ahora es que la derrota sea lo menos traumática posible. Para que no tenga afectación sobre el Gobierno que lidera Sánchez. Este lunes, en la reunión de su Ejecutiva, el presidente trasladó a sus compañeros que «una derrota muy dura en Andalucía nos complicará la vida a todos». Hay miedo porque los sondeos «son muy malos», apuntan en Ferraz. Y se esperan peores.

Las mejores previsiones en Andalucía dan a Espadas un máximo de 33 escaños. Son los mismos que logró hace cuatro años la ex presidenta Susana Díaz. Sánchez la obligó a irse por ello mediante unas primarias. Ahora, según datos que maneja el Partido Socialista, el ex alcalde de Sevilla podría llegar a bajar de los 30 representantes el Parlamento de Andalucía. Y en algunos de los sondeos que se han conocido, incluso Vox podría superar la candidatura de Espadas, relegándole a una tercera posición. Tal como avanzó este lunes OKDIARIO, el presidente reconoció que «nos estamos hundiendo y no sabemos cómo remontar». En Ferraz lamentan que Espadas «tampoco deja margen» a que la central del partido haga cambios.

Lo que más preocupa al presidente del Gobierno y secretario general del PSOE es que los resultados electorales en Andalucía que se plasmen la noche del 19 de junio dibujen un nuevo mapa político que cale entre la ciudadanía. Una Andalucía tradicionalmente roja, teñida de azul popular y verde Vox, «sería la peor noticia», aseguran desde su entorno. «Sin Andalucía es casi imposible revalidar La Moncloa», recuerdan en Ferraz. Aunque en público la consigna es negar la mayor; es decir, rechazar el trasvase de votos del PSOE al PP, la realidad de los datos que manejan es bien distinta. De ahí la preocupación.

Ante este escenario de una derrota sin paliativos, la estrategia de los socialistas se centra en evidenciar la dependencia del PP a Vox. Obligar a Juanma Moreno a pactar con Macarena Olona para seguir gobernando Andalucía. Porque los socialistas tienen claro que «no vamos a investir a Moreno, que se queme con Vox o repita elecciones», apuntan en el PSOE. Insistir en el mensaje de que PP y Vox son lo mismo de cara a tener argumentos de peso para vincular a Alberto Núñez Feijóo con el partido de Santiago Abascal y lo que ellos llaman «la ultraderecha» para sacarle de la moderación. Una coalición entre las dos formaciones de derechas en Andalucía sería la primera imputable a su gestión, ya que cuando se acordó la de Castilla y León todavía no era el líder de los populares.

El jefe del Ejecutivo insistió una vez más a sus principales colaboradores que «nos activemos todos» porque «atravesamos un momento muy delicado». Una de las principales debilidades, ha admitido, es «el problema en la comunicación», que tiene. Ya que, según el PSOE, no es capaz de rentabilizar el Gobierno, donde Podemos le come la tostada. El problema está detectado y están buscando soluciones. La moderación de Feijóo, que ahora ocupa el espacio de centro con el que Sánchez logró llegar a La Moncloa en 2019, es el otro gran problema para los socialistas.

Sánchez quiere copiar la estrategia de Feijóo de «no caer en la provocación». Aunque el mensaje para mandar a la ciudadanía a modo de argumentario es claro y choca con eso: «Se parece a Casado diciendo no a todo». El líder del PP, tras la cordialidad inicial, está marcando distancias con el jefe del PSOE para no ser rehén de sus políticas radicales.

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